𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐𝟎

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Disfruten pecadoras 💋

Si le hubiera dicho a Lisa lo que había planeado hacerle esa noche, sin duda se habría quitado uno de sus altísimos tacones y me habría golpeado con él

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Si le hubiera dicho a Lisa lo que había planeado hacerle esa noche, sin duda se habría quitado uno de sus altísimos tacones y me habría golpeado con él. Lisa era muy sexy, daba lo mejor de sí misma, me hacía cambiar de opinión sobre muchas cosas, pero lo mejor de todo era que estar con ella resultaba fácil, cómodo, como estar en casa. Era como estar con una amiga, pero mejor, porque era preciosa, y yo quería desnudarla. Paciencia... Aunque había tenido que ejercitar mucha a lo largo de la velada, y se me estaba acabando rápidamente.

Desbloqueé la puerta de nuestra habitación de hotel y la mantuve abierta mientras ella pasaba.

- Me has prometido besos -me acusó- Pero es tarde y todavía sigo sin ellos.

- ¿Sin besos? -pregunté para asegurarme- Bueno, nadie quiere eso. - La hice girar para que se pusiera frente a mí, le encerré la cara entre las manos y apreté mis labios contra los suyos.

Noté sus dedos por los lados de mi camisa y contuve un escalofrío. ¿Cuándo un simple roce sobre mi ropa había tenido un efecto tan visceral en mí? Deseaba a esa mujer. A ella. No solo quería sexo con una chica guapa. Quería desnudar a Lisa, lamer y morder cada centímetro cuadrado de ella hasta conocerla mejor que a mí mismo. Quería devorarla. Suspiró bajo mi contacto y me agarró las muñecas.

- ¿Estás bien? -pregunté, retirándome. Sonrió, con los labios enrojecidos por el beso.

- Por supuesto.

- Sabes que va a ser más que un beso esta noche, ¿verdad?

- ¿Ah, sí? -preguntó ella- ¿Qué tienes planeado?

Rodeé su cintura con los brazos y la apreté contra mí.

- Algo que implica desnudez...

Se rio.

- Qué playboy...

El tipo tranquilo que solía ser, el que sabía cómo seducir a una mujer, había desaparecido. Nunca había entendido realmente el concepto de sentirme desarmado hasta conocer a Lisa Manoban. Me incliné y le besé el cuello.

- Solo intento ser yo mismo -respondí, tirando de los botones de la espalda de su vestido. La desnudé hasta dejarla en ropa interior y la guie de espaldas hasta la cama, donde la puse tumbada boca arriba. Debía controlarme, retomar el mando de la situación. Me incliné hacia ella, le di un beso en su suave vientre y contuve la respiración. Esa noche sería mía. Por fin. Deslicé los pulgares por el lateral de sus bragas, arrastrándolas mientras la empujaba de nuevo a la cama y me arrodillaba a sus pies.

Mi polla empezó a palpitar solo de pensar en su sabor. En cómo olía. Dios, ¿qué me pasaba? Me sentía como cuando era un adolescente husmeando en la sección de ropa interior de los catálogos de ropa de mi madre. Le di un beso en la unión del muslo con la cadera, y ella gimió. Genial. No era solo yo. Ella también estaba excitada, deseaba lo que le hacía. Me deseaba a mí. Subí hasta el perfecto hueso de su cadera, crucé al otro lado y bajé, disfrutando de aquella cálida y suave extensión de piel, necesitando tomarme mi tiempo pero ávido de ella a la vez.

𝙋𝙧𝙚𝙩𝙚𝙣𝙙 𝙇𝙤𝙫𝙚 | ℓк αυ ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora