XVIII. A nightmare just like a daydream

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Su semblante cambió por completo. Ya no me miró con amor ni ternura. Frunció el seño, con el derecho que tenía de enojarse.

Quiso acercarse a ellos pero lo sostuve del brazo.

-¡No! Andrew, espera...

-¿Qué, Riley? ¿Entonces lo sabías? -preguntó alzando la voz y yo me quedé fría, inmóvil-. ¿Me mentiste?

Eso último lo dijo con tal dolor que lo sentí atravesar mi corazón también. Cómo una daga fina y congelada. Lo solté. Pero no caminó hacia ellos, sino que tomó otro rumbo para salir de la zona, hacia el conjunto de árboles que se dispersaban a la distancia.

-¡Andrew!

Corrí tras él, pero el empedrado del estacionamiento no era el mejor para caminar con mis tacones y me torcí el tobillo, cayéndome y raspándome las rodillas y lastimando mis manos. Andrew se detuvo al escuchar el golpe más no se volteó siquiera. Lila llegó corriendo a ayudarme y detrás de ella venían los demás.

-¡Rayan! ¿Estás bien? -Me revisó y me ayudó a levantarme-. Ay, no... ¡Oye, idiota! Se lastimó, por lo menos ten la decencia de ayudarla.

-Lila... -le decía para que ella ya no hablara. No era muy inteligente insultarlo después de que los descubriera. Andrew se volteó ligeramente, me miró y no dejó que la culpa fuera más grande que su enojo.

-Vamos a curarte esto... -dijo Austin mientras él y Joseph montaban mis brazos sobre sus hombros para ayudarme a caminar, pero Andrew se acercó y me tomó del hombro.

-Yo me encargo...

-No -se interpuso Lila y Andrew la miró de una forma que me dio miedo.

-A ustedes voy a pedirles que se retiren.

-¿Disculpa?

-Váyanse o voy a tener que hacer lo que se tiene que hacer.

-No nos amenaces, Biersack. No pienso dejar a Rayan sola.

-¡¿En ese estado crees que puedes protegerla?!

-Te sorprendería lo que puedo hacer en este estado -dijo Joseph por detrás mío.

-Chicos... Hagamos lo que dice -dijo Swayze y todos protestaron-. Vámonos ya.

Tardaron unos segundos en pensarlo, otros cuantos en pasarme a los brazos de Andrew y otros tantos en caminar hacia el auto de Joseph. Swayze usó el tiempo que estuvieron lejos de nosotros para explicarles que no tenían que irse, que esperarían dentro del auto, en el estacionamiento. Porque así es Swayze. Porque así son ellos y eso hacemos. Nos cuidamos.

Andrew me ayudó a llegar al baño del backstage y me sentó en el lavabo. Tomó el pañuelo negro que tenía colgado en la cintura y lo mojó para limpiar mis heridas. Fueron unos minutos de silencio e incertidumbre, pero sabía que debía dejarlo hablar primero.

-Estoy molesto, Rayan... -dijo al fin-. Y decepcionado.

-Lo sé... -balbuceé avergonzada.

-No. En serio estoy molesto. Te pedí una cosa, te di una condición para dejarlos entrar. Y sé que son jóvenes, es algo que incluso yo hice y hasta la fecha haría. El problema es... que me mentiste. En el instante que te pregunté si traían alcohol, si me hubieras dicho que sí, me habría reído y sólo me habría encargado de cuidarlos. Pero entiende que el haber confiado en ti y que no sólo me hayas mentido, sino que sobrepasaron el límite, te pone en peligro a ti, a Xisel y a Darrell y a su lugar en la escuela y a mí en mi empleo -dijo y me miró a los ojos-. Eso sin contar la reputación de la banda. ¿Tienes idea de la cantidad de cosas por las que nos han culpado? Suicidios, drogadicción, actos "satánicos", violencia, abusos sexuales...

EN EDICIÓN: Dear Music Teacher (Andy Biersack y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora