Catra vio salir a Adora de su habitación, y en ese momento, donde la rubia cruzaba el marco de la puerta, una ligera sensación de pesadez apareció en todo su cuerpo. Se sentía cansada, no, era algo profundo e inconsciente, un sentimiento representado por su maestra como "debilidad"... y vaya, estaba jodida, porque sintió que en cualquier momento Weaver podría aparecer en su cabeza, gritando lo inútil e insignificante que podía ser algunas veces, burlándose a sus espaldas, sabiendo que la está escuchando. Riendo de su sentimentalismo oculto e incomprendido; desfilando entre sus ojos, lágrimas se agruparon, y no quiso parpadear durante un buen rato porque sabía que si lo hacía todas esas lágrimas resbalaron sin control, rodando por sus mejillas hasta terminar en su barbilla o en el piso de madera bajo sus pies inmóviles.
Pero Shadow Weaver no apareció, en su lugar, la profunda y rasposa voz de Hordak la atormentó, mientras ella intentaba -en vano- contener todo ese pesar incrustado en su pecho, corazón y mente.
Los rayos de luz que cruzaban por el ventanal eran intensos, ardientes, calentando el cuerpo de Catra y enloqueciéndola porque no quería sentir nada en su piel.
"¿Pero miren quien se está quebrando?" Oh no, el recuerdo de cuando era niña la picaba en su subconsciente...
Esa desalmada sensación que recorría su cuerpo cuando solo era una pequeña volvió junto con esa frase a medias, porque se forzó a no querer repetirla otra vez, devolviéndole a esos años grises donde no tenía el valor de confrontar a sus tutores.
Pero la mente es frágil, y la de Catra lo es aún más.
"¿Pero miren quién se está quebrando? La pequeña y emocional basura" El rostro frívolo de Hordak apareció cuando Catra parpadeó por medio segundo, y jadeó del susto al recordarlo tan vívidamente; y es que, nunca podría olvidar esos dos rostros que la atormentaban día y noche, en sus pesadillas y en su realidad consciente; viéndolos donde no están, porque ambos murieron, pero aun así se quedan en su corazón, en su mente, y en lo más profundo de sus recuerdos y memorias agrias. "¿Qué? ¿Shadow te doblegó?" Sí, sí lo hizo, con una parálisis casi mágica y aterradora logró que Catra llorara por el miedo, ¡Maldición, solo tenía siete años! "¿Sientes temor?" Aún recuerda cuando asintió con los ojos completamente cerrados, pero imaginando el rostro de Hordak totalmente serio, sin una pizca de simpatía o cariño por ella. "El miedo es para los débiles, nunca lo olvides, Catra." Y se fue. Sus pasos se escuchaban fuertes, decididos a dejarla llorar en solitario, pero Catra no volvió a hacerlo, porque el llanto es de los débiles. El enseñamiento de Hordak la obligó a encajonar todos esos sentimientos imperfectos en un baúl de los recuerdos, rompiendo la llave del candado y echándola al mar de sus antiguas lágrimas.
Desde el día en que Hordak le enseñó que el sentir era un defecto, Catra dejó de sentir... hasta que Adora apareció, y la obligó a ponerse en sus zapatos de una forma desequilibrada y poco amable a su parecer, y es que ella no lo merecía, pero al mismo tiempo sí; estaba confundida.
Consultó con el reloj en la pared que Entrapta había colocado para que Scorpia no tenga problemas con los horarios de sus medicinas para con Catra, eran las una de la tarde, en este punto supuso que Adora se había ido, y seguro muy enfadada, no la culpa, hasta ella se siente algo enojada consigo misma.
En ese momento coincide con el lema de Shadow Weaver: "El dolor físico no se compara con el emocional"; recuerda -lejanamente- aquel refrán que solía decirle después de castigarla haciendo algún trabajo extra o después de que la dañara psicológicamente; y se acostumbró tanto a escuchar su voz en todo momento, ordenándole o regañando su simple forma de ser, tan acostumbrada estaba que ahora esa es la voz de su subconsciente cuando comete algún error o simplemente no hace nada y de pronto decide aparecer, con su rostro imaginario frente a ella, cubierto por una tétrica máscara que ocultaba el daño que la vida le hizo, y Catra sentía algo de pena por la mujer, que fue desapareciendo cuando fue creciendo, porque ahora vuelve a reaparecer cada que la imagina en el reflejo de su ventana, en sus pesadillas más profundas o en cualquier lado donde se sienta insuficiente y algo aburrida. A su mente le gustaba hacerle bromas de mal gusto, Weaver contaba como una.
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Soy Feliz Contigo [AU Catradora]
RomanceCatra no encontraba un sentido para seguir despertando todos los días. Quién diría que encontraría ese sentido en la persona más molesta que haya visto. Una silla de ruedas, un café y una rubia torpe fueron los elementos para que esa historia comien...