¿Cómo era vivir con Catra?
Como vivir sola.
Como vivir con un tigre.
Había que sacrificarlo todo, el trabajo, el descanso, el dinero. Había que cancelar planes, posponer salidas; había que comprar alcohol lo antes posible, o, todo lo contrario, tirarlo por el fregadero. Había que dividir el dinero o gastarlo espléndidamente, dependiendo el día. Los sacrificios eran siempre necesarios, y el horario de dormir entraba en la cuenta; dormir era prerrogativa de todas, y había tanto días de empalme como madrugones. El hábito era la mascota infernal de esa casa, el hábito, el hábito, el hábito; el café de la mañana, la lectura y los libros, poesía mala recitada a Emily porque Entrapta había salido temprano a trabajar; el silencio hasta el crepúsculo de la noche. ¿Se le podía tentar con un paseo matutino? A Catra no, solo ella, y sí, siempre podía tentarse con un paseo matutino. ¿Podía dejar de hablar para que se concentrara en la nada? Sí, como una adicción en la que la adicta anhelaba cualquier cosa salvo lo anhelado, ese silencio significaba trabajo echado a perder y sufrimiento, sufrimiento, sufrimiento.
Mantener el hábito, alimentar el hábito, servirle café al hábito, leer poesía al hábito; guardar silencio; sonreír cuando Catra refunfuñaba, enojada por tener que ir al baño y ser humana. No tomarse nada personalmente. ¿Dejabas a veces encima de una mesa un libro de arte para que se inspirara en algo siquiera? ¿Ponías música, en otras ocasiones, creyendo que podrías ayudarla a desbloquear su duda y miedo? ¿Amabas la lluvia y su danza cotidiana? Sí, cuando al fin llovía.
¿De dónde viene el tigre? ¿A dónde va?
Era como dejar que otra persona viva en la casa y se instale para vivir con las tres; una persona a la que ni siquiera conocías pero que sabías que ella la quería más que a ti.
Madrugones a diario, siestas en la tarde, una que otra vez salir para hacer las compras, esperar la llegada nocturna de Entrapta, porque ella se divertía, tenía amigos y se divertía con ellos. Salir a trabajar como repuesto de algún guardia que fue, o bien, arrestado o sufrió lesiones; regresar justo a tiempo para ayudar a Catra, luego volver a salir para trabajar y limpiar las mesas de la noche anterior.
Robar una botella de licor de ese bar, llegar a la casa y subir a tu habitación para beber un poco. Odiar el alcohol porque no hace efecto en ti por ser muy grande y pesada. Contar tu dinero hasta que escuchas tu nombre a gritos.
Bajar, suspirar y prepararte para lo peor.
Algo ocurría en ese patio del otro lado del ventanal, siempre ocurría algo, pese a todo; algo hermoso ocurría. Era el único lugar del mundo en donde todo mejoraba y entendías porque el tigre que vive en esa casa y gobierna en esa habitación se queda sentado viendo el ventanal.
¿Y si todo mejoraba, por qué? ¿Acaso te aburriste? ¿El dolor es así de aterrador? El dolor no, la duda.
Duda, una vida con dudas. Dudas en las mañanas, cuando la cafetera fallaba y no estaba Entrapta para arreglarlo. Dudas en el ruido sordo que provenía de abajo, golpes secos que paraban luego de un rato. Dudas cuando tu nombre era gritado, cuando al bajar no eras vista a los ojos. Dudas en el trabajo horrible aún cuando tu vida estaba arreglada por ella, con todo pagado a cambio de sufrir a su lado, entregando más que tu vida, más de lo que debías dar. Dudas a la hora del almuerzo, sola con el silencio cortado por tu masticar y los cubiertos chocando con la vajilla. Dudas partidas. Dudas disipadas como niebla a las diez o seis de la tarde con la llegada de tu otra amiga a la que no ves desde ayer por la mañana. Dudas cuando escuchas la puerta abrirse -el paso inquieto, sin saludar- y la genio de casa ni hablaba contigo
La vida con dudas no es vida en sí, solo un camino de rutinas hasta que, finalmente, perecer como un ser mortal es la salida fácil.
¿Qué hizo que ocurriera? ¿Qué hizo que no ocurriera?
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Soy Feliz Contigo [AU Catradora]
RomantizmCatra no encontraba un sentido para seguir despertando todos los días. Quién diría que encontraría ese sentido en la persona más molesta que haya visto. Una silla de ruedas, un café y una rubia torpe fueron los elementos para que esa historia comien...