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Mikey se había emocionado un poco más de la cuenta con la faceta fría de Takemichi, la expresión que hacía era de lo más atrayente y quería que lo siguiese mirando de esa forma por mucho tiempo. El problema fue que al parecer Takemichi ya no era tan tolerante como antes y tuvo un límite.

— ¡Takemicchi, mírame!

Mikey ahora quiere llorar como un bebé, porque Takemichi tiene tres días ignorándolo después de que lo hizo enojar.

— Tú te lo buscaste, Mikey.

Mikey observa con rencor a Draken quién no deja de decirle esas cosas cuando debería estarlo apoyando y ayudándolo para que su Takemicchi vuelva a hablarle. Mugre Ken-chin, parece que disfruta su sufrimiento.

— Take, ya vámonos —Tamiko le observa con una sonrisa desde la distancia —. Souta y Nahoya nos esperan.

Mikey le manda una mirada de rencor absoluto. Claro que quiere a la chica que se ha ganado por su cuenta todo el aprecio y respeto que le tienen, pero en ese momento es la causante de sus desgracias. Por culpa de la gemela malvada Takemichi se resiste a perdonarlo tan fácilmente, alegando que de otra manera no aprenderá la lección.

No está seguro de si debe arrodillarse y suplicar perdón, pero a esas alturas está dispuesto a hacerlo sin dudarlo. Tres días sin hablar con Takemichi son sufrimiento puro, ni que decir del hecho de que no ha podido abrazarlo. Ahora él, el gran comandante de la poderosa Tokyo Manji, envidia todos los demás miembros que pueden disfrutará de la atención de Takemichi.

— ¡Takemichi, yo quiero ir con ustedes!

Y allí está otro de los motivos de sus frustraciones; Kazutora colgado al cuello de Takemichi tan pegado como un chicle a un zapato. El desgraciado comenzó a hacer eso después de notar como había sido ignorando y el hecho de que sufría por eso, se burlaba de él.

— Suena divertido, me uno —Baji sonrió con burla en su dirección.

Allí estaba otro. Él pensaba que podría contar con quién era su amigo de la infancia, pero al parecer Baji realmente disfrutaba verlo siendo miserable. Ni Judas fue tan traicionero.

Ya estaba en estado de emergencia, necesitaba hacer algo o iba a enloquecer.

Ya estaba en estado de emergencia, necesitaba hacer algo o iba a enloquecer

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Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas. Eso se dijo a su mismo Mikey antes de secuestrar a Takemichi para que pudiesen tener un tiempo a solas para hablar y arreglar las cosas.

— ¡Mikey-kun, suéltame en este momento! —Takemichi le observó con su entrecejo fruncido.

Mikey parpadeo. Sí lo seguía mirando así se desconocía.

— Takemicchi, no es momento de seducirme, tenemos que hablar —le dijo con toda la seriedad que podía tener.

Takemichi le observó incrédulo, algunas veces ni el podía entender que diablos pasaba por la cabeza de Mikey. Aún así para su alivio su comandante desató el pañuelo que había estado amarrando sus manos juntas.

— Mikey-kun, estoy enojado contigo, no quiero hablar —declaro con severidad.

— Takemicchi, lamento mucho lo que hice.

Takemichi le observó fijamente, a él y a sus ojos de cachorro bajo la lluvia. Frunció su entrecejo más y se cruzó de brazos con disgusto.

— ¿Por que te estás disculpando?

Mikey lo observó con confusión, sin entender la pregunta— ¿Por lo que hice?

— ¿Y que hiciste?

Ante la pregunta Mikey enmudeció. ¿Que había hecho? Él nunca terminó de entender la razón por la que Takemichi se enojo y ha dejado de hablarle. Solo sabe que quiere que Takemichi lo perdone y el está dispuesto a hacer o decir lo que sea por eso.

— ¿Lo ves? —Takemichi rodo sus ojos—. Siquiera sabes que hiciste mal, solo estás pidiendo disculpas vacías.

Nuevamente esas palabras le dejan mudo. Parece que el enfado de Takemichi no hizo más que aumentar por su falta de respuesta. Hizo una mueca.

— Pero-

— Mikey-kun —llamo antes de que pudiese hablar —. Seguiste intentando obligarme a pasar todos el tiempo contigo como si fuese tu sirviente —bufo —. No lo soy, solo Draken-kun es capaz de hacer algo como eso, y es por voluntad propia —suspiro —. No puedes forzarme a hacer algo que no quiero, estoy cansado de eso, tengo mi propia vida y deseos.

Mikey guardo silencio, procesando todas las cosas que Takemichi le había dicho. Era cierto que lo había forzado a estar con él, pero era solo porque disfrutaba pasar tiempo con Takemichi y se sentía bien a su lado. Nunca imaginó que se disgustase por eso. Lo miro.

— Lamento no respetar tu opinión, Takemicchi —susurro —. Ahora te escucharé.

Takemichi le observó con ojos entrecerrados, como si estuviese sopesando si debía perdonarlo o no. Finalmente suspiro.

— Está bien, Mikey-kun —se alzó de hombros —. Realmente no puedo enfadarme contigo —sonrio como si nada hubiese ocurrido —. Pero si vuelve a pasar no te hablaré por un mes.

Y con tal amenaza una flecha imaginaria se clavó en el pecho de Mikey. Tres días había sido un infierno, un mes sería la muerte.

Cuando estaba por decir algo unos fueres golpes se comenzaron a escuchar desde la planta baja.

— ¡Sano Manjiro, tú bastardo, devuélveme a mi hermano!

Mikey sudo frío cuando miro por la ventana y noto a Tamiko pateando la puerta, pero lo verdaderamente llamativo y alarmante era que en una de sus manos había un bate de metal. En ese momento realmente sintió el verdadero terror.

La buena noticia es que ya se había reconciliado. Al menos si iba a ser apaleado, Takemichi lo visitaría en el hospital.

 Al menos si iba a ser apaleado, Takemichi lo visitaría en el hospital

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Holis. Lamento el abandono. Han pasado muchísimas cosas malas en mi vida últimamente. Pero ya todo está mejorando poco a poco, así que decidí reanudar. Es un capítulo flojo, porque lit lo acabo de escribir, los otros si estaban más planeados ahaha.
Por cierto, en agosto cumplí años, ah

Bi panic |Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora