Hace una semana que no pisa la mansión, una semana que no ve a Traian, pero es algo lógico, se merecía ese tiempo. No ha dejado de recordar cosas día tras día, minuto a minuto; algunos recuerdos son buenos, alegres, familiares.... otros, sin embargo, son oscuros, tristes, de esos que la hacen sentirse sola y cabreada. Lo bueno es que después de una semana ha conseguido unir todas las piezas, todos los recuerdos de su antigua vida, y aunque la está terminando de asimilar ya se siente suficiente relajada como para volver con ese rey loco.
La verdad es que Alina tiene ganas de verlo. La última vez fue como si no hubiera estado con él, primero porque ella no estaba de humor, y él enseguida se colocó, así que sí, quiere verlo, tocarlo, besarlo... hasta echa de menos sus palabras filosas. Así que ha retomado sus turnos, ese día no le lleva alcohol, no le lleva drogas, ni sangre de más, ese día simplemente va ella con toda la artillería de sado que ha encontrado. Sabe que normalmente llevan a gente con experiencia para que esté con él, pero ella se niega a hacerlo esa noche, quiere que estén solos y punto.
Cuando llama a la puerta no escucha el "adelante" usual, parece que algo ha cambiado en esa semana que hace que dejen de importarle las formas y tenga más apremio.
—Deja lo que sea en la mesa y desaparece de mi vista —ordena.
Sorprendida, Alina entra para encontrarlo sentado frente a la chimenea, en el suelo, frente a él tiene un péndulo con el que juguetea concentrado, ignorante de quién llega, podría saberlo antes de que ella llamara a la puerta, pero por alguna razón no lo sabe porque ha dejado de importarle.
—¿Sabes que realmente así no intimidas mucho? —pregunta ella mirándolo con curiosidad y un poco de preocupación—. Además, no puedo desaparecer de tu vista si tu vista está fija en ese péndulo.
Traian se gira para mirarla, sus ojos la recorren despacio y contiene un suspiro de alivio porque ella está allí de nuevo.
—¿Por qué iba a necesitar intimidar a nadie por cómo me vea? De cualquier modo eres buena desapareciendo, ¿más vacaciones? —inquiere antes de levantarse, aunque continúa dándole la espalda.
No se ha estado sintiendo bien al ver que ella no aparecía, registró en la mente de los guardias y el otro empleado que seguía viva, pero eso no lo consoló mucho, sólo significaba que ella se había cansado, que esa brizna que rompía su soledad aunque no quisiera admitirlo se largó, que fue como un niño ingenuo haciéndose ilusiones.
Ella sonríe suavemente, cierra la puerta al ver que él no la echa y camina para adentrarse más en la habitación.
—Normalmente intimidas con sólo verte —opina encogiéndose de hombros—. Cambié mis turnos de esta semana porque seguí recordando todo, venían en cualquier momento, en cualquier lugar, y no quería que eso me pasara estando contigo —confiesa.
Traian no puede comprender por qué le importa que le pase con él, el otro día no le importó, pero bueno, él tampoco está por la labor de contarle a nadie nada de lo que lo atormenta.
—Si ya lo tienes todo, se podría decir que bebiste tu parte correspondiente —opina mientras se desplaza hacia la ventana de la parte frontal de la casa, desde la que otros días la ve llegar.
—Supongo que sí —contesta ella, sintiéndose un poco molesta por eso. Quiere beber de él, no por ser más fuerte sino porque es él y es algo de los dos—. Pero recordar y hacerme fuerte no es mi única razón para querer hacerlo —dice con sinceridad. Decide que ya está bien de ser esquivos, así que se acerca a Traian y pone una mano en su brazo, acariciando suavemente—. Cada vez que recordaba me quedaba hecha polvo, no necesitas mis dramas.
Cuando él la mira directamente hay una expresión muy viva en sus ojos, lo conmociona su compasión, que realmente le importe algo. Sin embargo, se traga la emoción y se burla.
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Vicio y Sangre
VampireEn un mundo de sangre y caos, el trabajo de Alina es el más sencillo, abastecer al rey vampiro caído de cada vicio que precise, no debe acercarse, no debe preguntar... El único objetivo de Traian es olvidar su pasado e ignorar el caos y la muerte qu...