V. αʏωѵια: Un tipo distinto de dolor.

815 128 40
                                    

⏤͟͟͞͞★ A veces la torpeza crea un camino el cual te guía, entre zancada y zancada, a tu meta en la vida.ꗄ➺

𖤍

Había un millón de cosas mal cuando Adora se despertó ese día. El golpeteo de la puerta de su cuarto abrumaba su ya cansada existencia y la obligaba a levantarse de su cómoda cama para poder abrir al imbécil que estuviera tan desesperado. Se levantó sin ganas hasta la puerta de su cuarto, suponiendo que se encontraría con Bow, ya que Glimmer nunca toca la puerta (parece que se teletransporta, es muy sigilosa y Adora respeta eso, pero también le teme); su arremolinado cerebro apenas si tomaba conciencia con cada paso, parecía un maldito cadáver y su amigo lo confirmó cuando abrió la puerta de una manera tan aterradora que parecía una asesina serial ocultando su escena del crimen.

Bow tenía un plato con galletas de gatitos, típico desayuno rápido para Adora que -de seguro- ya estaba atrasada para ir a su nuevo trabajo fuera de una oficina, en la comodidad de una persona seguramente rica y con una mansión por casa; a Adora se le hacía algo graciosos pensar en eso mientras tomaba el plato, regalando unos buenos días a su asustado amigo que solo saludo con la mano y se fue lejos de su precaria y tétrica existencia. Adora sabía que Bow odiaba verla en un estado tan demacrado, y también sabía que él horneaba las mejores galletas, pero ahora no estaba de humor para comer después de haber sido despedida por no entregar un maldito reporte que no importaba -ella sabía que no importaba, solo era una excusa para deshacerse de ella sin tener que darle un bono por desquite de su jefe-.

Bostezó estirando sus brazos, casi olvidando que sus galletas estaban en sus manos, sobre un plato plano de cerámica que si lo rompía tendría que pagarle a Glimmer de por vida; desgraciadamente terminó soltando el plato que cayó contra el piso de madera, y se rompió en mil pedazos, unos más grandes, otros más pequeños que se mezclaban con los restos de su desayuno. Adora bufó ya acostumbrada a su mala suerte (no era mala suerte, solo era torpe, pero no lo aceptaría); fue a la cocina para traer la escoba y el basurero, y limpiar su mierda (así decía Glimmer) para no ser regañada por sus ausentes amigos que sí lograron conservar sus empleos en la estúpida empresa capitalista y explotadora.

Limpió el desastre, viendo con antojo y desgracia las galletas deformes de gatitos en el suelo, con cerámica y polvo encima; iniciaba mal el día desde su desayuno, y ya no tenía tiempo para preparar otro decente, apenas si tenía 15 minutos para bañarse y arreglar su aspecto a uno más decente, aunque Entrapta dijera que no era la gran cosa cuidar de su amiga, Adora odiaba no verse bien para cualquier cosa, su peinado altamente original y complicado era la prueba fidedigna de que se preocupaba por su imagen cuando de trabajo se trataba; no importaba si era sobre cuidar perros o cuidar inválidos (Entrapta lo dijo, ella solo lo cita) Adora nunca se verá como el desastre que es.

Necesitaba un baño, no solo por los días de dolor y sufrimiento que la obligaron a quedarse en cama desde su despido, sino también porque sentía que con un relajante y caliente baño podría quitarse el hambre y tal vez un poco de su tristeza y relajo.

Quería creer tantas cosas que ahora prácticamente vivía en un mundo de mentiras, hasta incluso se llegó a cuestionar la existencia de sus amigos, suponiendo que ya se volvió loca de la soledad y el estrés que los creó como amigos imaginarios, pero al recibir un golpe de parte de Glimmer se daba cuenta de que no estaba loca, o por lo menos no del todo, y que adoraba a sus mejores amigos que se mantenían a su lado hasta en los peores momentos, aunque se lo deben, Adora siempre estuvo para ellos desde que entró a trabajar en la gran capital de Luna Brillante, en una maldita empresa de la familia Weaver, donde el maldito maltrato jefe-empleado nunca termina porque firmaste un contrato con letra pequeña que decía claramente:

Soy Feliz Contigo [AU Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora