ˣᴵⱽ

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-Por octava vez ¡No! Ya tendrás tu turno -repetía cansada por las insistencias de su amigo-

-Yo también quería ser parte... -no podía ver evidentemente, pero por su tono de voz sabía qué hacía un puchero-

-Lo raptarás de todas maneras Mikey, lo compartiré contigo -dijo suavizando su voz para que Manjiro dejara de insistirle-

-Más te vale -sin más, cortó la llamada llevándose consigo lo único que mantenía lejos del mundo real a Mako-

El tiempo pasaba increíblemente lento, hace casi media hora estaba en la entrada del recinto y aún faltaba media hora para la liberación de su amigo, trataba de estar cien por ciento mentalizada para lo que se venía, no sabía en qué condiciones estaría Baji, más grande o más delgado, igual y con barba y tatuajes, no lo sabía, esperaba cualquier cosa, solo no quería que su forma de ser se viera afectada, aunque su impulsividad era peligrosa, era lo que más le gustaba de él.

- ¡Señora!

Aquel profundo grito detuvo el universo, ese imbécil.

Baji Keisuke caminaba lentamente con sus pertenencias en mano, sonreía mostrando sus grandes colmillos y su cabello ondeaba con el viento, su mirada era de superioridad como siempre, pero esta vez mezclada un poco con anhelo, sus ojos estaban a punto de soltar las pequeñas gotitas que se juntaban en los lagrimales, realmente había extrañado a su mejor amiga.

- ¿Estas más vieja?

- ¿Eres un vagabundo?

El abrazo añorado por ambos por fin se llevó a cabo después de ocho largos meses, muchas emociones y sentimientos giraban en torno a los jóvenes que lloraban alegres por volver a verse, dos mejores amigos que sufrieron por la ausencia del otro por tanto tiempo que lo único que podían hacer ahora era entregar todas sus fuerzas por contacto físico, un abrazo interminable que demostraba la gran fuerza física que Keisuke había ganado en el reformatorio, eso asombró a la mayor, ya no era un niño. Nunca perdieron el contacto por lo que no había noticias que contar o al menos así era por parte de Mako, Baji tenía mucho que decir con respecto al olvidado Kazutora quien se negaba rotundamente a dejar ir el pasado, pero era algo que no podía decirle a su amiga, estaban demasiado felices como para cagarla con ese tipo de cosas.

No se despegaron un solo día de los que el menor tuvo que cumplir arresto domiciliario, se aseguró de que se quedara en casa para por fin al finalizar la semana ir a la reunión de Toman, Baji estaba conmocionado al ver a su pandilla mucho más numerosa, no contuvo las lágrimas, no quiso, cada día y cada mes sus pensamientos eran dirigidos a sus amigos que de manera admirable llevaron su grupo hacia la grandeza. La felicidad se sentía en el aire y a la vez nostalgia, todos se veían más grandes de lo que él recordaba y a todos les asombró el drástico cambio físico que Kei había tenido en aquel lugar.

Volvían a estar todos otra vez.

- ¿Qué crees que conseguirás vistiéndote así? -rio Mako observando como su amigo se arreglaba para el primer día de escuela, él le pidió que lo acompañara y a la vez echara un vistazo a su magnífico estilo nuevo-

-Más inteligencia ¿Qué más? -respondió de manera obvia sin dejar de peinar su cabello en un copete lleno de gel fijador- Mikey dijo que los lentes me ayudarían

- ¡Keisuke! ¡Se te hace tar... -la madre se interrumpió a sí misma cuando entró al baño y vio a su hijo más concentrado que nunca ajustando su corbata, le dio un vistazo a la mayor en busca de alguna respuesta del por qué ese comportamiento, pero Mako solo alzó los hombros restándole importancia-

PERRITA DE TOMAN [ᵗᵒᵏʸᵒ ʳᵉᵛᵉⁿᵍᵉʳˢ] PAUSADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora