V•E•I•N•T•I•N•U•E•V•E

12 0 0
                                    

Violetta

- ¡Que te quedes quieta! - seguía ordenando Oliver en vano.

Estaba intentando pintarme los ojos con el delineador, sin éxito ya que, o me daba risa, o ganas de besarlo teniéndolo tan cerca.

- Argh, está bien, me rindo.

Se quedó mirándome de brazos cruzados y yo lo miré a él, en un duelo evidente de miradas. Vi que una sonrisa quería salir de sus labios, así que sonreí aún más amplio y así gané. Sus brazos se descruzaron y se dirigieron a mi, apretándome en un abrazo silencioso y cálido.

No, eso no podía perderse. Y menos por una confesión estúpida, solo eso, y por una confusión, de Manuel.

Y tuya.

Cállate, conciencia.

Lo digo en serio, si no tuvieras confusión estarías completamente segura de que te encanta Oliver y Manuel no te gusta.

Odiaba cuando mi mente estaba en lo cierto en temas como ese.

Entonces entró una llamada, dándome la oportunidad perfecta de escapar de mis pensamientos un poco.

Leniii❣️

- Aló.
- ¡¡Violetta!! - su voz chillona resonó en mi oído aturdiéndome.
- ¿¡QUÉ?! - le respondí en grito jugando.
- Nada. Solo que estoy aburrida.
- Y quieres que vaya y te haga la tarea, ¿no? - adiviné.
- Sip.
- Por todos los dioses, que descaro tienes - solté una risita.
- ¿Vienes o no? - se rio también.
- Si, ya va.

Colgué con fuerza y me aseguré de que mi mamá seguía dormida. Me puse los tenis y salí de afán del edificio, mirando el celular para compartir mi ubicación.

- ¡Ey! Cuidado - una voz grave pero calmada me sorprendió resonando por todo el pasillo del segundo piso.

Miré para arriba y me encontré con un chico alto, de cabello negro y unos ojos preciosos que oscilaban entre marrón y verde. Su rostro era calmado, y muy... atractivo. Noté que abrí los ojos demasiado.

- Tranquila, no hay problema.
- ¿Eh? - recordé que me había chocado contra él y me ruboricé - ah... si, lo siento - miré para abajo.
- Soy Gregory - indicó y me tendió la mano.
- Ya. Mi mejor amigo se llamaba... Gregorio - la tristeza me invadió recordándolo.
- Qué interesante.
- "Qué interesante" Interesante tú y tu madre - por alguna razón me puse furiosa y lo miré a los ojos.

Entonces oí su risa. Era... refrescante.

Vaya forma de describir una risa.

Shhh.

- Te pareces a mí.

Ante esa afirmación sentí que me ruborizaba, y no dije nada, y nos quedamos mirándonos.

-Vale. Veo que vas apurada - sonrió y señaló mi celular - Nos veremos luego, soy tu vecino. Adiós.

Empezó a subir las escaleras, sus piernas eran increíblemente largas.

Iba a cerrar la puerta e irme, cuando exclamé, no sé exactamente a quien:

- Violetta, soy Violetta.

Esperaba que no se oyera nada así que salté cuando una voz con eco dijera:

- Apúrate, "Leniii corazón con punto" te está esperando, Violetta.
- ¡Fisgón! - exclamé y me tapé la boca. ¿Y esa confianza?

Gregory solo se rio y oí que cerró su puerta.

Dioses...

Lejos del romanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora