El día podía haber sido como cualquier otro de no ser por la estrepitosa caída de Mikey al tropezarse con unas tablas de madera. Todos piensan que fue graciosa, Draken que fue estúpida.
— ¡Mikey-kun/Mikey! ¿¡Estás bien!?
Los hermanos Hanagaki gritaron aquello al mismo tiempo mientras se apresuraban a acercarse al joven Sano que seguía tirado en el suelo. Sin pensarlo comienzan a buscar alguna posible herida en el comandante de la pandilla, se sienten responsables por aquel accidente ya que ellos habían dejado aquellas tablas en el suelo para usarlas más tarde.
Mikey parpadeo observando a los gemelos manosear su cuerpo con preocupación en busca de heridas. Solo pudo pensar una única cosa. Genial, premio doble.
Cuando declaró a Takemichi su amigo delante de todos -realmente dijo que sería su perra, pero esos detalles quién los cuenta-, jamás imaginó que también conseguiría a su copia versión femenina. Agradecido con el de arriba.
— Ya no seas payaso y levántate, Mikey —Draken le observa con fastidio mientras se acerca a ellos para evitar que su molesto mejor amigo se siga aprovechando de la amabilidad de los Hanagaki —. Este enano ha recibido golpes con fierros. Una caída no va a matarlo —les dice rodando sus ojos.
Los hermanos asiente con comprensión y se levantan observando aliviados al comandante. Mikey hace un puchero al no tener más atención, y luego desvía su molesta mirada al más alto de los presentes.
— ¡Deja de ser envidioso, Ken-chin!
— ¿¡Ha!?
De esa forma inician una nueva pelea, los gemelos siquiera están seguros de la razón, pero aprecian demasiado su vida como para intervenir. Se alejan discretamente al escuchar a Mikey gritarle pito corto a Draken mientras este lo sacude como si fuese un muñeco.
— Esos dos, como siempre son irrazonables —Baji suelta una risa llena de burla mientras pasa amistosamente sus brazos por los hombros de los Hanagaki —. En fin —la sonrisa torcida le da mala espina a Takemichi —, ¿vamos a romper ventanas o a quemar autos por ahí?
Tamiko parpadea incrédula, el más irrazonable es él.
— ¡Andando! —Kazutora se une a ellos y prácticamente se llevan arrastrando a los gemelos cuando escuchan gritar a Mikey algo sobre que no pueden comerse sus tortas.
— ¡La pasaremos muy bien! —Baji sigue sonriendo de esa manera que le produce mala espina. El instinto de Takemichi le dice que lo mejor es huir, y si algo le ha enseñado la vida es que no debe ignorar su instinto, como aquella vez en la que Mikey apareció frente a él pero primera vez.
¿Por ignorarlo que se llevó? Exacto, que Mikey lo declarará su perra y meterse en toda clase de problemas de pandillas en las que casi siempre terminaba más golpeado que piñata en cumpleaños de niños. Miro a su hermana intentando transmitirle el mensaje de que debían escapar de la agarras de aquellos diablillos de rostros atractivos en cuanto tuviesen la oportunidad.
Tamiko alzó una ceja intentando saber que quería decirle su hermano con aquella mirada de lunático. Ya decía ella que era muy raro que no se hubiese vuelto loco rodeado de tantos chicos raritos.
— Kazutora, Baji ¿podemos ir por algo de comer? —decidio desviar su atención de cual sea que fuese su plan original. Había posibilidad de que funcionase, Baji era un poco más considerado que el fierrazos loco.
— Le quitas la diversión a todo —Kazutora le observó con aburrimiento, pero aún así no se negaron.
Takemichi observó con sorpresa a su hermana. Siempre le sorprendía que pudiese lleva de esa forma a los dos locos de la ToMan, era igual que el tipo del programa de televisión que lograba domesticar gatos salvajes. Mi gato endemoniado.
— Vamos por Chifuyu, compraremos peyoung yakisoba.
— ¡Si! —Tamiko grito animada, siendo ella ahora quién tomase de las manos a aquel peligroso duo y prácticamente los arrastrase en busca de su amigo. Los chicos le observaron con cierta sorpresa antes de intercambiar miradas, con una pequeña mueca parecida a una sonrisa.
Los hermanos Hanagaki realmente eran especiales. Sobre todo, estaban en deuda con el mayor de estos.
— No te quedes atrás, Takemicchi —el pelinegro apretó el agarre en el rubio quién algo sonrojado asintió. La amplia sonrisa de Baji podía ser bastante deslumbrante.
Otro capítulo. Regalo porque tarde mucho en actualizar.
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Bi panic |Tokyo Revengers
أدب الهواةEn donde Takemichi y su hermana causan en todos un bi panic •Humor