Soy Feliz Contigo [AU Catradora]

II. ευτυχία: Tal vez...

Ha sido suficiente.

Cuando la noche llegó y Adora se fue, Catra jamás se había sentido tan sola.

Sin nadie en casa, todo a media oscuridad de no ser por aquella lámpara que Adora la obligó a prender, esa misma que Scorpia le regaló justo semanas después de que se mudara ahí.

ー Es un bonito adorno, le dará un toque especial, y mira ¡las luces son en forma de estrellas! ーEn ese instante Catra había gruñido como un animal salvaje adolorido. Ella retrocedió, con miedo que se representaba en sus ojos llorosos, pero parecía no importarle porque igual sonrió, como siempre solía hacerー... Lo siento, me iré. ーNo se sintió mal en ese momento, al escucharla tan triste y arrepentida de algo que no debería estarlo. Catra ni siquiera pensaba, estaba enojada, siempre lo estaba, todo el tiempo.

Ahora se arrepiente.

La aceptación del dolor es siempre un hecho. Catra no cambió, solo aceptó que esta era su vida y que joder a los demás no la ayuda en nada, sino que la hace sentir peor, no de forma física, sino de forma emocional.

Es una mala persona.

Soy una mala persona.

No piensa en cómo sus actos atacaron a los demás, no hasta que intentó ser amable, luego de años, con una persona a la que no quiere en su vida. Es molesta, a veces parece alegre, otras veces tiene ese sentimiento de frialdad porque Catra le da eso, se lo merece, siempre busca esa reacción en las personas y Adora no se esfuerza en mostrar pena, porque, a pesar de no ser tan observadora, parece ser la única persona que se da cuenta que si le da eso a Catra ella la torturará.

No quiere lástima, quiere que alguien esté aquí, con ella. Aunque sea en este vacío extraño que siente, y que la ha estado carcomiendo.

Hordak vuelve a aparecer.

Catra no se deja intimidar, no debería hacerlo.

Su espalda baja empieza a doler.

ー ¿Dónde... ーY busca en su habitación, mirando tan rápido todo que le marea. El ventanal se desdibuja y se siente desorientada.

Necesita medicinas.

Necesita sus medicinas.

Quiere mover la silla, trata de hacerlo con sus brazos tan débiles por la falta de ejercicio, cansados y que solo parecen trozos de carne delgados que cuelgan de su cuerpo, casi como sus piernas, solo que las mueve, de forma lenta y pausada.

Su garganta comienza a secarse.

No ha gritado, no ha gruñido, ni siquiera levantó la voz. ¿Por qué se siente tan ansiosa?

Aún no es su hora de medicarse. Faltan más de siete horas para eso, es un tiempo considerable para el cual las medicinas deben de seguir surtiendo efecto.

¡Puede morir, mierda!, ¿por qué nadie está aquí?

Porque a nadie le importas.

El reflejo de Weaver aparece.

¿Por qué la siguen persiguiendo? ¡Todo había pasado desde que Adora la acompañaba! ¡Todo estaba bien, todo estaba bien!

ー ¡¿Por qué carajos estás aquí?! ーEstá llorando mientras grita, de forma tan patética que se burla, mirándola con esos ojos vacíos, escarbando en ella, siempre escrutando para encontrarle un solo error. Nada era bueno para ella, y aún sigue siendo así en su cabezaー. No eres real, no eres real, no eres real ーSus uñas viajan a su cabello, hincándose en su cabeza, rasgando y arrancando su pelo mientras se repite a sí misma esas tres palabras tantas veces que parece un mantra.