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— ¡Date prisa, Baji!

Tamiko se encontraba acostada en la cama del chico con una revista sobre su rostro, había mantenido esa posición desde que había entrado en la habitación. Baji estaba dando vueltas por el reducido espacio, y aunque no podía verlo si podía escucharlo mientras murmuraba cosas que no alcanzaba a entender.

— ¡Ya lo sé, maldición! —grito enojado, deteniéndose para dirigirle una mala mirada a la desvergonzada chica, quién obviamente no lo noto —. Deja de joder. Lo hago tan rápido como puedo, ustedes aparecieron de la nada —se quejo enojado. Ya estaba irritado y no había nada cerca para incendiar.

— ¡Keisuke, ese lenguaje!

Escucho el grito de su madre desde la cocina y se estremeció de miedo. Las carcajadas de Kazutora no se hicieron esperar aumentando su mal humor, y mientras lo observaba sujetando su estómago muy quitado de la pena en el balcón de su habitación, seriamente pensó si sería buena idea arrojarle una de sus pesas. Takemichi a su lado era prudente y no se reía sabiendo que de lo contrario no le iría bien.

— Baji-san, si continúa le quitarán el permiso —advirtió Chifuyu. Algo confundida Tamiko quito la revista de su rostro al escuchar su voz bastante cerca. Su sorpresa fue grande cuando giró su rostro y se encontró con Chifuyo a su lado en la cama boca abajo con su torso alzado y su peso siendo sostenido por sus codos.

Chifuyu bajo su mirada a ella y le sonrió. Tamiko dio un respingón en su lugar y cayó de cara al suelo, siendo rápidamente auxiliada por su hermano mientras escuchaba las carcajadas de Kazutora aumentar.

— ¡Chifuyu, me asustaste! —se quejo llevando una mano hacia su corazón una vez se incorporo sentada en el suelo —. Realmente eres silencio como un gato cuando quieres.

Esa comparación pareció gustarle a su amigo, quién sonrió ampliamente orgulloso. No le sorprendía, de hecho estaba segura que a cualquiera de ese trío loco de amigos le encantaría ser comparado con los felinos que tanto amaban.

— Si Baji, no desperdicies todo el esfuerzo —sonrió con burla Kazutora, en referencia a lo que había dicho Matsuno con anterioridad.

Chifuyo alzó una ceja ¿esfuerzo? la madre de Baji adoraba a los hermanos Hanagaki, así que solo había bastado unas cuantas palabras educadas de Tamiko y una sonrisa tímida de Takemichi para que ella aceptase de buena gana que su hijo pasase la noche en casa de los gemelos junto a ellos.

Chifuyo alzó una ceja ¿esfuerzo? la madre de Baji adoraba a los hermanos Hanagaki, así que solo había bastado unas cuantas palabras educadas de Tamiko y una sonrisa tímida de Takemichi para que ella aceptase de buena gana que su hijo pasase la noc...

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— Baji-san es el mejor —aseguro Chifuyo pasando animadamente sus brazos por los hombros del aludido quien sonreía con confianza — No hay nadie más confiable, genial y valiente que él.

— Que feo que estés así de mal, Chifuyu —Kazutora lo observó con pena, como si fuese un pobre diablo siendo engañado. Baji frunció su entrecejo completamente indignado por la forma en la que había dicho aquello —. Espero de corazón que puedas encontrar la verdad algún día.

— ¡Kazutora, bastardo! —gruño. Enojado Baji se lanzó sobre él dispuesto a golpearlo.

— ¡Si sigues diciendo malas palabras mami se enojara! —se burló Kazutora.

De esa manera iniciaron una nueva pelea, a la cual el resto ya estaba bastante acostumbrado. Tamiko suspiro mientras se levantaba para rodear el mesón hacia la cocina, estaba pensando en preparar algo para picar mientras veían la película que habían escogido temprano.

— Compañero —Chifuyu se corrió hacia el banco vacío del que se había levantado Tamiko para estar más cerca de Takemichi —. No creas que solo pienso que Baji-san es genial. Tú también lo eres —aseguro muy serio mientras lo atraía hacia él abrazándolo por los hombros.

Desde su lugar Tamiko los observó con una ceja alzada y le sonrió con burla a su hermano, provocando que este entrecerrase sus ojos hacia ella.

— Siempre estaré para ti, compañero —aseguro Chifuyu sonriendo ampliamente. Un sonrojo cubrió las mejillas de Takemichi quien avergonzado le susurró de vuelta que él también estaría siempre.

Tamiko abrió con muchísimo cuidado la puerta de la habitación de su hermano y se arrastró por el suelo gateando hasta el futón donde estaba su amigo fierros locos

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Tamiko abrió con muchísimo cuidado la puerta de la habitación de su hermano y se arrastró por el suelo gateando hasta el futón donde estaba su amigo fierros locos.

— Pss, Tora —llamo en un susurro sumamente bajo, viéndolo abrir casi al instante los ojos y desviar su atención a ella — ¿Que tienes?

— Marcadores permanentes —respondió de vuelta en un susurro — ¿Tú?

— Pegamento y plumas.

Ambos se sonrieron con complicidad y sus ojos brillaban llenos de maldad mientras chocaban sus puños tratando de hacer el menor ruido posible

— El que se duerme, pierde.

Bi panic |Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora