ˣˣˣⱽᴵᴵ

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Qué semana más agobiante estaba teniendo; todo comenzó el nueve cuando Hiro casi mata a Korai, diez fue abandonada por su amiga de la infancia y además recibió información más que clave para su vida, doce una reunión que cambiaría la estructura de los capitanes, día trece asistió a otra reunión para discutir lo mismo, ahora catorce ¿Qué más había que soportar? ¿A caso no podía tener una semana normal y tranquila como todas las chicas de su edad? Pero bueno, no podía pedir mucho al pertenecer a una pandilla, al menos estaba aliviada de que no hubiera peleas internas, ni secretos sin sentido. Fue un viernes agotador, solo quería dormir toda la tarde, le dolía el cuerpo por el club y las clases de muay thai, aparte el hecho de tener que vagar sola por la escuela no le terminaba de gustar, al menos ya estaba en casa recién salida de vacaciones.

-Llegué -dijo al aire como de costumbre-

Tiró su bolso al piso junto con sus zapatos, ni pantuflas se puso, estaba dispuesta a ir a su habitación y ser una con la cama, al no escuchar alguna respuesta por parte de Hiro supuso que estaría en otra parte, algo normal claramente, pero todo cambió al abrir el shoji que separaba la sala de estar de la sala de chimenea.

Todos sus músculos se tensaron y actuó netamente por instinto, ese monstruo tenía a su hermanito amarrado a una silla, no había tiempo para pedir explicaciones, tampoco las quería, atacó directamente a las piernas de Taiju derribándolo, sin soltar su pie dio una pata lateral aprovechando de tener al mayor en el piso así impactando con su cuello dejándolo aturdido unos segundos, se apresuró a desatar a Hiro, pero no alcanzó a llegar a él ya que las grandes manos del peliazul tomaron sus tobillos dejándola en el piso, bajo él, recibiendo puñetazos, sentía que poco a poco se apagaba, pero eso no le impidió dar un fuerte rodillazo en los genitales de este.

Tambaleante se levantó una vez más, con la vista borrosa logró divisar a dos personas más, no los reconocía, pero vestían el uniforme de la pandilla Black Dragons y se notaban muy divertidos con el numerito que tenían, entre mantenerlos vigilados y no caer pudo apenas quitar la cinta que el niño tenía en la boca, cosa que le impedía gritar, Taiju que se levantó casi de inmediato le dio vuelta tomándola del hombro y le propinó un último golpe que la dejó inconsciente.

-Tu hermana sí que tiene agallas -rio este mirando al pequeño que estaba perturbado observando a su hermana mayor ensangrentada y atada en una silla frente a él- ¡Despierta! -le dio una cachetada directo en su pómulo- ¿Fue un buen sueño? Perrita de Toman -le hacía gracia mirar los ojos temerosos de la castaña, le gustaba como penetraban en los suyos-

- ¿Qué haces aquí? -su voz era temblorosa y agitada, su corazón iba a mil por hora gracias a la adrenalina y ese despertar tan violento- tenemos una tregua, vas a ocasionar una guerra con esto

-Tú atacaste primero ¿O no? -se agachó a su altura, se divertía viéndola alterada- aparte, esa tregua no aplica para ti, tú y yo tenemos otros asuntos, pregúntale a ese niño lo que quieres saber -tomándola por la coronilla la obligó a mirar a su hermano que se deshacía en llanto- quien diría que un pendejo sabría más que una capitana de Toman -Mako tardó en reaccionar ¿A qué se refería? Miró una última vez a Taiju quien le sonrió guiñándole un ojo-

- ¿Lo sabias? -preguntó en un susurro, no lo quería creer- ¿Tu sabías que... ellos nos vigilan?

-Hace meses... -apenas se entendía lo que decía, no se atrevía a mirarla, estaba aterrado y avergonzado-

- ¿Que? -el calor subía por sus mejillas, estaba comenzando a sudar, pero esta vez no de nervios, estaba furiosa-

-Mako... no quería decirte, quería hacerlo solo

- ¡¿Pero cómo mierda se te ocurre algo así?!

-Le... -trataba de calmarse, estaba seguro de que si se lo explicaba bien todo ese lío se resolvería al instante- le dije al subcapitan de la quinta división, como ellos se encargan de...

PERRITA DE TOMAN [ᵗᵒᵏʸᵒ ʳᵉᵛᵉⁿᵍᵉʳˢ] PAUSADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora