No sabe cuánto tiempo lleva sin salir de casa, pero el tiempo es relativo cuando has vivido tanto como Traian, lo que sabe es que hoy le apetece salir y va a hacerlo. Quiere divertirse, jugar en el gran mundo que hay allá fuera, quiere tocar la piel caliente de cada humano que desee, elegir su presa, leer sus ingenuos pensamientos, quiere intoxicarse de ellos, de sus efímeras vidas y olvidarse de la propia. Esa noche está más impaciente de lo usual porque no quiere ir solo, tiene esperanzas de llevar compañía, a su pequeña cómplice, no le cabe duda de que lo disfrutará más.
La observa acercarse por el camino, lleva pantalones de cuero y corsé, mira sus pechos, quiere lamerlos, como también quiere morder su cuello para tomar un sorbo y sentirla temblar en sus brazos, eso le gusta, pero le urge más salir por esa noche. Se pregunta qué la tiene tan ensimismada, su mente roza la de ella, pero en el último segundo se contiene, quiere sacárselo con palabras, es más entretenido. Le gusta charlar con ella de nada en particular.
Alina llama a la puerta y él le da paso. La vampira entra en su habitación, camina hasta la mesa y deja sobre ella una bolsa que contiene varias en su interior con diferentes tipos de sangre. Es más de lo que cualquier vampiro puede o debe beber en una noche, pero Traian es un exceso constante, así que para él está bien. Ella se queda mirando esas bolsas un segundo sin verlas realmente, hasta que recuerda que está ahí y se gira para mirarlo.
—Buenas noches, majestad.
—Sí, va a ser una buena noche. ¿Dónde estabas, Alina? —pregunta. De momento le deja su espacio, y no le presta atención a la sangre envasada, la verdad es que nunca le han hecho mucha gracia, no tienen el calor de la sangre fresca, pero esos débiles vampiros no podrían acarrear lo necesario.
Ella se encoge de hombros.
—En la residencia, como siempre —contesta con simpleza mirándolo con curiosidad. Generalmente Traian se acerca a ella en cuanto llega y también analiza qué es lo que le trae, ya sea algún vampiro para su disfrute sexual como drogas, alcohol o, como en ese momento, sangre.
—Me refiero a mientras caminabas hasta aquí y cuando entraste, estabas muy lejos cuando deberías estar nada más que aquí. ¿Cuál es el gran problema? —pregunta con cierta burla tras la leve reprimenda—. No se lo diré a nadie —se ríe de su propia soledad.
Alina frunce un poco el ceño, él tiene que saber qué es lo que se le pasa por la cabeza, lo que no ha dejado de plantearse desde el incidente con Viorel. En ese caso, ¿por qué le pregunta? Para divertirse a su costa, es evidente, ¿o no? Se pasa una mano revolviendo más su media melena rubia.
—¿Acaso no lo sabes ya? —pregunta más derrotada que molesta.
—Todavía no. Saber siempre lo que alguien piensa mata la finalidad de toda conversación —le contesta, sin molestarse porque cambie a tratarlo de tú, a ella se lo permite, y su expresión hace que le cueste más contenerse de averiguar qué le ocurre por sus medios.
—A veces hace las cosas más sencillas y evita conversaciones molestas —opina ella pero suspira aceptando que él le está diciendo la verdad, por extraño que parezca confía en Traian, en su palabra y en que no la va a dañar. Puede decir algunas cosas molestas y que en ocasiones rozan ser hirientes, pero es así como es él, igual que ella es sarcástica y esquiva—. El otro día tuve un incidente con un amigo, me dobla la edad, es imposible que nunca jamás lo hubiera vencido en fuerza, sin embargo, lo hice —le confiesa.
—¿Y eso te sorprende? Eso era lo que querías, pequeña ladronzuela —le recuerda Traian. Se acerca, empuja las bolsas de la mesa al suelo y se sienta en su lugar frente a ella.
—Lo sé —confirma Alina y lo mira—. Pero no pensé que realmente funcionaría de un modo tan efectivo. —Se muerde el labio inferior, da un paso hacia él y pone una mano sobre la pierna de él para sentirlo un poco—. Me sorprendió, y él se dio cuenta. Tuve que mentirle.
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Vicio y Sangre
VampirEn un mundo de sangre y caos, el trabajo de Alina es el más sencillo, abastecer al rey vampiro caído de cada vicio que precise, no debe acercarse, no debe preguntar... El único objetivo de Traian es olvidar su pasado e ignorar el caos y la muerte qu...