Violetta
Me había encantado dejarlo tan pasmado como lo dejé. Inmediatamente cerré la ventana con fuerza y me acosté frotando mis sienes.
Me disponía a dormir de nuevo cuando...
Cuando oí el ligero chirrido de la puerta abrirse. Era Manuel.
Evalué su rostro. A pesar de todo el distanciamiento, aún sabía leerle un poco lo que estaba pensando.
Su expresión era entre sorprendida y alegre.
- Ya no eres... Violetta - comentó en un susurro.
- Ya, soy Chelsea - dije con sarcasmo. Puede que tuviese valentía cuando hablaba por chat, pero esta fuerza tembló un poco ya que Manuel estaba ahí en mi cuarto. Definitivamente seguía siendo débil con él, y eso me hizo rabiar.
- Digo que ya no eres la que conocía - dijo aún sin molestarse, y se sentó sin preguntar a mi lado.
- Ah - ¿qué quería que dijera?
- Estos cuatro años han sido tal vez demasiado.
- Tres y medio mes - corregí, sintiéndome en necesidad de mostrar dominio en la conversación, pero luego me di cuenta de que eso recalcaría su teoría de que estaba obsesionada. Suspiré.Los dos nos quedamos en silencio mientras el sol empezaba a salir lentamente. De repente lo volteé a ver.
- Si. Eras un niño tan dulce... me apoyabas en todo y yo a ti - sonreí, feliz, pero luego cambié a una cara triste - pero luego terminé con Oliver y me odió. Y para completar nuestros padres quedaron en la quiebra, separándonos de nuestro espacio... y luego no sé qué mierda te pasó.
- Mmm... - su rostro también era triste ahora - Perdón.Me quedé mirándolo y acto seguido le toqué la frente haciendo mímica de mirar si tenía fiebre.
- Eso es muy cliché. Si Tamara estuviera aquí vomitaría - comentó él mirando mi mano tanto como pudo.
- Claro que lo haría - contesté pensando en mi amiga, quien tenía fobia a los clichés - pero, seguro que no tienes algún tipo de... ¿fiebre mental? Me dijiste "perdón".
- Si - dijo él sin poder evitar una sonrisa burlona - ¿Quién te dice que no tienes aquí al chico dulce? - me miró tan profundamente que sentí acalorarme.
- La actitud que llevas cada día, contra mí... siendo un idiota y pretendiendo ir de duro.Se volteó y se puso tenso, y retiró mi mano.
- Ya - ahora fue él quien pareció quedarse sin palabras.
Me sentí algo culpable así que me mordí el labio.
- Entonces... ¿es falso? La actitud, todo eso... ¿es falso? - me atreví a preguntar.
- No voy a responderte - me desilusioné un momento, pero acto seguido volvió a hablar - No sé. La verdad es que no sé - dijo, relajándose un poco - a veces no entiendo porque hago algunas cosas. Pero, V - al oír el diminutivo abrí los ojos exageradamente. No lo había oído en años - yo soy Manuel, soy tu mejor amigo... siempre juntos...Promesa de niños... ¿acaso la recuerda?
- Ammm... ajá - dije algo escéptica. Seguía esperando algo.
- Ya me disculpé, y de corazón - protestó.
- ¿Recuerdas la promesa? - pregunté y una sonrisa escapó de sus labios.
- Por supuesto.Un silencio apareció mientras hacía una torrecita de tierra.
- Siempre juntos - indicó Manuel de repente mientras jugábamos en la huerta de nuestras madres.
Teníamos cuatro años en ese entonces.
- ¿Qué?
- Eso decía en el libro que me leíste - continuó y su arepa de tierra se despedazó. Se puso a llorar - en el libro decía que Ángel podía hacer postres de tierra - susurró frustrado.Lo abracé llenándolo de tierra. Yo sabía leer desde pequeña y en aquel momento hasta parecía mayor que él.
- Mamá dice que no hay finales felices sin esfuerzo - repetí las palabras de mi madre intentando recordarlo todo.
- Pero ellas tienen uno.Alcé los hombros, yo tampoco lo sabía.
- Pero hagamos la promesa de Ángel y Luciana. ¿Siempre juntos?
- Si.Los dos parecíamos estar recordándolo al mismo tiempo, o eso pensé yo.
- Bueno, okey, todo vuelve a la normalidad - interrumpió los recuerdos.
- Espera, ¿qué?Su expresión se tornó algo lejana. Los cambios de sus sentimientos eran tal vez demasiado constantes y me estresé ligeramente.
- Digo, en una semana entramos al colegio. Y sinceramente, no tengo la menor idea de lo que pase... conmigo - su voz se rompió un poco pero la aclaró rápidamente - pero quiero que seamos amigos.
Por segunda vez en el día que acababa de comenzar, me sorprendí demasiado.
- Ok - dije simplemente y me volteé. Pero al instante volví a verlo y me tiré sobre él, amenazante - Lejos del romance, Manuel - la otra promesa, hecha poco después de que Oliver y yo terminamos, era muy importante - Por más - me contuve - estúpida que sea tu noviecita Ava, no creo que nadie se merezca la infidelidad.
Él asintió rápidamente algo asustado. Me levanté y volví a mi "modo pacífico".
- No le digas así a Ava.
Mi cara de pocos amigos apareció.
- Es una estúpida. Y creo que le hago un favor, porque viendo como me cogiste anoche... ya, creo que no estaría feliz.
Manuel se puso un poco rojo, pero luego abrió los ojos como yo lo había hecho antes.
- O sea, de no ser por Ava, ¿caerías ante mi? - preguntó malicioso y con arrogancia.
- Calla tu boca de imprudencias - bromeé - Claro que no. No me gustas en absoluto.Ya no. Tres años de estar enamorada de ti sin que me prestaras un mínimo de atención me fue suficiente.
- Pero soy lindo ¿no es así? - siguió preguntando él.
- Egocéntrico - dije apartándolo, ya que se había acercado a mí - Pues lindo, si eres; pero tampoco el más lindo.- ¡VIOLETTA BANAGOD CHASE DIJO QUE SOY LINDO! - gritó en un susurro.
- Tarado.
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Lejos del romance
RomantikEn esta historia, conocemos a Manuel y Violetta. Su situación? Muchas cosas vividas, pero todas... lejos del romance. O eso creían hasta el momento. La adolescencia les traerá muchos ¿problemas? Una historia simplemente hecha por diversión, que (s...