N•U•E•V•E

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Violetta

- Es injusto - se quejó Chelsea mientras Ava parecía escandalizada.
- We're in English class, Chelsea - indicó la maestra resaltando la palabra "Inglés" - Why do you think it is unfair?

Chelsea pareció confundida y todos miraban entretenidos.

- ¿What is "unfeir"? - preguntó mientras la maestra volteaba los ojos y todos contenían la risa.
- Injusto.
- Ah, porque a Ava no la dejan y a... - me miró con desprecio - Violetta, si.
- English! - exclamó exasperada la maestra.
- Oookey! Why Ava no?

La maestra se agarró la cabeza desesperada.

- Eso está gramaticalmente incorrecto. Y respecto a tu pregunta, ustedes siempre eligen a las mismas personas. Y se supone que deben tener convivencia entre todos. Así que si Violetta voluntariamente quiere, no veo por qué no. Ava puede hacer el siguiente ejercicio si desea. Además, a Elisa tampoco le molesta.

Todos nos quedamos en silencio. La maestra solo hablaba en español cuando estábamos armando mucho lío.

¿Qué por qué me había ofrecido?

No diré que no sabía por qué, porque si lo sabía. A ver, la clase de inglés era mortalmente aburrida, así que decidí hacer que Las Populares sin Cerebro (también conocidas como Ava y Chelsea) armaran lío. Además, ¿perder la oportunidad de estar con el chico que me gustaba? Nah. Y menos si era tan fácil.

- Violetta, come on - la voz de la maestra era suave pero amenazante.

Todos se sentaron derechos temiendo otro despliegue de regaño y yo pasé al frente.

Vi como Manuel estaba mirándome desafiante, así que le sonreí ampliamente.

***

- A ver. Por 7383 vez, ¿Por qué te ofreciste a estar con Manuel en el ejercicio? - repitió Elena desesperada, mientras Tamara se columpiaba y yo me balanceaba en el tubo alto del pasamanos.
- Por 7383 vez - la remedé cayendo gimnásticamente en el pasto - Quería darle drama a la cosa.
- Sigo pensando que te gusta.
- ¿Qué qué? ¡¡No!!
- Yo también - intervino por primera vez en la conversación Tamara.
- ¿Dos contra una? - me quejé.

Las dos asintieron y yo me reí y salí corriendo.

Si, ellas eran mis amigas pero no creo en esa idea de que tenemos que contarle todo a nuestras amigas. Antes si, después entendí mucho mejor algunas cosas, no.

Ellas sabían muy bien eso pero Elena era intensa como yo.

- ¡Nos rendimos!

Gritaron desde lejos y las tres paramos a reír y a tomar aire.

- ¡Juguemos Voleibol! - exclamó Alan, el chico tímido de clase, sorprendiéndonos.
- ¿Por qué no? - preguntó Tamara.
- Alan, si no te molesta que sea un desastre... - comenté y Elena asintió mi
- Claro que no.

Lejos del romanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora