¿Como llegaron a esa situación? Ni el mismo está muy seguro. Ese día era sábado y su gemela había insistido en pasar por casa del chico para visitarlo y conocer a sus hermanitas. Hasta allí todo bien.
Las niñas adoraron a Tamiko casi de inmediato, y a él continuaron llamándolo feo ¿Por qué diablos él era el feo y su hermana era una chica bonita? Eran gemelos maldita sea.
Ejem, prosigue.
La cosa es que cayó la noche, y también comenzó a llover. El instinto de hermano mayor de Mitsuya le impidió que los dejase marchar así, por lo decidió que pasarían la noche allí.
Y así, Tamiko terminó en el cuarto de las niñas, y él con Mitsuya.
Takemichi quería llorar. Aunque su gemela tenía un cuarto aparte, ya se había acostumbrado a dormir con ella abrazados, de otra manera no podría conciliar el sueño fácilmente. Y aunque Tamiko no tenía ese problema que le impedía dormir sin su hermano, también estaba acostumbrada a dormir abrazando a algo, cualquier cosa. Pero bueno, ella tenía a las niñas ¿Y él que tenía? A Mitsuya, pero no iba a decirle que lo dejase abrazarlo ¿Como iba a decir eso?
— Takemichi ¿no puedes dormir?
Casi da un brinco del susto al escuchar a Mitsuya hablar tan repentinamente. Giró su rostro y observó al mayor mirando hacia el techo.
— Me preocupa Tamiko —mintio.
— ¿Tamiko? —Mitsuya le observó con cariosidad, girando su rostro en su dirección.
— Aunque es solo lluvia, podría empeorar —suspiro —. A Tamiko le dan miedo las tormentas —confeso. Bueno, eso no era una mentira.
Mitsuya hizo una mueca, probablemente también preocupado por Tamiko, después de todo la apreciaba mucho —. Si inicia una tormenta, podemos poner un futón en mi habitación y llamarlas ¿te parece?
Takemichi abrió su boca con sorpresa. Siempre le sorprendía lo gentil que era Mitsuya, muy inusual para un pandillero.
— Está bien...
— Ahora ¿que otra cosa es la que te impide dormir?
Vaya. Mitsuya no solo era gentil, sino también muy perspicaz. Sonrió nervioso.
— La verdad —murmuro sintiendo su rostro calentándose —, estoy acostumbrado a dormir abrazando a Tamiko.
Finalmente lo confesó. Ahora buscaría un lugar para enterrar su cabeza como los avestruz.
— Entiendo —Mitsuya suspiro. Sin observarlo él podía adivinar que estaba sonriendo de esa forma amable que lo caracterizaba —. Debiste decirlo.
Inesperadamente Takemichi se ve a si mismo atrapado en un fuerte pero amable agarré. Mitsuya lo ha atraído hacia él y lo está abrazando con naturalidad. Seguramente es ese instinto de hermano mayor.
Takemichi parpadea. Pensó que luego de confesarle eso Mitsuya llamaría a su hermana y él se iría a dormir con las niñas. Por su cabeza jamás paso esa situación tan extraña. Esta ruborizado y confundido mientras su cabeza descansa en el pecho del mayor.
— Duerme bien, Takemichi —escucha la voz de Mitsuya. Siente el pecho ajeno vibrar ante cada palabra debido a lo cerca que está.
Takemichi piensa que es imposible dormir en esa situación. Pero solo cinco minutos después cae rendido ante la calidez que el mayor le transmite.
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Por la mañana de regreso a casa Tamiko se queja de la suerte que tuvo su gemelo, y que a ella también le gustaría ser apapachada por Mitsuya. Pero esa es otra historia...
Takemichi guarda silencio durante todo el trayecto. Jamás, bajo ninguna circunstancia admitirá que el también se siente algo afortunado. Mitsuya es cálido, su piel es suave y huele bien.
