V•E•I•N•T•I•U•N•O

11 0 0
                                    

Tamara

Me desperté sintiendo un calor agradable en mi cintura.

Lo agradable desapareció cuando me di cuenta de que no era una cobija ni un cojín sino el brazo de mi mejor amigo.

Me levanté de un salto y miré a mi alrededor. Todos estaban repartidos extrañamente.

Al moverme descubrí una lucecita en la sala. Vilu y Gabo estaban sentados viendo algo en el celular de ella.

- ¿Hola? - pregunté confundida.

Ellos se incorporaron y me saludaron.

- ¿Todo bien? - preguntó Vilu al ver mi expresión confundida.
- ¿Alguien se acuerda de lo qué pasó para que YO haya terminado abrazada a Matteo?

Mis sentimientos confusos me revoloteaban en los últimos meses en los que cada vez me sentía mejor con Matteo. No me había atrevido a decir nada en absoluto para no arruinar la situación.

- Tam, deja de fingir. El Tonic reveló tu secreto - soltó mi amiga horrorizándome.
- ¿QUÉ DIJE? ¿QUÉ DIJO ÉL?
- Te declaraste como si fuera un poema de Shakespeare - admitió Gabriel impresionado - fue INCREÍBLE. Luego, él quedó mudo y después solo te besó.

Toqué mis labios asustada, y luego me miré al espejo.

Oh-oh. Estaban rojos.

- ¿Nos besamos... después... de... eso? ¿...más?
- Mucho - aseguró Gabriel.

Me agarré el cabello estresada.

- Ey, Tam, tranqui - Violetta vino y me abrazó - yo hice un espectáculo horroroso con mi novio de besos públicos como exhibicionista. Gabriel dice que él fue el único que casi no tomó, así que no dirá nada si es lo que quieres.
- No le digas a nadie. Ni siquiera a... él.

Masmelo, el sabor. Perfume de prado, el olor.

Los detalles que mis otros sentidos sintieron al momento del beso volvieron de inmediato sonrojándome.

Sus ojos llenos de alegría después del beso. Mi sonrisa.

- No diré nada - prometió Gabriel.

Otro beso.

- Un secreto entre los tres - siguió Vilu.

Otro más.

- Lo juro - insistió Gabriel.

Y otro. Y otro. Y otro. Y otro.

- Si quieres...
- Ya, entendido! Gracias - corté a los dos.

Ellos se quedaron callados y Violetta solo apretó mi mano.

- ¿Te gusta ver a personas cayéndose a las once de la noche? - preguntó ridículamente Gabriel haciéndome reír.
- No sé.

Los tres nos sentamos a ver videos.

No. Ahora no quería pensar en eso. Luego.

¿Luego? Luego dices siempre.

Me torturó mi cerebro. Pero una de mis habilidades más grandes era callar a mi cerebro y eso hice.

Vi a Matteo en el sofá. Era tan lindo... no precisamente físico, era tan lindo cómo me trataba, como siempre me hacía sentir mejor...

Entonces ve y habla con él, cobarde.

Shhhh...

Lejos del romanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora