D•I•E•C•I•O•C•H•O

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Violetta

Todos contábamos anécdotas de infancia y reíamos de ridiculeces durante el almuerzo.

De repente Jenny exclamó:

- ¡Manuel y Violetta harían buena pareja!

Miré a Manuel, y sentí un destrozo por dentro al ver que hacía muecas fingiendo vomitar, y que Chelsea y Oliver se reían.

- No quiero novia. Mucho menos ella - había respondido frente a todos y las burlas se precipitaron sobre mí.

Desperté de repente. ¿Sueño/recuerdo? Si, mi mente disfrutaba haciéndome sufrir. En esos momentos Belle, mi mejor amiga, se había ido del colegio. Así que estaba sola. Recordé que todos rieron excepto Gabriel.

- Eu, ¿tas bien? - preguntó él sacudiendo mi capul.
- Recuerdo - me limité a decir aún algo asustada.

Gabo me abrazó levemente y me aferré a él.

- ¿Es que te crees muy genial por andar ridiculizando a los demás? - habían sido las primeras palabras que le había oído decir a Tamara.

Abrí los ojos sorprendida. Me estaba defendiendo.

- No te metas - había indicado Oliver fríamente.

Tamara se sentó pero con furia. Cuando acabó el almuerzo, Gabriel fue corriendo hacia mí.

- Te hubiera ayudado pero sabes que a mi también me ridiculizan.
- No te preocupes - le dediqué una sonrisa triste.

De repente había llegado Tamara.

- Wow, ¿todo bien, linda? - preguntó Tamara llegando con muchos masmelos.
- Tiene unos... recuerdos - dijo Gabriel parándose y ayudando a desempacar las maletas.

Se fue, excusándose y Tamara se acercó a mí.

- Vilu, no te centres en el pasado.

No respondí. Era bastante doloroso porque en ese momento me gustaba mucho Manuel.

- Gracias por lo del primer día.

- Violetta. No puedes dejar que te trate así - exclamó poniendo los brazos en jarras.
- Él me gusta.
- A ver, no porque te guste te tienes que dejar tratar como si no valieras.
- Tampoco puedo hacer mucho, él es Manuel Mont Pellman, el chico más popular. Lleno de amigos, y yo sola.

Gabriel no dijo nada porque debió comprender que no era momento de sarcasmos de tipo "y yo qué soy?"
Tamara solo había tomado mi mano. Era cálida y agradable.

- Bueno, ya tienes otra amiga.

- No es nada. Me enfurecí ese día y por ti vale.

Apretó mi mano de nuevo, y allí nos quedamos viendo hacia las montañas frías.

***

- Brrr - Ava no podía dejar de tiritar, y no se podía sacar la ropa porque, mojada, era muy estrecha.

¿Un campamento a comienzos de Abril? Era culpa de Manuel y su cumpleaños.

Manuel, Oliver, Ava y Matteo habían salido a caminar y en el Páramo hacía tanto frío y el clima era tan cambiante que había caído un aguacero terrible.

- Por eso no quería que saliéramos - indicó despectivo Manuel intentando ayudarla. Para él no hacía frío, porque con gotas de lluvia y todo parecía normal y sin frío.

Oliver se había logrado cambiar porque su ropa le quedaba enorme, y justo en ese momento estaba frente al improvisado fuego que había armado Gabriel.

- ¿Esperabas que nos quedáramos aquí sin mover el culo? - preguntó Ava enojada, y con fuerza logró sacarse la camisa. Su brassier quedó al descubierto y todos nos volteamos excepto Manuel.
- Ahora que lo pienso, si hubiera sabido que este espectáculo iba a pasar, habría accedido más fácil.
- ¡MANUEL! Cállate y alcánzame la pijama.

Oímos risas y un tímido "ya". Volteamos y la cara de Manuel revelaba a un completo pervertido.

Gabriel gritó de emoción rompiendo el silencio cuando la mini fogata creció y Oliver soltó un suspiro de calidez.

Ava y Manuel corrieron también hacia allá y al poco rato habíamos hecho un círculo y Elena y Gabriel preparaban masmelos para asar.

- ¿Para asar o para comerlos chorreando? - pregunté en voz alta medio en broma.
- Ambas - rio Charlotte.

Charlotte era mi otra amiga, que hasta ahora volvía de su viaje a Machu Pichu. Ambas teníamos el cabello rojo y ondeante, y ella era siempre una fuente de energía y felicidad.

Mientras todos hablábamos, Oliver pasó su brazo por mi cintura silenciosamente. Un escalofrío me cruzó.

- ¿Puedo? - susurró en mi oreja.
- Si...

Me abrazó y me sentí cálida. La verdad es que no dábamos muchas muestras de afecto por pena, ni en público ni en privado. Parecíamos los niños chiquitos que habíamos sido la primera vez.

Volteé a ver a Ava y Manuel, quienes estaban abrazados y reían.

- Aquí tienes - Elena me tendió un pincho con masmelos.
- Gracias, Leni - le sonreí.

Cuando estaba pasándole su pincho a Oliver, notó su brazo en mí y vi como se contenía para no gritar de emoción.

***

- Hasta mañana, Frambu - susurré frente a Oliver antes de separarnos.

Él dormiría con Gabo y Matteo, y yo con mis amigas. La parejita feliz, Avuel, juntos.

- Hasta mañana, Loca.

Me agarró de repente por la cintura de nuevo pero ahora estábamos por delante. Puse mis brazos temblorosos sobre sus hombros. Nos miramos por unos momentos y luego me acerqué y lo besé suavemente.

Al separarnos, alcé la mano para despedirme otra vez cuando él me tomó por los cachetes y me besó esta vez fuertemente. Sus labios eran suaves y sabían a masmelo.

Al terminar estábamos rojos y salimos corriendo.

En serio parecíamos niños pequeños...

Lejos del romanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora