Bi panic |Tokyo Revengers

29

De alguna manera se ha revelado el vergonzoso secreto de Takemichi. Ahora todos sabes que no puede dormir si no está abrazado a su hermana.

— ¿Que demonios? ¿eres un bebé? —Baji se ríe con ganas.

— No lo entenderían. Somos gemelos, hemos estado juntos desde el día de la concepción hasta ahora —se defiende Takemichi con total indignación, su rostro está completamente rojo y su entrecejo fruncido.

Baji cae al suelo sujetándose el estómago debido a la risa. Adora burlarse de la gente, es una de sus cosas favoritas luego de darle puñetazos a las personas que le irritan.

— ¿Y cuando te cases con Hina? ¿Aún te llevaras a Tamiko para que duerma con ustedes? —se burla Kazutora.

Mikey bufa ante la mención de que Takemichi se casará con Hinata, mientras éste se sonroja más incluso si parecía imposible.

— ¿Lo imaginas? —Bromea Kokonoi divertido.

Hinata se sonrojo ante la idea. Si Takemichi quiere llevarse a su gemela para que duerma con ellos después de que se casen, es un sacrificio que está dispuesta a hacer.

— ¿Se supone que es algo malo? —pregunta con toda seriedad Inui. Llámenlo loco, pero él hasta lo agradecería.

Debido a las palabras de Koko no pueden evitar imaginar tal cosa, solo que no con Hinata compartiendo habitación con los ellos precisamente. Dormir con ambos gemelos es algo que probablemente se consideraría como un sueño inalcanzable. El único bastardo suertudo ha sido por supuesto Chifuyu.

— ¿Y si se confunde de gemelo por la noche? —dice Sanzu.

— ¿Donde firmó? —pregunta Yuzuha completamente sería.

— ¿Firmar que? —Hakkai observa extrañado a su hermana.

Mikey frunce su entrecejo y se muerde la lengua para no decirle a la chica que vaya a la fila.

— Dejando eso de lado —interviene Mitsuya — ¿Por qué es gracioso?, me parece muy tierno que duerman juntos.

Baji que hasta el momento se había estado riendo lentamente detiene su risa cuando la imagen de los gemelos durmiendo abrazados viene a su mente. Se atraganta con su saliva, eso es demasiado para su corazón.

— Entonces, ¿donde dices que se firma? —repite Inupi. Koko lo observa indignado.