XXII. Friends

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Aun con el dulce sabor de los labios de Andrew sobre los míos, me dirigí a casa sin esperar algo relevante. Pero en cuanto puse un pie en la residencia donde me mantienen, tuve un mal presentimiento.

Primero que nada, el auto de mi papá estaba afuera, pero no lo veía por ningún lado. Tal vez estaba en su habitación... O en el baño.

Tenía hambre, así que decidí empezar a cocinar algo para todos. Cuando terminé, mi mamá, que se había trasladado a la mesa para trabajar en su laptop, me pidió un poco y me dijo que le llevara un plato a mi papá y otro a Ian, que estaban en el cuarto de estudio de mi papá. Estudiando.

Me sorprendió cómo los horarios coincidieron para que Ian y yo estuviéramos en la casa al mismo tiempo. Me sentí nerviosa pero al mismo tiempo vi la oportunidad de hablar más claramente sobre lo que dijimos en el chat.

-Intenta no ser tan grosera con él como la última vez -dijo mi madre haciendo su plato a un lado, limpiando sus manos con una toalla húmeda y volviendo a escribir en su computadora.

-¿De qué hablas? -Claro que sabía de qué hablaba, pero aunque pudo verse grosero, creo que fui muy clara con ambos respeto a lo que la presencia y las intenciones de Ian me hacían sentir.

-Cuando Ian llegó hace un rato le mencioné que tú también llegarías pronto, y se notó muy incómodo con eso, no feliz como la última vez. Después intenté hablarle sobre lo que me dijiste, incluso darle algún consejo, pero fue muy evasivo. Rayan, entiendo si no te interesa y si te incomoda que sea un pretendiente, pero no tienes derecho alguno de tratarlo mal, él no ha hecho nada para merecerlo. Tu papá lo aprecia mucho y tiene mucha esperanza en él. No hagas de sus visitas un martirio para todos.

Y mi mente sintió cómo: "The worst person you ever know, has said something completely rigth".

Maldición, ella tiene razón. La verdad no me culpo por reaccionar como lo hice, pero sí tengo la obligación de remediarlo.

-Está bien, hablaré con él -fue todo lo que dije antes de pararme, llevar a lavar mi plato y servir otros dos.

Subí las escaleras y me dirigí al cuarto de estudio de mi papá. La puerta no estaba totalmente cerrada, así que la empujé un poco para entrar con los platos en sendas manos.

Mi papá instantáneamente dejó de dibujar siluetas, órganos, letras y flechas en su pequeño pizarrón y sonrió cuando volteó a verme. Ian estaba de espaldas, parado y encorvado sobre un libro enorme en el que iba subrayando y anotando cosas.

-Hola, querida.

-Hola -le sonreí e Ian volteó. Mi mamá tenía razón, se notaba incómodo y tenía unas ojeras más marcadas que la última vez que lo vi. No quise sentirme muy importante por eso, es un chico universitario. Los universitarios tienen ojeras-. Están muy ocupados, así que les traje algo de comer.

-Sí estaremos aquí un buen rato, así que muchas gracias, linda -me contestó y extendió sus manos para que le entregara el plato. El otro lo puse sobre la mesa junto al libro de Ian. Volvimos a estar tan cerca como la vez que se ofreció a lavar los platos. Aligeré una sonrisa cuando me aventuré a verlo y su "Gracias" pareció ensayado.

Me retiré a mi cuarto a descansar un poco en lo que mi papá e Ian terminaban.

📲 Tu chat de Messenger con Ian Grimaldi

¿Podemos vernos cuando termines?
Necesito hablarte.
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Él lo leyó unos minutos después y yo bajé al jardín. Me senté en la banca con mi libreta de literatura y empecé a hacer un borrador de mi tarea. Casi hora y media después, la puerta se abrió y mi papá se despidió porque iría a ocuparse de unos asuntos en el hospital. Detrás de él salió Ian con un semblante animado sobreactuado.

EN EDICIÓN: Dear Music Teacher (Andy Biersack y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora