𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐

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Recorrí con el dedo la lista de invitados por segunda vez

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Recorrí con el dedo la lista de invitados por segunda vez. Debía de haber pasado algo por alto. A alguien.

-La he comprobado tres veces, señor -dijo mi asistente, Roy, desde el otro lado del escritorio-. Incluso he buscado entre los contactos de sus contactos.

Cuando salí de la ducha y volví a mi despacho, Jimin me había enviado ya la lista de invitados a la boda a la que iba a asistir Henry, y yo estaba decidido a encontrar la manera de colarme en ella. El padre del novio era muy conocido en la City, y era socio de uno de los bancos de inversión más antiguos de Londres. Conocía a aquel tipo de hombre: era de los que odiaba que los clubes londinenses se vieran obligados a dejar entrar a las mujeres y añoraba los días en que nadie iba a la oficina después de comer.

Debería estar agradecido: eran esos hombres los que dejaban carne en el hueso para que llegara yo y la engullera. El padre de la novia, por su parte, era un terrateniente, así que no hacía muchas cosas, salvo conducir un Land Rover con ropa de tweed.

Deseaba conocer a alguien que fuera a asistir... Entonces podría conseguir que se acercara a Henry en la boda y le hablara bien de mí, que le explicara que era un hombre que cumplía su palabra y que se podía confiar en mí; tal vez incluso podría llegar a mencionarle que tenía una propuesta de negocios para él. Aunque habría de tener cuidado con quién lo hiciera; por mucho que Taehyung y yo nos provocáramos mutuamente, si él asistía a esa boda, Henry pensaría que yo era el puto amo cuando Taehyung hubiera terminado de hablar de mí;cualquiera de nosotros seis haría lo mismo por los demás. Éramos hermanos en todo menos en el apellido. Pero ¿realmente podría confiar en alguien más? No estaba seguro de que fuera prudente hablar de algo tan importante con alguien que no perteneciera a nuestro círculo. Lo mejor sería que yo mismo asistiera a la boda como invitado. Entonces podría cautivar a Henry, y estaba seguro de que lo convencería de que firmara en la línea de puntos.

-¿Estás seguro de que no conozco a nadie? -Podía ser que no hubiera ido a los colegios apropiados o que no me hubiera movido en los círculos adecuados, pero hacía años que había alcanzado el éxito. Ganaba más dinero que la mayoría de los habitantes de Londres juntos, y trataba con abogados y gente de negocios cada hora del día todos los días. Sin embargo, no conocía a ni
una sola persona que estuviera invitada a esa boda de trescientos cincuenta asistentes.

-Tan seguro como se puede estar. He cruzado referencias entre sus contactos y su página de LinkedIn. Y he comprobado también la lista de felicitaciones de Navidad de los cinco últimos años para ver si se me había pasado alguien.

Tampoco era tan sorprendente. Podía ser que todos fuéramos británicos y viviéramos en la misma ciudad, pero yo seguía moviéndome en un planeta diferente al de esa gente.

-Supongo que no habrá ninguna mujer soltera en la lista. -Debía de haber alguien que fuera sin acompañante. Yo estaba soltero. Así qué podría hacerme el encontradizo con alguna de esas mujeres, seducir y ser su acompañante para bodas y bar mitzvás. No, ese era un mal plan. Tenía que estar seguro de que iba a asistir a esa boda, no iba a dejarlo en manos del azar. Quería algún tipo de garantía, contrato o algo así.

𝙋𝙧𝙚𝙩𝙚𝙣𝙙 𝙇𝙤𝙫𝙚 | ℓк αυ ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora