V. misσ: Ovejas nocturnas sin felicidad

511 87 27
                                    

Vivir apesta, pero ahora ya no apesta tanto.

------------------------

AJR - Way Less Sad











Era temprano, bastante temprano, y Adora estaba en la puerta de la casa de Entrapta.

"¿Adora?" Su amiga había abierto la puerta, frotándose con el dorso de su mano el párpado del ojo, seguro estaba intentando despertar por completo de su letargo. "Son las seis de la mañana con veintitrés minuto. ¿Qué haces aquí?"

Ella no sabía; incluso se levanto a correr a las cinco de la mañana para volver a su departamento compartido y recoger las cosas necesarias para iniciar su trabajo. Y lo pensó y sobre analizó mucho mientras iba camino a casa de Entrapta. Hasta, incluso, pasó por la cafetería Taymor para comprarse un café cargado y un vaso de leche con chocolate caliente, que ahora estaba tibio por el frío mañanero que en ese momento golpeó la nuca descubierta de Adora, y un escalofrío recorrió por toda su espalda. Entrapta nota ese movimiento repentino en los brazos de Adora y entiende que el día no es el más acogedor. "Entra, no querrás contraer un resfriado común molesto" y con eso dicho abre por completo la puerta y entra ella sola a su hogar, mientras Adora la sigue a una distancia prudente. "Catra está despierta. Scorpia salió hoy muy temprano... ella la ayuda con vestirse y cosas así." Un silencio incómodo se apoderó de ambas, paradas en el pasillo frente a la puerta del sótano. Adora no sabía que decir, y como seguir con la conversación. Por su experiencia, Entrapta no hablaba de una forma tan apagada y casi triste; aunque eso puede ser por que es muy temprano para ella o algo por el estilo. Como sea, a Adora no le concierne, así que no pregunta o indaga más. Asiente y camina a la puerta, estando un poco más cerca, lo justo para girar la perilla y entrar, pero Entrapta la detiene. "No... no creo que esté del mejor humor."

"¿No qué nunca lo está?"

"Me refiero a que ahora se encuentra muy molesta," dijo, alargando la 'u' y demostrando que no sería muy inteligente de parte de Adora abrir esa puerta y molestar a Catra con la primera idiotez que se le ocurra. Así que, por su bien emocional, y por querer conservar aquella imagen de buena primera impresión que tuvo de ella, Adora retrocede, y Entrapta la guía hasta la cocina, le ofrece asiento en la mesa del comedor y ella camina hasta el refrigerador, de donde saca dos pasteles que Adora reconoce a la perfección. "¿Te gusta algo de dulce por la mañana?" Asiente, dejando el vaso de leche con chocolate en la mesa, y el café lo sigue sosteniendo para tomar las últimas gotas que le quedan, y lo tira al basurero que está a un lado, en la pared aledaña, como si fuera una pelota de basquetbol la encesta haciéndola volar y girar en el aire, derramando un poco de su contenido que mancha el suelo limpio de ese lugar, antes de entrar - con rebote- en el cesto de basura.

"Uy, lo siento" Se disculpa con vergüenza, y a Entrapta no parece importarle mucho.

"Nah, déjalo, además el piso ya estaba muy sucio" Adora entendió que ella tenía un concepto de suciedad muy de izquierda para ser de su agrado, tan diferente en las divisas. "Y me das la oportunidad de presentarte a Emilly 2.0" Saca un control de quién sabe dónde -quizá siempre lo tuvo consigo y Adora no se dio cuenta- y un pequeño robot aparece por la entrada de la cocina. Se asemeja a esas máquinas que limpian el suelo; lo vio en un telecomercial cuando se quedaba tan aburrida en su departamento, pero a la vez tan perezosa que no tenía de otra que ver esos comerciales.

El robot pasó por sobre las manchitas color café, y Adora dudó que pudiera limpiar líquidos, vio que solo aspiraban en polvo pero nada más. Aunque se llevó una gran sorpresa al ver que el suelo estaba, por mucho, limpio, brillante y algo súbitamente despotricante. "¿Cómo?" ni siquiera supo qué decir con exactitud, aunque Entrapta pareció leer su mente cuando respondió a su pregunta inconclusa.

Soy Feliz Contigo [AU Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora