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Lo que soy



-Tengo que comprarme un maldito despertador nuevo –me quejé abriendo mi taquilla.
-Vuelves a llegar tarde.
-Algo evidente Mer. Lo que más me sorprende es que vivo en tu casa, rodeada de compañeros y ninguno es capaz de avisarme.
-Duermes desnuda –dijo George como si eso lo explicara todo.
- ¿Cuál es el problema? Tú ya me has visto, no es para tanto. ¿Estás bien? –le pregunté a Mer al ver su cara aún más pálida de lo normal.
-El estrés de salir con dos tíos me está matando.
-Las citas son un rollo. Prueba a tener un trío. Te quitará todo el estrés –me reí al ver la cara de embobado de George.
- ¿Un tri...trío?
-Eres tan mono cuando te pones nervioso –le revolví el pelo.
- ¿De verdad estás bien? –le preguntó George evitándome.
-Sí, es que no me siento yo misma.
-O'Malley tiene ese efecto en las tías. Pregúntale a Callie –se burló Alex.
- ¿De qué estás hablando?
-La mandaste a tomar por culo.
-No es verdad. ¿Quién lo dice?
-Ella –le dije.
-Lo entiendo. Está buena, pero no es para ti –siguió Alex.
- ¿Por qué no?
-Porque está buena.
-Deja de burlarte de él.
Mer me dio un toque en el brazo. –Sigo sin saber cómo lograste que Izzie saliera del baño.
-La mandé a la mierda. Vamos, llegamos tarde –arrastré a Alex conmigo para buscar a Bailey.




⭕⭕⭕




-Shawn Sullivan, 62. Le hicieron un bypass poco invasivo hace dos días para eliminar una obstrucción en la arteria...
-Me encuentro mejor, gracias George -interrumpió el paciente. -Bueno, ¿puedo dejar de ser una carga e irme a casa, Miranda?
-Deja de interrumpir a los médicos y escucha lo que tienen que decir -le regañó su mujer.
-Debo volver al trabajo. Si no, me van a echar.
-No pueden echarte cielo. Eres el mejor vendedor de la empresa.
- ¿Qué vende?
-Coches.
-Mi Shawn podría vender cualquier cosa.
-No me cabe duda. Lo que no conseguirá es convencerme de que le deje volver antes de que sus niveles de oxígeno hayan subido -le explicó Bailey. -De modo que póngase esos tubos, señor Sullivan, si quiere que le deje marcharse de aquí. Y si lo hago, cumpla su palabra. Nada de fritos, ni de alcohol, ni de cigarrillos.
-Eres dura de pelar.
-Júremelo o no firmaré los papeles del alta.
-Tienes mi palabra.
-De acuerdo. Señora Sullivan, vaya a recepción a rellenar unos impresos y después llévese a su marido.
Salimos de la habitación siguiendo a Bailey, que frunció el ceño al ver la cara pálida de Mer.
-¿Estás bien, Grey?
-Sí, doctora Bailey. Es que... tengo que decidirme de una vez -terminó sentándose mirando al suelo.
-Karev, Grey, tengo un aneurisma de arteria basilar, ¿te interesa? -le preguntó Derek mirando a Mer.
Addison se acercó por su lado hasta llegar a Bailey, evitando mirar a Derek.
-Doctora Bailey, ¿puedo...? Dios mío.
-Todos nos giramos a mirar qué le había sorprendido, encontrando al macizo Mark Sloan estrechando la mano del jefe. Volvimos a girar la cabeza al escuchar a Mer vomitar.
-¡No señor Sullivan, no lo encienda! -gritó George, pero fue tarde.
Una gran llamarada empezó a quemar la cara del paciente.
-¡Un extintor!
-¡Código rojo!




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Cristina, Derek y yo estábamos con Meredith que se negaba a que la examinaran.
-Vete, tienes que ir a operar. Y enfrentarte a un cirujano -señaló Meredith al jefe y a Sloan.
-¿Ya estás bien?
-Sí.
-¿Cuidáis de ella? -nos preguntó Derek.
-A ver qué pasa ahora -se burló Cristina al verlo acercarse a esos dos.
-Parece ser que aquí hay mucho idiota -le dijo al jefe mirando mal a Sloan. -¡Jefe! ¡Jefe! -llamó siguiéndole por las escaleras y dejando solo a Sloan.
Pero enseguida apareció Addison.
-¿No ibas a volver a Nueva York?
-Ya era hora de cambiar.
-Segundo acto -me burlé.
-No puedes.
-Sí que puedo. Es fácil. He alquilado mi apartamento, he vendido mi clínica. ¿Por qué crees que he venido?
-Por eso te dejé.
-No fue por Derek.
Meredith interrumpió la diversión vomitando de nuevo.
-Joder. ¿Estás preñada? -las palabras de Cristina hicieron que todos mirasen a Mer.
-Esto es mejor que un culebrón -me reí.
-Es lo que faltaba -se quejó Addison mirando a Derek bajar las escaleras. -El bello fruto del adulterio.
-No es peor que una sociópata adúltera. Meredith.
-Déjala. Ya ha hecho bastante -le dijo Bailey.





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-No sé cómo lo consigues siempre para meterte en estos líos mi querida Mer -me burlé viéndola quejarse en la camilla.
-Cállate. No puedo estar embarazada.
-¿Quién es el padre?
-No estoy embarazada Cristina.
-Yo también pensé eso. Pero el dolor abdominal, la fiebre, los vómitos...
-Tiene que ser del veterinario -me reí. -Si fuera de Derek no lo negarías así.
-Que no estoy embarazada.
-No sabes quién es el padre, ¿verdad?
Meredith se nos quedó mirando. -Tendría que ser de Derek. Es imposible que sea de Finn.
-Lo sabía. Solo sales con él para darle celos a Shepherd. Mi pequeña Mer ha crecido y se ha convertido en una zorra. Estoy orgullosa.
-Cállate Keyra. No es verdad. Me gusta Finn.
-Pero no es Derek -se burló Cristina. -Tienes que terminar esa estúpida relación con el veterinario.
-No puedo estar embarazada, chicas.
-¡Del macizo! -Cristina presionó su abdomen para examinarla, haciendo que Mer se quejara. -Perdona.
-¿Te traté mal cuando estabas preñada?
-¿No decías que no lo estabas?
-No está embarazada -nos giramos a ver a Bailey entrar. -Keyra. Con Yang tengo suficiente para vigilar a Grey. Busca trabajo que hacer.
-Vale. Pero si le sale un alien del pecho quiero verlo -me reí antes de irme.



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Estaba observando al doctor Sloan al otro lado del pasillo cómo trataba las quemaduras cuando vi a Alex acercándose. Corrí hacia él antes de que el doctor Sloan se diera cuenta.
-¿Qué haces aquí?
-Quiero estar en plástica. ¿No estabas con la preñada de Meredith?
-No está embarazada y no me cambies de tema. Yo tengo que estar en plástica y tú con Addison.
-Vamos. Estoy harto de embarazadas y bebés enfermos. Necesito esto más que tú.
-Yo quiero ser la mejor en plástica.
-Por favor. Solo quieres acostarte con él y no te hace falta ser su interna para conseguirlo.
-Gracias por el cumplido, pero voy a ganar yo.
Le empujé para correr hasta Sloan entre risas y empujones. Sonreí a Alex con orgullo al ser la primera, pero se me quitó la sonrisa cuando él abrió la bocaza antes que yo.
-Doctor Sloan.
-¿Eres mi interno?
-No. Él está con la doctora Montgomery. Yo seré su interna.
-Ella me dio permiso.
-No me lo creo. Doctor Sloan, soy Keyra O'Connor y se me da muy bien la plástica.
-Echó a la anterior especialista -me acusó Alex consiguiendo una mirada de muerte por mi parte.
-Se fue por su propio pie. Me encanta plástica.
-¡Mi cara! -nos interrumpió el paciente.
-No hable, señor Sullivan. Esto va a dolerle un poco.
-Quiere saber, si podrán arreglarle la cara. Si podrán operarle -lloró su mujer.
-Eliminaré el tejido quemado y después le reconstruiremos la cara con células vivas.
-¿Eso hará que su cara sea como antes? Porque su cara es muy bonita. Se dedica a las ventas.
-Haré cuanto esté en mi mano, señora Sullivan. Necesitamos una consulta antes de operar -nos dijo acercándose a nosotros.
-¿Algo más? Podría desbridarle o... -dijo Alex.
-Hay una cosa que necesito. Tráeme un capuchino. Que sea doble -se fue dejándonos aturdidos.
-¿Lo decía en serio? -me giré a ver a Alex.
-Me parece que sí.
-Que te diviertas en plástica -le di palmaditas en el brazo antes de salir corriendo.







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Estaba con Addison comprobando el estado de la paciente después de decirle que Alex se había quedado en plástica.
-Otra contracción -le avisé.
-Has dilatado, pero el bebé aún continúa encajado -le explicó a la paciente.
-Necesita más tiempo.
-No lo tenemos. Su ritmo cardiaco disminuye con cada contracción -le expliqué yo.
-Si el ritmo aminora demasiado...
-¿Es demasiado lento?
-Aún no, pero...
-Pues deje de asustarnos para hacerme una operación que no deseo. Tengo un plan de parto. No... no quiero ser una de esas mujeres débiles que lo abandonan todo en el momento en que las cosas se ponen feas. Quiero...
-Rebeca, su plan de parto es solo eso.
-Jeff, échalas de aquí -lloró a su marido.
-Cielo, solo tratan de tomas precauciones.
-¡Que se larguen! ¡Que se vayan! ¡Largo! ¡Fuera! ¡Fuera!
Miré a Addison sin saber qué decir al verla salir de la habitación.
-Señora, si no le hacemos una cesárea, morirán los dos. ¿De verdad quiere sufrir todo este dolor por un estúpido plan de parto? Los planes cambian.
-¡O'Connor sal de aquí! -me regañó Addison.
-Si sigue así, su bebé morirá y la matará a usted.
-¡Keyra! ¡Fuera! -salí de la habitación tras ella viendo lo cabreada que estaba. -¿Cómo se te ocurre? ¡No tenías ningún derecho a decirle nada! Ahora seguramente no nos dejará volver a entrar por tu culpa.
-Dije lo que usted tendría que haber dicho. ¿Qué clase de médico hace caso a las estúpidas exigencias de un paciente que no quiere ser atendido por ser irracional? Morirá y lo sabe.
-Fuera del caso. No te quiero en mi servicio.
-Genial. Así no tendré que ver a la paciente morir.






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Me asomé a la habitación de Meredith para saber si estaba despierta. Entré al verla algo triste.
-¿Cómo estás?
-La operación salió bien. George lo hizo bien.
-Por lo menos has entrado al quirófano. Yo me peleé con Addison y Alex acabó entrando en la cesárea. Lo más gracioso es que nos estábamos peleando por Sloan. Puede estar muy bueno, pero es un auténtico capuyo. Se lo di a Alex y él me quita la operación con Addison.
-Vaya mierda.
-Ya me vengaré de Karev.
-Yo he roto con Finn. Y Derek me ha dejado a mí.
Me acerqué y me tumbé a su lado acariciando su cabeza. -Lo siento mucho.

   












Vale. 

Me ha costado muchísimo subir el capítulo porque tengo el portátl estropeado y es la primera vez que escribo en una tablet pero por fin aquí está. 

😄

Anatomía de GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora