V•E•I•N•T•I•O•C•H•O

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Manuel

- ¡Manuel! ¿Estás bien? - chilló con preocupación Violetta.
- Chelsea me pegó muy fuerte. Pero demasiado. Y Justo en un músculo importante, o eso dijo la doctora. Y si alcanzó a darme un golpe en la frente.
- Manu... - las lágrimas amenazaron en salir de sus ojos
- Espera, ¿que te pasó en las piernas y en el brazo?

Miré sus curitas.

- Intentábamos calmar a Chelsea... y Ava no la pudo retener.

Nos quedamos en silencio mirándonos como si tuviéramos muchas preguntas que hacernos.

- Ustedes dos me van a matar de puros sustos - susurró y supe que estaba recordando a Oliver cuando le dio el ataque de pánico - al final del año estaremos todos muertos.

Esboce una sonrisa.

- ¿Te preocupas por mí? - había un poco de ansiedad en mi voz y me sentí tonto.
- ¿Cómo vas a preguntar eso, idiota?
- Pues...
- ¡OBVIAMENTE! ¡Te quiero muchísimo, Manuel!

Me quedé callado y la miré largamente. Su cabello estaba desordenado y vi marcas de haberse apretado las manos mucho tiempo. Su expresión era de preocupación aún, pero de algún modo me resultó tremendamente hermosa.

- Bueno, ¿qué era para lo que tanto me buscabas urgentemente? - se mordió el labio.
- Ah... si - pasé a la preocupación - es Ava. ¿Qué le digo?
- ¿Por qué no le dijiste antes? - ella tomó asiento en la camilla con suavidad.

Me quedé en silencio y miré al piso. Desearía haberle dicho a Ava, o a Violetta la noche de la pijamada.

- Oliver dijo que era porque te romperías la cabeza intentando averiguarlo y por eso no dirías nada, ¿fue así? - su voz seguía siendo suave, como si no quisiera herir a nadie.
- Sí. La verdad si. Digo, me puse al lado de Chelsea hoy para intentar averiguar qué había sido eso, pero luego se corrió la voz y... - me detuve recordándolo - oye, ¿Cómo se enteraron todos?

Ahora fue su turno de mirar al suelo avergonzada, y parecía pensando en muchas cosas al tiempo. Incluso frunció el ceño un segundo.

- ¿V?
- Ah... este... si... Estábamos haciendo la investigación de caracoles y había una cámara en el árbol de durazno, perdón no quería meterte en problemas se me escapó - dijo todo rápidamente, supongo que intentando que sonara menos grave.
- Ah.

No dije nada. Al menos Ava no lo había visto literalmente. Y me expliqué la lucesita roja que creía haber visto antes: Violetta amaba tomarme fotos.

- ¿No estás molesto? - sus ojos se abrieron curiosos.
- No, porque lo viste sin querer y le dijiste a Oliver sin querer... pero aquí el problema es Ava.

Suspiró y me miró.

- ¿Por qué?
- Ella... ella no me gusta - admití mordiéndome el labio inferior.
- ¿Qué?

La miré a los ojos y sus mejillas se tiñeron de rojo.

- Me gusta otra persona.
- ¿Quién?
- Me gustas tú.

Violetta se quedó en silencio, mirándome, y todo estaba bien hasta que repasé mis palabras.

Espera, ¿QUÉ? ¿Por qué dije eso?

Volteé a mirarla, nervioso, y un escalofrío me recorrió al ver sus mejillas cada vez más sonrosadas, ella estaba mirando para el piso y jugueteaba con un mechón de su cabello. La vi contar sus dedos en un susurro, cosa que hacía para calmarse. Un impulso me hizo tomarle la mano y ella me miró también.

El silencio se instaló, vacilaba entre cómodo e incómodo, pero ella no retiraba su mano ni su mirada.

Sus bonitos ojos verdes estaban en mí, aún analizando, perdidos.

De repente Violetta pareció volver en sí y quitó la mano, abandonó todo contacto y se paró.

- Estás... confundido. Otra vez... - las últimas palabras estaban cargadas de melancolía.
- No, yo...
- Si, y ya - zanjó la conversación - yo estoy con Oliver y tú con Ava. Todo está bien así. No lo compliques.

Me hizo un asentimiento de cabeza como despidiéndose y caminó rápidamente hacia la puerta.

- Violetta, no. Es en...
- ¡Todo está jodidamente bien, Manuel! ¿Te gusta arruinarlo todo?

Sus palabras me hirieron bastante. Sus labios estaban fruncidos como evitando decir más cosas.

Se volteó antes de que pudiera decir algo más y salió con afán.

Mierda...

Lejos del romanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora