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La mayoría conocía a Tamiko como una chica enérgica, impulsiva y algo infantil. Pero la realidad era que ninguno había sido testigo del temperamento de la chica más allá del día en el que le habían visto por primer vez, donde había sido rápidamente aplacada por su hermano.

— ¿Estas bien? — Tamiko se arrodilló frente a Emma y tomo con cuidado su delicado rostro entre sus manos — ¿Duele en alguna parte? —le observó con preocupación.

De no ser por lo cercana que había sentido la muerte en ese momento, Emma probablemente se abría avergonzado por el trato de su amiga, además de aquella cercanía.

— M-mis rodillas, y mi tobillo —balbuceo, apuntando hacia su tobillo derecho con sus manos temblorosas.

Tamiko bajo su mirada observando las rodillas de la chica raspadas y llenas de sangre, y aunque no había una herida aparente en su tobillo no podía descartar la posibilidad de un esguince. Había conseguido lanzarse sobre su amiga antes de que la bala impactarse, pero se había lastimado al rodar por el suelo.

— Todo estará bien, Emma-chan —Tamiko observó por sobre su hombro hacia los miembros de la ToMan quienes tenían apresado a quien había disparado, estaban desquitando su enojo —. Nadie va a lastimarte —prometio.

Entonces aún con el rostro de su amiga entre sus manos acercó el suyo propio, dejando un delicado beso en la frente de la más baja. Tamiko se separo y le sonrió de forma deslumbrante, y esta vez Emma si se permitió sonrojarse.

Con su rostro ardiendo Emma sentía que el mundo comenzaba a dar vuelta, comenzó a balbucear palabras incoherentes mientras agitaba sus manos de un lado a otro. Y Yuzuha desde su lugar no pudo evitar observarla con algo de envidia ¿qué diablos había sido eso?

Kisaki no tuvo tiempo de reaccionar cuando un puño se estrelló contra su rostro con tanta fuerza que lo hizo girar

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Kisaki no tuvo tiempo de reaccionar cuando un puño se estrelló contra su rostro con tanta fuerza que lo hizo girar. Podía sentir la sangre en su boca.

— ¿Que diablos?

Observó desde abajo a la chica Hanagaki. Realmente no había esperado que se apareciera allí, en el hospital donde estaba recibiendo rehabilitación y terapias para su pronta recuperación. Aunque no había demasiadas esperanzas el esperaba que así fuera.

— Ni siquiera estando paralítico dejas de ser una piedra en el zapato —Tamiko frunció su entrecejo mandándole una mirada de advertencia a Hanma quien estaba detrás de Kisaki, con sus manos sobre la silla de ruedas del moreno.

— ¿De qué hablas? —Kisaki le observó con indiferencia, limpiando la sangre de su boca.

— Tú pequeño secuaz aprecia demasiado su vida como para guardar la información.

Escuchar aquello le hizo maldecir en sus adentros, arrepintiéndose de elegir a ese matón de cuarta. Kisaki observó a su alrededor, pero en aquel patio del hospital no había nadie de la ToMan, solo estaba la Hanagaki menor, y unos pasos de tras de ella la única mujer de los Shiba.

— Mirate Kisaki, ahora no eres más que un pobre diablo que no tiene suficiente poder como para conseguir a alguien decente —lo observó desde arriba con lástima, como si fuese un patético gusano arrastrándose por el suelo —. Mereces vivir así por el resto de tu vida, tan miserable —sonrio de forma cínica —, morir era demasiado bueno para ti.

Yuzuha desde su lugar se estaba debatiendo sobre si debería tomar una fotografía de Tamiko con esa expresión. Después de todo habían ido allí en secreto y sería malo dejar pruebas.

En cuanto a Tamiko, recorrió con su mirada el cuerpo de Kisaki, hasta el momento se había sometido a varias operaciones para reparar sus huesos y la dirección en la que iban sus extremidades. En ese momento no era más que una persona sin muchas oportunidades de volver a caminar, incluso si conseguían reparar sus piernas y brazos de forma decente.

— Esperando que Hinata se fije en tu —susurro Tamiko, captando la atención del moreno —. Pobre cosita fea —se burló dando otro paso para estar más cerca de él —, todo doblado, todo feo.

Kisaki apretó sus labios con fuerza, por culpa de Hanagaki Takemichi todos sus planes habían fallado. Pero él no iba a rendirse, solo necesitaba encontrar una oportunidad de eliminar la luz que le quedaba a Mikey, entonces caería a la obscuridad y él estaría allí para sacar todo su potencial. Sabía que lo conseguirá. Crearía su nueva era y eventualmente Hinata lo aceptaría. Así debía ser.

— Te echaran de aquí en cuanto te vean —le sonrió tenso Hanma. Tamiko le sonrió de vuelta, sabía que Yuzuha le advertiria si alguien se acercaba allí.

— Callate, lame botas.

Sin temer Tamiko se inclinó hasta dejar su rostro cerca del de Kisaki, como si estuviese por decirle algo confidencial e importante.

— Escúchame bien —susurro —. No te vuelvas a acercarte a mi hermano o amigos —advirtió. Había algo en su voz que le hacía saber al moreno que aquello era realmente en serio, sobre todo por aquellos ojos fríos que pocas veces se le había visto a los hermanos Hanagaki —, de lo contrario, yo personalmente me encargaré de romper tu cuello...

Dicho esto se separo lentamente para sonreírle de forma amplia, casi amigable. Agito su mano en son de despedida y se dio la vuelta haciéndole una señal a su acompañante.

— Que jot —Yuzuha se abanico el rostro mientras le seguía. Ahora podía entender porque Hakkai se comportaba como lo hacía con Mitsuya.

Bi panic |Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora