capítulo treinta y seis.

2.5K 95 97
                                    

trueno vía Instagram story.

trueno vía Instagram story

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Mateo.

Las gotas de lluvia chocaban contra la ventana y el frío viento hacía que las hojas de los árboles chocaran entre sí, logrando que el cielo se torne mas grisáceo y apagado, como si acompañara a la situación que estábamos pasando.

Un trueno retumbó las 4 paredes del hospital y yo llevé una de mis manos a la cabeza del menor, quien dió un pequeño saltito en su lugar aún dormido al oír el estruendo, para dejar una calma caricia en su cabello.

Exhalé profundo y tiré mi cabeza hacia atrás con mis ojos cerrados, dejando que caiga sobre la blanca pared que se encontraba detrás de mi asiento.

—Mateo...—oí la voz de Santino, quien se encontraba dormido con su cabeza en mis piernas, mientras también cargaba con el peso de mi novia aferrada a mi pecho, completamente dormida.

Aquél llamado había sonado un tanto tembloroso y entristecido, haciéndome preocupar lo suficiente como para que enseguida vuelva a mi postura normal y baje mi cabeza para darle mi suma atención.

Él enseguida se sentó en su lugar, y luego de estar unos largos segundos bostezando y refregando sus ojos con cansancio, pude notar como éstos estaban cristalinos.

—Ey, enano, ¿qué pasa? —pregunté en un murmuro, preocupado, tomando su mentón con una de mis manos para alzar su cabeza y que así me mirara. Sus ojos transmitían una tristeza tan grande que hacía arder mis ojos, y su voz sonaba tan quebrada que hacía descifrar a quien sea que lo oyera, su estado de ánimo.

—Me dan miedo los truenos. Los días así dormía abrazado a mamá, quiero dormir con ella. —deseó mientras sus ojos se aguaban a cada segundo un poco más, destrozándome el corazón por completo.

Y no lo pude evitar; mis ojos se tornaron cristalinos enseguida, y las lágrimas no tardaron en acumularse debajo de mis ojos, quebrantando un poco mi voz.

—Abrazame a mí, vení. —ofrecí sorbiendo mi nariz mocosa, mientras hacía que él pase uno de sus brazos por alrededor de mi cuerpo para que recueste su cabeza sobre mi hombro—Cuando mamá salga te vas a cansar de dormir abrazado a ella, ¿sabés? —hablé por lo bajo mientras sentía como el hilo de mi voz temblaba. Se me hacía un trabajo imposible no llorar, estaba metiendo mi mayor esfuerzo.

—¿Cuánto falta? —preguntó alzando un poco su cabecita para mirarme entristecido. Así, noté que la primer lágrima ya estaba deslizando su mejilla.

—Falta poquito, San. —contesté pasando uno de mis pulgares sobre aquélla gota derramada y él exhaló más tranquilo, para luego volver a recostarse sobre mí, abrazándome por la panza.

—Ya quiero que llegue el momento. —murmuró ilusionado mientras se removía en su lugar, buscando su comodidad. Luego, a los minutos, el sueño lo dominó por completo convirtiendo su respiración más pesada y calma. Y dejándome a mí con lagrimas en los ojos, y con la carga de un peso insoportable al recordar mi última oración asegurada al chiquito.

destino; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora