Violetta
Me volví a sentar y me aclaré la garganta de nuevo.
- Antes de que entre Chelsea quiero hablar contigo, porque, bueno, ya sabes.
- Ah... ejem... si.Me acerqué cuando lo vi estirar su mano ligeramente. Él tomó la mía.
- Creo que los dos, en primer lugar, éramos muy pequeños. Y es comprensible que lo hayamos dejado como una mierda. Sin embargo, creo que ya somos más grandes y podríamos intentarlo de nuevo. Pero aquí lo más importante es que no te presiones solo porque yo tengo... esto.
Miré sus ojos, estaban anhelantes de una respuesta. Su mano me apretó demasiado, supongo que sin querer.
¿Una mano apretada no te recuerda a nada, V?
Mi mente adoptó voz de Manuel molestándome.
Pero la cosa es que él había llegado a mi mente.
- Oliver, te quiero mucho. Podemos intentarlo, ¿si? Nada exactamente serio, solo probar.
Su sonrisa apareció de golpe y me hizo sonreír también.
Me daba risa, porque él estaba desastroso, despeinado, y me parecía muy lindo.
Una cosa algo pesada se hizo en el aire. Miró mis labios y tal vez yo los suyos. Pero había alguna vergüenza pequeña que nos lo impedía.
Entonces escuché como todos llegaron por las escaleras y nos separamos rápidamente. Por la puerta entró Manuel de repente.
Nos miró curioso por un segundo, pero lo detallé lo suficientemente rápido como para que mi cerebro me dijera lo lindo que era y reaccionara rápidamente.
- Manuel, ya voy para el salón, ¿nos dejarías solos?
La frialdad adornó mi tono y el "por favor" se fue de vacaciones.
Manuel abrió los ojos sorprendido sobremanera. Estuve a punto de decir "lo siento" pero mi capa defensiva me lo negó. Al fin alzó las manos y se fue en silencio.
Cuando nos sentí solos tomé los cachetes de Oliver y lo besé fuertemente.
Cuando nos separamos estaba bastante rojo y se vio aún más tierno.
- Entonces ahora somos novios - afirmé y él tan solo pudo asentir.
- De nuevo. Pero nada serio, o sea, no somos novios novios.
- Okey.Le besé en la mejilla y salí de la enfermería. Al verme en el espejo antes de entrar al salón estaba sonrosada, pero una sonrisa me adornaba la expresión casi sin pensarlo.
Me dirigí a la puerta del salón pero entonces me espanté al ver a Manuel allí, contra la pared y con una pierna doblada. Al verme, caminó hacia mí.
- Te dije que fueras al salón.
- Error. Solo dijiste que saliera.
- Te van a poner falta.
- A ti también.Me crucé de brazos y alcé una ceja.
- ¿Qué quieres?
- ¿No somos amigos?
- Antes de que me besaras, tal vez.Él se tensó y vi como su pierna derecha se empezó a mover irregularmente.
- ¿Por qué puedes perdonarlo a él tan fácil y a mí no? - exclamó y sentí la rabia en su voz.
- ¿Me estabas espiando? - me indigné.
- Sí.
- ¿Qué te interesaba de la conversación para que lo hicieras?Él miró vagamente por la ventana.
- Quería ver qué pasaba. Él es mi mejor amigo. Y tú...
- Bien, si. Yo lo habría hecho - admití - si tú hubieras estado solo con Tamara o Elena, a solas, me habría encargado de mirar.
- Supongo - alzó sus hombros - No seguiste lo que abrí, Violetta.Intenté recordar.
- Pésima memoria, desde los 5 - se rio Manuel, pero los recuerdos de pequeños endulzaban mi mente y me relajé.
- Lo siento - me reí ligeramente.
- Que tú...
- ¿Yo qué?
- ¿Eres mi mejor amiga?
- ¿De verdad o solo antes de entrar a clase?Los dos sabíamos que estábamos bromeando aunque sacado de contexto parecía muy mordaz.
- Perdón...
Hice el gesto de escribir.
- Atención, llevo dos "Perdón" y un "Lo siento" de Manuel Mont Pellman este año: ¡GRATIS!
- Tonta. ¿Si o no?
- Yes, my friend. Ahora vamos a tragarnos seis faltas.
- Nah. Vamos con Oliver y decimos que nos entretuvimos, además de verdad vamos a divertirnos.
ESTÁS LEYENDO
Lejos del romance
RomantikEn esta historia, conocemos a Manuel y Violetta. Su situación? Muchas cosas vividas, pero todas... lejos del romance. O eso creían hasta el momento. La adolescencia les traerá muchos ¿problemas? Una historia simplemente hecha por diversión, que (s...