Lejos del romance

T•R•E•I•N•T•A•Y•U•N•O

Violetta

- Wow - soltó Gregory cuando llevábamos unas cuadras.
- ¿Wow?
- Esa pelea estuvo intensa, estuve oyéndolo todo.

Me detuve y lo miré entre enojada y divertida.

- Fisgón - repetí. Esa era la descripción de Gregory.
- Violetta, te gusta, ¿no?

Me quedé callada de repente y me tensé.

- ¿Qué dices?
- Fíjate, la puerta estaba entreabierta así que también pude ver tu mirada. Y más cuando te dijo... - me miró con cautela - que te había confundido con su novia.

Al recordar eso mi pecho se oprimió. Esa parte me había dolido con especialidad.

Pero no podía ser; caminé de nuevo.

- Solo me resultó desconcertante, es todo. Además, Gregory, tengo novio.
- Y estás tensa.
- ¿Eh?
- Solo me dices Gregory si estás enojada o frustrada.
- ¿Cómo me pudiste conocer tan bien en cuatro días? - protesté, deteniéndome de nuevo.

Él me dio una sonrisa abierta, recostándose sobre una pared.

- Vio, eres una persona muy abierta.
- Vale.
- En cuanto a tu novio... no hablas con él desde que fuiste al hospital con Manuel, y ya que has faltado estos días no te has dado cuenta de lo que pase en el colegio.

Mordí mi labio inferior. Lo había pensado, había pensado en Chelsea y en la forma en la que Oliver la había mirado.

Porque, en ese momento en el que estaba preocupada por Manuel, no me fijé, pero después en mis largas noches de insomnio repasé todos los gestos y las miradas.

Fueron esas noches en las cuales me di cuenta de que todo parecía muy forzado, antes de su recaída, Oliver me había dicho cosas horribles y me había odiado, y además yo nunca había vuelto a pensar en él de forma romántica.

- Greg... ¿y si todo esto está mal?

Él dejó de sonreír, probablemente vio mi expresión preocupada.

- Con todo esto te refieres a...?
- Creo que debí haber dejado todo en el momento en que nuestras madres preguntaban si éramos amigos con Manuel, y yo debí hacer caso omiso de su apretón y decir que no.
- Violetta, te estás arrepintiendo de estos cuatro meses y dos semanas del año.

Las lágrimas salieron de mis ojos sin advertencias.

- Gregory, nunca había sentido nada por Oliver desde que terminamos, han pasado siete años, ¿Por qué razón de repente me enamoraría de un chico solo porque me di cuenta de que estaba enfermo?

La respuesta sonó en el aire, incómodamente.

Lástima.

Me di cuenta de eso en ese momento. Y Oliver, ni siquiera sabía bien si en realidad me quería o solo aprovechó para ocultar algo que sentía molestamente por Chelsea.

Las frases paranoicas que se veían en internet cobraron sentido de repente, y el rompecabezas se armó en mi cabeza de la manera más clara y dolorosa posible.

- Oliver está enamorado de Chelsea, pero su corazón no quería aceptarlo, Chelsea se muere por Oliver, Ava también pero lo mismo por Manuel, Matteo y Tamara se gustan pero no lo saben ya que lo conservan en un sueño ya que estaban borrachos, yo le gusto a Manuel y a mí no me gusta, ¡estoy enamorada de él!

Me salió todo en un grito, un grito de desesperación, en especial la última parte, la que me había esmerado tanto en reprimir.

Las lágrimas seguían cayendo sin control, apenas sentía el suelo bajo mis pies y mi cabeza daba vueltas. No me sentía enferma, pero no me sentía.

Gregory me ofreció un abrazo, y articuló en un susurro que si lo quería.

- No, no, no. Necesito volver, ¡volver y besarlo!

Greg abrió los ojos asombrados pero acto seguido me tomó de la mano y empezó a correr, a correr hacia el edificio.

El ascensor parecía colaborar ya que lo sentí más rápido que nunca, la sangre me latía en los oídos, en la cabeza y en las mejillas, y todo empezó a ser una guerra dentro de mí cuando llegamos al séptimo piso.

Greg me ayudó a oprimir los botones de la clave de la puerta, comprendiendo mi nerviosismo. La puerta se abrió de repente y Manuel volteó su cara.

- ¡V! Violetta lo siento, lo siento, nunca podría confundirte con Ava, yo...

La altura de Manuel era perfecta para que yo tomara sus mejillas y lo besara de la nada.