Justo cuando...

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Querida mía, así te decía cuando enamorado creí haber caído otra vez, solamente fue el dolor de la caída que recibí, ni siquiera una muestra de un poco de calidez, o un trozo de tu tiempo libre.
Ahora que desapareciste hace un tiempo me doy cuenta de lo mucho que te extrañaba y si no me dejabas no podría soportar nuevamente con la carga del preciado amor que en mí encargabas sin cuenta darte.
Te pude haber querido conocer completamente, me pude haber enamorado más de ti tan fácilmente, toda mi atención, cariño y aprecio iba a ti y sin condición, escribí para ti con todo lo que tenía que contarte, oh nena, había sido tan débil por haberme ilusionado así, me dolió mucho perderte.
Pero si algo aprendí de ti, fue que las caricias son fugaces, las palabras bonitas solamente duran ese momento y yo sigo siendo incrédulo de que algo así para mí exista.
Le diste conclusión a mi mundo de fantasía amando con fervor a tu querido, no te culpo, porque yo fui quien quiso intentarlo, yo lo intenté por ti, porque te veías tan sola estando con él que pensé una oportunidad tener, te culpo porque tú lograste enamorarme tan injustamente, te culpo por lograr ilusionarme tan fácilmente y con un poco de la desgracia que te acompañaba mi compasión cayó ante ti, te quise acompañar pero parece que solamente fui quien te ayudó a sanar.
Aún niego que te quiero pero si volvieras yo sería la misma persona contigo, te quiero pero lo negaré ante los demás porque no sabes lo mal que me pone, negaré estar mal porque tú no te mereces mis problemas.

Literatura AbsurdaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora