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Esos seis chicos desconocidos no se separaron ni un segundo de ella, la acompañaron en el hospital y en la estación policial, la consolaron cuando necesitaba llorar y le tendieron una casa para quedarse hasta que fuera seguro ir a la suya. Si bien las circunstancias en la que se conocieron no fueron las más normales y no llevaban más de cinco horas hablando, no pudo evitar contarles todo lo que pasó a lo largo de esos años, la comprendieron al instante ¿Cómo pueden llegar a ser tan maduros para tener once años? Se preguntaba si ellos habrían pasado por algo parecido.

Donde estas¿ :,,( llege a casa y no estabas, estoi en el parque serca de ksa :(((

Hace un día no iba a casa, su uniforme había sido cambiado por las ropas de Kazutora, sin que su descuidada madre se diera cuenta, después de ir al hospital se quedaron en casa de este, aprovechando cada instante con su nueva amiga, debía admitirlo, esa noche rio y lloró como nunca, se sentía viva y protegida, justo como debió sentirse con su familia toda su vida, pero ahora era momento de enfrentar la realidad, Hiro esperaba por ella.

- ¿Tienes miedo? -preguntó Pah, el chico con puntos en el labio-

-Tiene solo nueve añitos -respondió cabizbaja mirando el mensaje en su teléfono- no podrá con esto

-Iremos contigo -dijo Mitsuya que caminaba un poco más adelante junto con Draken y un dormido Mikey- después de todo lo que nos contaste no pienses que te dejaremos a tu suerte -sus sonrisas acompañadas de esos ojos cansados eran muy reconfortantes-

- ¡Oye! ¡Nosotros la encontramos! -inesperadamente Hanemiya tomó su brazo sorprendiéndola-

- ¡Si! -al otro lado estaba Keisuke pasando su cabeza por la mejilla de la chica, como si marcara territorio-

Las acciones aleatorias de sus nuevos amigos eran como una luz en su actual penumbra, en menos de un día esos chicos se ganaron su cariño y respeto, pero realmente le llamaba la atención la historia de cada uno, siempre se preguntaba que hacían niños tan pequeños solos cerca del río a las once de la noche un día de semana.

El corazón de Mako comenzó a latir rápidamente al notar que aquel parque estaba doblando la esquina y que su casa estaba dos cuadras más adelante, no quería aceptar la realidad, SU realidad, no estaba lista para enfrentar a Hyakuzawa Korai, su padre, probablemente la mataría. Al llegar lo vio, el pequeño niño de cabello negro estaba sentado en un columpio mientras observaba sus zapatos, giró al sentir una presencia y corrió alegremente a los brazos de su hermana mayor quien solo se arrodilló a abrazarlo, no pudo contenerse, las lágrimas corrían desenfrenadamente haciendo que gritos salieran de ella, no había manera de tranquilizarse, el menor trataba de separarse del abrazo, asustado, pero la fuerza de la contraria no se lo permitía, le compartió su miedo y dolor, haciendo que inexplicablemente Hiro también soltara lágrimas mirando para todos lados en busca de alguna explicación.

-Soy amigo de tu hermana -dijo Kazutora tocando el cabello del tembloroso niño- tu madre desapareció

Confesó sin más, a veces es mejor no adornar las palabras. El pequeño se separó de su hermana para mirarla a los ojos, necesitaba saber si eso era verdad, como respuesta solo tuvo un tembloroso "Lo siento".

Ahí estaban los hermanos Hyakuzawa, llorando desconsoladamente en un parque, protegidos por seis niños que aún eran medianamente desconocidos. ¿Qué harían? Estaban solos ahora ¿Quién los protegería de las horribles acciones de padre? Con nueve y doce años debían enfrentarse a toda esa violencia que su madre, Inuoka, estuvo tapando y apaciguando, teniendo a la justicia en su contra no era mucho lo que podían hacer. Mako siendo la mayor, estaba decidida a proteger a su familia, a como dé lugar, así tuviera que morir por ello.

PERRITA DE TOMAN [ᵗᵒᵏʸᵒ ʳᵉᵛᵉⁿᵍᵉʳˢ] PAUSADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora