[Capítulo 20: Descubrimiento]

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Volteé la cabeza para poder ver el rostro de Portugal y no supe interpretar del todo la expresión que me estaba mostrando. ¿Estaba molesto, decepcionado, avergonzado? Puede que fuera un poco de cada. Me zafé de su mano, la cual seguía agarrándome del cuello de la camiseta, y me incliné hacia él con una leve sonrisa. Noté cómo los músculos de su cara se tensaban conforme me iba acercando a su rostro y se vio obligado a retroceder un poco.

- ¿Celoso~? Solo ha sido un beso. Si quieres uno solo tienes que pedirlo.
- Incluso con amnesia sigues estando igual de salido cuando bebes.

Francia intentó levantar el tenso ambiente que se había formado con aquel comentario, al cual le siguió una pequeña risa algo forzada mientras me cogía de los hombros con suavidad para alejarme de Portugal. ¿Así me comportaba siempre que bebía? Ahora mismo no me importaba demasiado pero estaba seguro de que al día siguiente lo lamentaría todo. Miré de soslayo a España y Prusia y ambos estaban conteniéndose la risa detrás de sus botellas de cerveza. No le habían dado la misma importancia a aquel beso como habían hecho los otros dos, como era lógico. Dejé salir un suspiro pesado y volví a mi posición original en el sofá para alivio de mis amigos.

- No pensé que os tomaríais tan mal una broma.
- ¿Qué te esperabas? Esos dos estaban enamorados de ti. Bueno, en el caso de Portugal creo que todav-

España le tapó rápidamente la boca a Prusia pero ya había escuchado lo necesario como para que se me pasara la borrachera en un instante. A cada segundo que pasábamos en silencio, más se confirmaban las palabras del albino. Giré la cabeza hacia Francia y se había llevado una mano a la frente, dejando sus ojos cerrados para evitar cualquier contacto visual conmigo. Acto seguido llevé mi atención a Portugal y este había bajado la mirada al suelo. Quise decirle algo pero no sabía cómo romper el hielo en esa situación. Cuando volví mi vista al causante del problema, este seguía retorciéndose en el sofá al querer huir de los brazos de España sin darse cuenta de lo que había provocado. Necesitaba escuchar la respuesta de alguien enseguida y lo intenté con España ya que lo tenía enfrente, además de que él no podía evitar mi mirada tan fácilmente como lo habían hecho los demás.

- Es... ¿Es eso cierto?

Sus ojos verdes me observaron un instante para después analizar la situación. Echó un vistazo a Portugal y Francia y soltó un pequeño suspiro al ver que ninguno de los dos le daba señal alguna.

- Yo aquí no tengo voz ni voto. ¿Francia?

Volví mi vista hacia el susodicho y este apartó al fin la mano de su rostro para mirarme con cierta culpabilidad. Me era extraño verlo a él tan serio y nervioso.

- E-eh... Por mi parte... Sí, es cierto... Pero todo esto ya lo aclaramos en su momento, no tienes de qué preocuparte.
- ¿No tenías pensado decírmelo?
- Yo... N-no lo vi necesario, pasó hace mucho tiempo. Y como ya te he dicho, todo esto está más que hablado. ¿De qué serviría?

Entreabrí la boca con la intención de quejarme mas esta vez tenía algo de razón. Había evitado ese tema por el mero hecho de que ya no había sentimientos de por medio y solo podría provocar incomodidad entre nosotros dos. Lo entendía pero, aun así, estaba algo molesto. Me giré entonces hacia Portugal y sus ojos todavía no se habían despegado del suelo. ¿En qué estaría pensando exactamente?

- Portugal... ¿Vas a aclarar algo o voy a tener que decirlo yo?

Al escuchar mis palabras cerró los ojos momentáneamente para después levantarse del sofá aún sin dirigirme la mirada.

- Lo siento, no puedo.

Antes de que pudiera siquiera reaccionar a lo que acababa de pasar, Portugal salió del sofá con prisas, tambaleándose un poco por el alcohol y se dirigió hacia el jardín trasero, seguramente buscando algo de aire con el que refrescarse. No me dio ninguna respuesta clara pero aquello fue suficiente.

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