<<Alina... despierta tesoro. Es tu cumpleaños>>. No sabe de dónde procede la voz, ni siquiera la identifica, pero es una voz cálida, dulce y que la hace sentir segura. Sonríe. Le gusta poder sonreír así, sin preocupaciones. Todo parece simple al escuchar esa voz.
Algo la insta a levantarse. Unas risas familiares y un olor dulce. Tortitas. No sabe cómo pero lo sabe, sabe que son tortitas con chocolate, sabe que son sus preferidas. ¿Cuándo demonios ha comido ella tortitas? Ni idea. Pero sigue el olor, no es como si pudiera ver algo, todo está demasiado oscuro. Cuando llega al lugar donde debe estar el dulce, todo desaparece, el olor empieza a ser más nauseabundo, las risas se convierten en gritos, y la calidez que siente desaparece vencida por el miedo, el odio, la soledad.
Alina despierta de golpe, sólo ha sido un sueño, un maldito sueño. Nada más. Se levanta y se dirige al baño de su habitación para lavarse la cara. ¿Con qué demonios estaba soñando? En su interior hay una maldita rabia que la está consumiendo por momentos, se está sintiendo condenadamente sola y no le gusta, odia lo que ese sueño extraño le está ocasionando. No se molesta en vestirse, aunque está en ropa interior sabe que no va a haber mucha gente deambulando por los pasillos. Sale de su habitación y en un minuto está llamando en otra de las puertas de madera.
A base de insistir consigue que le abran, frente a ella se presenta un joven en condiciones similares que se frota un ojo y tiene el pelo castaño disparado en todas direcciones.
—¿Dónde está el fuego, Ali? —pregunta y da un gran bostezo.
Ella no dice nada, se abre paso pasando por debajo del brazo con el que él sujeta la puerta. La cierra y cuando sabe que nadie más puede verla abraza a su amigo con fuerza.
—No quiero estar sola.
—Vale, vale... —dice con esfuerzo mientras le palmea la cabeza—. Te puedes quedar si me dejas respirar, palabrita.
Alina asiente, suelta un poco su abrazo, pero sigue sintiéndose mal y recordando ese maldito sueño. Levanta la mirada y sus ojos se quedan fijos en los labios de él, unos largos segundos antes de alzarse y besarlo con intensidad, haciendo que quede pegado a la puerta. Él trata de decir algo frente a ese asalto pero tiene la boca ocupada.
—Espe... Pero q... Ali... ¡Ah! —exclama al final cuando ella le aprieta el culo. No sabe qué le ha picado a su amiga para asaltarlo sin dilación, pero obviamente va a ser mejor desocuparse antes de averiguarlo, aunque la curiosidad lo mata.
La ayuda a deshacerse de la ropa interior de ambos y la alza en brazos, da unos pasos, la apoya en la pequeña mesa de comedor y la penetra. Ambos gimen y parece que eso sirve para que ella se calme un poquito.
—¿Había monstruos bajo la cama? ¿Humanos con luz solar? —inquiere antes de comenzar a moverse.
—Esos habrían sido fá...ah...ciles de destrozar —contesta ella acercando su boca al cuello de él para besarlo, lamerlo y mordisquear ese punto bajo su oreja que sabe que lo vuelve completamente loco, más de lo que ya lo está—. Soñé algo.
—Así que monstruos bajo la cama... luego voy contigo de la manita y les digo que se va... mmm...yan, seguro que son buena gente —le dice como si se creyera sus palabras en lugar de bromear.
—No seas idiota y dame más fuerte —protesta mordiendo con un poco más de saña ese punto y apretando una nalga de él—. Ha sido... extraño y... frustrante.
—Joder... ¿Qué pasaba en morfeolandia? —le pregunta mientras la mesa hace esfuerzos por no sucumbir bajo el ritmo que marca. La besa y baja la cabeza lo suficiente para chupar sus pezones, sabe que eso consigue que ella se derrita.
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Vicio y Sangre
VampireEn un mundo de sangre y caos, el trabajo de Alina es el más sencillo, abastecer al rey vampiro caído de cada vicio que precise, no debe acercarse, no debe preguntar... El único objetivo de Traian es olvidar su pasado e ignorar el caos y la muerte qu...