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Emma trago grueso y apartó la mirada con su rostro completamente rojo, maldijo a lo que sea que tuviesen los hermanos Hanagaki que atraía a las personas como abejas a la miel. Frente a ella muy cerca de su rostro Tamiko sonreía contenta mientras aplicaba en su rostro una crema para la piel, que según había leído era buena para evitar granos.

Tamiko estaba casi sobre ella en el sofá, ajena al lío interno por el que estaba pasando en ese momento. Mentalmente se reprochaba a si misma por sonrojarse ante la cercanía de su amiga, ella le era fiel a Draken y a su relación inexistente.

— Podríamos obligar a los chicos a ponerse mascarilla —Tamiko sonrió con maldad. Su hermano y Draken estaban en la habitación de Mikey, seguramente tonteando o quizás hablando sobre motocicletas y esa clase de cosas.

Emma se rió inevitablemente ante la imagen mental de esos tres con una banda para recoger su pelo con orejas, mascarilla facial verde y pepinos en los ojos. Pagaría por ver eso, y estaba segura de que Tamiko no se rendiría hasta conseguirlo.

— Es una gran idea —le apoyo. En cuanto pasase inmortalizaría el momento con una fotografía.

Ambas se observaron de forma cómplice, sin embargo el ruido de la campana de la entrada llamo su atención. Emma estaba por levantarse, pero Tamiko la detuvo.

— Yo iré, tú espera aquí. La mascarilla debe secarse —dicho esto dejo dos rodajas de pepino sobre sus ojos y se apresuró a la entrada del hogar de los Sano. No le correspondía a ella atender a los invitados, pero sabía que su amiga se avergonzaría de recibir a alguien en ese estado.

Al llegar a la entrada deslizó la puerta corrediza sin miramientos, pensando en la posibilidad que fuesen algunos de los chicos de la pandilla. Por esa razón cuando observó a los dos individuos de pie frente a ella se congelo momentáneamente.

— ¿Necesitan algo? —pregunto observando al atractivo albino. Recordaba a Kakucho de su infancia, pero al otro chico lo reconocía únicamente por lo que le había contado su hermano y la descripción del mismo.

Mientras Kakucho le observaba con sorpresa Izana lo hacía con indiferencia, claramente sabía de quién se trataba pues siempre estaba atento a todo lo que rodeaba a su hermano, cualquier información llegaría a sus oídos.

— Realmente es cierto, otra Hanagaki.

Como un inesperado plot twist, después de que Izana sobreviviera a aquel tiro término por obsesionarse con Mikey de una manera un tanto exagerada, motivado por las palabras de este de que sin importar que no llevasen la misma sangre eran familia. Por esa razón, siempre que podía intentaban acercarse a Sano y acapararlo. Tamiko estaba segura de que si el comandante de la ToMan desaparecía algún día sería porque fue secuestrado por su obsesivo hermano.

— Tú. Muévete y busca a Mikey por mi —ordeno Izana mirándole con frialdad.

En cualquier otras circunstancias eso realmente le abría molestado y seguramente ya le abría pateado, pero había algo en ese chico que le daban ganas de decirle 'voy papi'. Y no es que ella tuviese un gusto por los chicos con posibles problemas de personalidad y evidentes traumas, para nada. De hecho su tipo eran chicos como Chifuyu y Mitsuya, pero había algo en los chicos malos que le debilitaba las rodillas.

No los querría para una relación, pero si los disfrutaba visualmente.

— ¿Que estás esperando?

Se ha movido casi por instinto. Cuando estuvo lo suficientemente lejos se detuvo un momento y observó discretamente a Izana que seguía de pie en la entrada con esa aura de magnificencia que decía que cualquiera no era más que un vil insecto en su presencia —. Dios aprieta, pero tú ahórcame.

— ¡Tamiko! —el repentino grito le hizo dar un salto del susto, pensaba que estaba sola. A su lado su hermano le observaba con el rostro rojo, y no sabía si era de la vergüenza o del coraje por sus palabras — ¡Basta de fijarte solo en lunáticos!

Se contuvo de hacer un puchero ¿y ella que culpa tenía de que los loquitos estén bonitos?

— ¿Pasa algo?

Observó a Mikey acercarse en compañía de Draken, posiblemente atraídos por el sonido de la campana —. Izana-san te busca, Mikey.

Ambos hermanos intercambiaron miradas en cuanto Mikey se alejó, teniendo una guerra silencio.

— ¿Acaso nunca podré salir con nadie? —Tamiko se sintió indignada.

— ¿¡Salir!? —Takemichi le observó alterado —. No te he impedido salir con alguien —apretó sus dientes — ¿¡Pero porque tienes que interesarte por los más peligrosos y desequilibrados!?

— Oye más respeto —se quejo Tamiko —. Nada que la terapia no arregle.

— ¡Tamiko!

Takemichi quería llorar ¿Por qué a su hermanita le parecían atractivos los pandilleros lunáticos? Estaba claro que no podía impedir por mucho tiempo que conociese el amor, pero ¿Era mucho pedir que se fijase en alguien como Naoto del futuro? Realmente sería un buen partido; honesto, amable, recto y además apuesto.

— Entonces... —murmuro su gemela jugueteando con sus dedos — ¿No puedo coquetear con Izana?

— Ya no puedo más. Creo que se me bajo la presión...

Quiero que sepan que aunque no los contesto, leo todos y cada uno de los comentarios

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Quiero que sepan que aunque no los contesto, leo todos y cada uno de los comentarios. De hecho son la razón por la que sigo actualizando xd
Me hace muy feliz leerlos y me río un montón ❤️

Bi panic |Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora