Capítulo 12

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Perdiendo la fe




Todos estábamos en el despacho del jefe bajo su mirada acusatoria. Después de saber que la operación de Burke y la de Denny habían terminado bien, el jefe Webber nos obligó a marcharnos a casa. Y ahora estábamos aquí. Esperando un juicio que, a mi parecer, yo no merecía.

-Yo corté los cables –admitió Izzie.

-No es cierto. Yo corté los cables.

-No, fui yo. Yo corté los cables.

Le siguieron Mer y George. Este le dio un toque a Cristina para que hablase. –No, yo corté los cables.

-Yo no hice nada. Soy inocente.

-Alex –le reprendió Mer.

Todos empezaron a discutir para defender a Izzie mientras yo seguía en silencio mirando al jefe.

-Callaos ya. Sé quién lo hizo. Así que más os vale confesar. Lo sé.

-Con el debido respeto, si lo supiera, no lo preguntaría –la voz de George salió nerviosa.

-Hice lo que...

-Usted, tiene sus sospechas, pero no lo sabe con certeza –interrumpió Mer a Izzie.

-Y no puede culparnos sin pruebas, señor.

El jefe se levantó apoyándose en la mesa. –Uno de vosotros ha comprometido la vida de un paciente. Uno de vosotros ha robado un órgano. Uno de vosotros ha hecho peligrar la integridad de este hospital y de los trasplantes. Vais a decírmelo y ahora mismo –ninguno contestó. –Muy bien. Se acabaron las operaciones.

- ¿Señor?

-No pisaréis el quirófano ni miraréis desde la galería y no os acercaréis a la planta de cirugía. Hasta que alguien confiese, los seis compartiréis a una sola paciente. Camille Travis. Pida lo que pida, los seis se lo daréis. Fuera de mi vista.

Todos empezaron a salir mientras yo seguía mirando al jefe, hasta que Meredith me cogió del brazo.




Durante el camino hasta el puesto de enfermería Izzie no había parado de intentar convencer a los demás de admitir que fue ella, pero ninguno le hacía caso y yo solo intentaba ignorarla y aguantar las ganas de darle una paliza.

- ¿Y que te echen del programa? Vas a tener la boca cerrada. Ninguno dirá ni una sola palabra –nos "amenazó" Mer.

-Y una mierda. La voy a delatar.

-Alex.

Me aparté de Meredith para colocarme al lado de Alex. –Él tiene razón. Ninguno de los dos queríamos ayudar en esta locura. ¿Y ahora por culpa de ella tenemos que pagar? Ni siquiera Cristina quería ayudaros –la terminé señalando, aunque no dijo nada para negarlo.

-Lo siento.

-Guárdate tus disculpas Izzie. Sigo pensando lo mismo sobre ti. De ahora en adelante no quiero que me hables, ni que me mires. Olvídate de mí.

-Keyra –me regañó Mer, pero la ignoré.

-Y que te quede claro. Si no le dije nada al jefe, fue porque se lo prometí a Meredith. Si fuera por mí... ya estarías sin trabajo.

Anatomía de GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora