D•O•C•E

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Violetta

El maestro hablaba  frente al tablero sobre geometría, pero yo tenía la cabeza hundida sobre mis rodillas.

Miré hacia el puesto de Oliver, que solía estar acostado contra la mesa, pintándole garabatos encima y aburrido.

Nunca supe qué pasó ese día, y en ese entonces fue cuando Oliver comenzó a actuar raro, estaba muy triste.

Yo era pequeña y no entendía muy bien algunas cosas, y fui demasiado intensa por saber, ya que quería que se sintiera "mejor".

El timbre sonó y cerré el cuaderno vacío casi sin darme cuenta.

- Violetta.

Manuel me llamó pero yo no reaccioné.

Así que él me tomó de la muñeca y me alzó de mi silla bruscamente. Intenté soltarme pero estaba desfallecida.

- Violetta, nadie puede saber esto. Si alguien pregunta, Oliver tiene un resfriado o algo por el estilo.

Su voz era amenazante y su rostro impasible.

- ¿Por qué me lo ocultaron?
- Violetta...
- ¿Para qué? Yo... yo no habría sido así.
- Violetta.
- ¡No! Mira. Sabes qué? Oigo cada día cómo ustedes hablan mal de mí. Que les expliques cómo soy una estúpida y demás. Lo oigo a él. Lo aguanto, ¿entiendes? He vivido estos años con ustedes molestándome y además culpándolo a él de ser malo conmigo. Y hasta ahora me vengo a enterar de que tuvo esos ataques por años y que ¡es mi culpa y no la suya de todo lo qué pasó!
- ¡Calla! Fue él quien pidió que no te dijera.
- "Violetta, no importa lo que pase con Oliver, yo estaré contigo y con él" - intenté imitar su estúpida y hermosa voz - "Violetta, te quiero" "Violetta..."

Él me cogió por la mano de nuevo y me llevó al patio de atrás. Forcejear no me sirvió de nada, y no quise golpearlo porque al fin y al cabo quería saber para qué armaba tanto show.

- ¿Ahora me trajiste aquí para que tu novia no se ponga celosa?
- Mira. Oliver necesitaba más ayuda, por si te das cuenta justo ahora. Dije eso cuando no sabía que él tenía eso.
- Empezando por ahí ¿¡Quieres explicarme de una vez por todas que tiene?!
- ¡No estamos hablando de que tú sepas o no! Es él, ¡Oliver! Tú lo querías, yo lo quiero. Él te quería, puede que fueran muy pequeños pero estaban felices. ¡No tienes idea de los traumas que tiene!

La palabra "traumas" me golpeó en el cerebro.

- Mis papás seguramente se separen, pero no es para tanto.

Me había asegurado él mientras llovía y veíamos una película.

- Yo no lo soportaría... digo, los míos ya están separados, pero no soportaría ver esa separación.
- ¡Já! Ya ves, te supero en algo.

Le saqué la lengua y seguimos viendo.

Traumas.

Yo no lo habría soportado. Él no lo soportó y por eso se alejó. Por segunda vez en el día, mi cerebro entendió dolorosamente la verdad.

- Oliver, ¿qué te pasa? Estas distante, alejado, y triste. ¡Y no me quieres decir por qué! Yo puedo hacer algo. Yo DEBO poder hacer algo.
- ¡No! ¡No puedes! ¿Quieres dejarme en paz? Incluso sería mejor si dejaras de molestarme. Eres terriblemente intensa. ¡No puedes solucionar nada! Crees que eres genial y que solucionas problemas de tus amigos, ¡pero en realidad en eso eres una basura! ¿Qué digo en eso? ¡EN TODO!

Esas palabras estaban grabadas en mi mente, y en los peores momentos, en los que me sentía inútil por cualquier situación, sus palabras me venían a la cabeza.

- Perdón. Siempre me enfoco en mí, solo en mí - recordé a Tamara cuando me contaba algún problema, y por miedo a fracasar en eso de nuevo los desviaba - probablemente tengan razón. Siempre quiero llamar la atención y todo eso.
- ¿Qué? No, espera, tampoco es...
- Claro que sí. Por eso Ava te merece y yo no...

Manuel me dio un golpecito en la cara y me hizo mirarlo con eso.

- Mira, que haya roto la promesa por el bien de Oliver no significa que lo que dije fuera mentira. "Tú eres mi mejor amiga. Y eres muy especial para mí" - repitió sus palabras.

Me eché a llorar y él también.

- Lo quiero. A Oliver. Sé que no es así... y tú tampoco. Solo quieren ocultarse de sus problemas...

Tercer clic del día.

De alguna manera habíamos terminado en el pasto sentados y no me había dado cuenta, pero él me miró profundamente.

- No quiero hablar de eso. No. No soy capaz. Oliver, tuvo problemas con la familia, y antes de eso mucho más. Ataques de pánico, eso es lo que tiene.
- ¿Y tú?
- Yo... - se frotó el cuello - yo no tengo nada. Ninguna enfermedad. Pero no sé si me afectó mucho lo de Oliver... o mis propios problemas. Pero ahora... no quiero eso. No.

Le di un beso en la mejilla y me recosté sobre su hombro, cambiando el rol de hace años, cuando era él quien se acostaba en el mío.

Los dos nos quedamos quietos. Unas mariposas pasaban por el jardín de vez en cuando, hasta que sonó la campana de nuevo. Lo ayudé a pararse.

Ya se iba al salón cuando lo tomé de la mano.

- "Además, si eres mi mejor amiga eres muy afortunada, porque yo soy lo mejor de este planeta" - terminé la frase que él había dicho hace años.

Entonces, sin soltar mi mano se acercó a mi y me plantó un beso en los labios.

Lejos del romanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora