XVI. El baile de invierno (Parte 2)

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~ Rayan ~

-¿Qué tanto problema tendrá con que sí tengamos alcohol y drogas? -me preguntó Austin al oído una vez que entramos y buscábamos una mesa para ocho personas.

-¿Qué es lo que traes? -interrumpió Lila y luego sacó de su pequeña mochila lo que parecía una inocente botella de refresco de 350ml-. Ray y yo no podíamos traer mucho, así que tenemos unas cuantas de éstas con eso de lo que te emborracha pronto.

Nos sentamos en una mesa para diez y, dando la espalda a la entrada, Austin sacó de su bolsillo un estuche para anteojos y le mostró a Lila que tenía píldoras, dos porros de marihuana armados y una tabla de 3x3 de LSD.

-¡Cool!

-No se les vaya a ocurrir ponerse un cuadro -le dijo Swayze-. Es demasiado para el lugar y la hora. Tal vez la mitad de una pastilla o busquemos un lugar para ir a fumar.

-Yo quiero la mitad de una pastilla. ¿Quién quiere la otra mitad? -dijo Marilyn tomando una y discretamente partiéndola a la mitad.

-Son of a bitch. I'm in -la tomó Lila.

-Yo prefiero sólo beber hasta que podamos fumar -dijo Joseph.

-Yo igual. Excepto fumar-contesté y luego volteé a ver a Lila-. Por cierto, ¿qué pasó con tu cita?

-No necesito una cita. Y con eso me refiero a que me canceló. En realidad no estoy molesta, sabes que no somos tan amigos en realidad, no tanto como para querer que lo conozcas.

-Entiendo -asentí.

En eso, Xisel y Darrell llegaron. Alcé la mano para que nos ubicaran. Cuando llegaron los presenté (excepto a Xisel y a Lila, hemos salido un par de veces juntas). Darrell nos mostró que trajo alcohol, le dijeron de las drogas, dijo "Cool" y se quedó en la mesa cerca de Austin y Joseph. Parecían empezar a tener conexión. Xisel y yo fuimos por unos bocadillos y después mandamos a los hombres por vasos con bebida. Y ahí empezó todo.

Comía de la botana y de los aperitivos mientras empezaba a beber, para disimular el olor y retrasar el efecto. Quiero llegar a un nivel en el que me sienta ebria pero no lo parezca... para que Andrew no lo note y me regañe como nunca.

A las 9pm relevaron a Andrew en la recepción y fui a esperarlo cerca de la entrada. Entonces entró. La música que sonaba de fondo y mi ebriedad me hicieron verlo en cámara lenta. Se acomodó el cabello, me sonrió mientras caminaba hacia mí y una vez frente a mí me tomó de la mano.

-Paso de ser chaperón, a ser oficialmente tu cita de esta noche.

-Eso me gusta. ¿Quiere venir con nosotros?

-¿Trajeron alcohol?

-¿Es una prueba?

-¿Tal vez? -Me alzó una ceja tan sensualmente como sólo él puede y reímos.

-No -le mentí.

-Muy bien. ¿Vamos?

-Vamos... -Tomé su mano y nos abrimos camino entre la gente que pasaba y la que ya se había parado a bailar. Me gustaba mucho cómo convivían todos en nuestra mesa, todo era risas, todos se interesaban en los temas y la energía era maravillosa.
Cuando llegamos todos nos miraron disimulando muy bien su estado frente a Andrew y nos sentamos. Hubo un silencio más bien nervioso que incómodo un momento.

-Oigan, hasta donde yo sé no muerde. No hay que estar así... -les dije y reímos aligerando un poco la situación.

-Vale... ¿Cuántos años dices que tiene, Ray? -preguntó Joseph.

EN EDICIÓN: Dear Music Teacher (Andy Biersack y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora