Cobra Kai (Temporada 5)

Capítulo XXXIII

Así comenzó la velada. Y las cosas eran... incómodas, por decir lo menos. La tensión en el aire era palpable, ya que tanto Robby como Miguel estaban furiosos en silencio, y Carmen y Johnny estaban aterrorizados de cómo esto podría convertirse en una pelea total entre los dos niños. No querían nada más que mantener a sus hijos lo más lejos posible, pero sabían que por el bien del niño por nacer, necesitaban mantenerlos un poco juntos para tratar de comenzar y construir una base entre ellos. Dicho esto, llegaron a un compromiso: por primera vez, Miguel y Robby estaban en el mismo apartamento, bajo el mismo techo, pero los separaron en lados opuestos del apartamento mientras aún se estaba preparando la cena. . Mientras Miguel se quedó en la cocina para ayudar a su yaya a cocinar, Carmen, Johnny y Robby se sentaron en la sala de estar. Mientras un silencio helado emergía de la sala, Miguel y su yaya charlaban a todo trapo en la cocina.

"Así que este tipo, Robby... parece un verdadero imbécil". La yaya de Miguel comentó en español, causando que Miguel se riera y mirara a Robby, quien le devolvió una mirada sucia al escuchar su nombre y darse cuenta de que estaban hablando de él.

"Sí, lo sé bien". Miguel murmuró de vuelta, una vez más hablando en su lengua materna para que Robby no pudiera entender.

"Oye, algunas cosas han mejorado, supongo. Su corte de pelo ya no lo hace ver como un... ¿cuál es la palabra otra vez? Oh, sí, lesbiana". comentó Rosa. Miguel casi se dobla de risa, rompiendo en llanto de histeria. 

La franqueza de su yaya había atravesado la tensión y había provocado la carcajada que tanto necesitaban en la olla hirviendo de la situación en la que se encontraban. Pero si bien ayudó a animar a Miguel, solo provocó más ceño fruncido y más furia en Robby. Sabía muy bien que estaban hablando de él y no solo habían dicho su nombre, sino que también lo miraban constantemente y se reían en su dirección. Miguel tenía una mirada muy relajada en su rostro y tanto Miguel como Robby sabían por qué: estaban en el dominio de Miguel. Esta era su casa. Este era su territorio. Robby era en gran medida un pez fuera del agua aquí.

Pronto, Miguel y su yaya habían terminado de preparar la cena y los 5 se sentaron a la mesa. Ni que decir tiene que Miguel y Robby se sentaron lo más alejados posible, con Miguel en una cabecera de la mesa y Robby en la otra, con Johnny, Carmen y Rosa en medio. Colocación muy estratégica de los adultos en caso de que la mierda se descontrolara y las cosas estallaran entre los chicos. Un silencio sepulcral llenó la habitación mientras Miguel y Robby se miraban como tigres a punto de atacar, y Carmen y Johnny estaban alerta, listos para detener una pelea si estallaba una. Y el yaya de Miguel... bueno, ella estaba encontrando todo realmente entretenido y amaba cada segundo.

Nadie habló durante un minuto. 5 minutos. 10 minutos. Se sintió como una eternidad mientras todos se metían en la comida, Johnny y Carmen miraban sus platos con torpeza mientras Miguel y Robby se miraban a los ojos durante un tiempo interminablemente largo. No querían alejarse, retroceder del desafío tácito que se estaban lanzando el uno al otro.

"Entonces... Robby... ¿cómo va el entrenamiento de kárate? ¿Cómo es ser entrenado por tu papá?" preguntó Carmen, intentando mitigar la tensión pero eligiendo un tema horrible para hacerlo. Se dio cuenta de eso, pero para ser justos con ella, no tenía mucho de qué partir. No es como si Robby estuviera en la escuela: lo habían expulsado después de la pelea escolar. No podía preguntarle exactamente cómo iban las cosas con Tory, la ex novia de Miguel. Tenía una falta severa de temas de conversación, por lo que decidió disparar con el de kárate.

"De hecho es bueno." Robby respondió brevemente, con los ojos todavía muy puestos en Miguel y no en Carmen.

"¿Entrenando duro para ganar otro segundo lugar?" remarcó Miguel, causando que Johnny, Carmen y Robby le lanzaran miradas furiosas.