Especial: Ilusión, recuerdos y realidad.

679 100 9
                                    

Frío. Su corazón solo podía sentirse frío y sin latidos, como si estuviera muerta en vida en aquella sala de hospital.

El insípido sentimiento de culpa, vergüenza... odio un peso en sus hombros, del cual nunca podría deshacerse; todo eso en una dulce noche de vísperas de navidad.

Lo único que podía hacer era llorar en esa silla fría de esa sala blanca, con otras personas a su alrededor, algunas aliviadas y otros iguales de mortificadas que ella, por distintas personas y en distintos casos, pero Scorpia no podía sentir una absoluta compasión, por primera vez, estaba pensando en ser egoísta y no querer escuchar los problemas de los otros, concentrándose en ese sentimiento de culpa filtrado en todo su cuerpo, volviéndolo pesado, sin ganas de sonreír, no solo por el pesar que están sufriendo, sino también porque no tenía a nadie con quien contar; Entrapta se fue hace más de una hora, dejándola completamente sola en esa sala.

¿A dónde fueron esas navidades felices? ¿Dónde estaba el recuerdo de una navidad junto a sus amigas? Quería recordar la última navidad, mas su memoria le traicionó, llevándola solamente a esa navidad, cinco horas antes de que Catra cayera al vacío; cinco horas antes de escuchar a Entrapta gritar aterrorizada, escuchando el gris en su voz mientras ella se quedaba congelada, recibiendo una pequeña lágrima de parte de su amiga para reaccionar, pues nunca la había visto preocupada por nadie que no sean sus robots; y hubiera dicho que ese era un buen logro en su reconstrucción sobre la sociedad, la hubiera felicitado por mostrar algo de empatía hacia Catra de no ser por la situación en la que estaban.

Sabía que esa noche no tomarían una taza de leche con malvaviscos a la luz de la chimenea, con el olor navideño en el ambiente y algo de nieve fuera de la casa de Catra; pero aun así quiso imaginar que ese día era una navidad como todas las anteriores: comida, risas y amor fraternal totalmente platónico.

La culpa aparecía con fuertes arrebatos en su corazón, que no era tan firme como para soportarlos, pero aún no estaba en completa derrota en contra de ese sentimiento destructor, y seguía con su tortura emocional impartida por su conciencia. El remordimiento y la tristeza era la peor mezcla para ella, llorando sola en un lugar lleno, ya que esas personas también tienen una pésima navidad, así que eso aliviaba un poco su noche de pena.

Desde el fondo de su historia personal, Scorpia era alguien realmente amable y débil sentimentalmente hablando, en donde, con aún veinte años, no puede superar algún video triste, de los que se ríe Catra y Entrapta lo utiliza como un experimento social. Pero ella era así, alguien sentimental, lamentablemente eso no ayudaba cuando surgía una emergencia que involucre a sus amigos, porque antes de recibir la noticia se pondría a llorar con desconsuelo, en los brazos de su madre o de sus amigas; pero ahora no tenía a nadie, y jura que está por gritar el nombre de Entrapta para que apareciera a su lado como si fuera un espectro para invocar.

Justo cuando estaba por darse por vencida y buscar a su amiga, ella apareció frente a su triste ser miserable, con un vaso de poliestireno del cual salía algo de vapor sobre el líquido caliente. "Te traje leche chocolatada..." Habló aún sosteniendo el vaso frente a su amiga, que no reaccionaba, y agregó: "La máquina no tenía malvaviscos, así que salí a comprar unos para que te alivien. Según estudios, cuando alguien está triste, regalarle algo es bueno-" Pero Entrapta no pudo continuar, porque Scorpia la abrazó con cariño, pero sobre todo, buscando algo de consuelo, el cual recibió en una forma de abrazo algo torpe, y eso era suficiente. "Sé que este chocolate no es igual al que preparas, según tú con amor, aunque eso no tiene sentido; sin embargo puede servir. ¿Lo probarás?" Asintió con desesperación, dejando en paz a su amiga y tomando el vaso que estaba tibio, "Te aconsejo que soples, está muy caliente" y, con esa afirmación, Scorpia pudo suponer -con toda certeza- que Entrapta había querido probar la leche, y si no fuera por su culpa consciente, se habría reído.

Soy Feliz Contigo [AU Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora