PERRITA DE TOMAN [ᵗᵒᵏʸᵒ ʳᵉᵛᵉⁿᵍᵉʳˢ] PAUSADA.

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Abrumada se dirigió a su casa, vio los zapatos de Korai en la entrada por lo que directamente fue al cuarto de su hermano que para su alivio dormía plácidamente, movió su hombro ligeramente para despertarlo, él no entendía nada, pero no tenía problema con que su acomplejada hermana quisiera dormir con él.

Sintiendo la respiración de Hiro trató de dormir, ni se sacó el uniforme, no tenía ganas de eso, no quería ir a su pieza y recordar lo que esa tarde había pasado, todos esos lindos sentimientos y miradas románticas, las caricias y besos que tanto tiempo se habían guardado, sentía que ya no importaban. Claramente algo no andaba bien.

-No me digas que estas bien, ya deja de mentir Mako -Himiko no paraba de hablar desde que la fue a buscar a su salón para irse a casa, la más alta no respondía solo miraba directamente al frente- tienes ojeras y en la mañana tus ojos estaban hinchados

- ¡Kana! -fue un lapsus, aquel llamado de atención en la puerta principal asustó a su acompañante, nunca le había levantado la voz- basta, estoy cansada

- ¿Son cosas de la pandilla? -la ojiverde solo asintió mientras seguía caminando- ¿Ese es un asunto de la pandilla?

Le preguntó turbada apuntando a un chico de cabello bicolor que alegremente saludaba del portón de entrada, tenía una chaqueta de pandillero, pero no pudo asimilar quien era, Kana quedó aún más confundida cuando vio a su amiga pálida, tiesa, su ceño estaba tan fruncido que se podía ver el palito de su piercing en la ceja, no podía ser nada bueno.

Hyakuzawa caminó dejando a Himiko atrás e ignorando la pregunta de quién era el misterioso joven que saludaba a su mejor amiga. El corazón de Kazutora latió al ciento veinte por ciento cuando vio a la morena acercarse, con su uniforme de preparatoria se veía hermosa según su punto de vista, no importaba cuanta ilusión le hiciera ir a buscarla, verla y tocarla, tenerla consigo, era consciente que con lo que estaba a punto de hacer se ganaría su odio.

- ¿Qué haces aquí? -preguntó la mayor mirándolo directamente a los ojos, ya sin nerviosismo-

-Te vine a buscar para que salgamos ¿Para qué más? -rio levemente tratando de calmar a la joven, pero falló, su ceño no se recogía ni medio centímetro-

-No me moveré hasta que me digas porqué no me dijiste que te uniste a Valhalla ¿Por qué te llevaste a Baji? -estaba firmemente plantada frente a él, alzando su mirada, extrañaba su presencia imponente al enfrentarse a alguien, pero no le gustaba que ese alguien fuera él-

- ¿Por qué querría hablar de pandillas la primera vez que veo a quien tanto extrañé? -respondió con naturalidad mientras que rodeaba a la chica por los hombros-

Y cayó otra vez, creyó que podría contenerse, ser fuerte y resistir la tentación de pegarse a él como una lapa, pero era imposible, Hanemiya Kazutora era alguien tan atrayente e interesante que le resultaba imposible no prestarle el máximo de atención, sobre todo después de lo que pasó el día anterior tanto en su casa como en la de Baji quien por cierto no respondía llamadas ni mensajes enviados por su "hermana".

En silencio caminaban por solitarias calles, hace un rato Tora había soltado sus hombros asegurándose de que la tenía por completo, sus manos rozaban a ratos y jugaban con sus dedos meñiques cosa que les hacía soltar pequeñas risitas, las miradas furtivas y suspiros alegres eran inevitables, por muy enemigos que fueran no podían borrar lo que sentían por el otro, aquel afecto que creció por dos años a pesar de la distancia y nula comunicación, si sobrevivió, fue por algo.

- ¿Para donde me llevas? -preguntó Mako con naturalidad al ver que el barrio por el que pasaban no era muy bueno-

-A un lugar especial -Hanemiya jugaba tocando las cortas uñas de la contraria, su mirada era estática y apenas se movía para caminar, sin duda algo cuestionable-