[Capítulo 30: Resultados]

1 1 0
                                    

Seguí a Francia hasta el baño y comprobé que, como supuse, no podía hacer nada. Ambos nos miramos y me mostró una sonrisa a modo de disculpa, pero aquello no modificó lo más mínimo la expresión cansada de mi rostro. No tenía fuerzas para molestarme.

- No la recordaba tan mal. Me da que vamos a tener que llamar a un especialista.
- Espera que me sorprendo.

Dejé salir un suspiro pesado y regresé al salón para buscar el número de algún carpintero en Internet. Francia, mientras tanto, volvió a guardar las herramientas que había sacado del trastero para ponerse a mi lado en el sofá poco después, justo cuando ya había comenzado la llamada con la primera compañía que había encontrado en Google.

- ¿Hola? Querría saber si podría venir alguien esta tarde para arreglar una puerta.

Continué un par de minutos con la llamada, dándole todos mis datos al hombre que había al otro lado de la línea, hasta que la di por finalizada cuando me confirmaron que llegaría alguien a arreglarla en media hora. Ni tan mal. Deposité el teléfono una vez más sobre la mesa y me eché hacia atrás en el sofá en un suspiro.

- Vendrán en media hora.
- Qué eficacia.

Inmediatamente después, mi amigo pensó que sería buena idea tumbarse en el sofá dejando reposar su cabeza sobre mis piernas. El que estaba agotado era yo. Lo miré de reojo alzando una de mis cejas mientras posaba mi mano derecha sobre su abdomen.

- ¿Estás cansado de no hacer nada?
- Shh... Tengo que aprovechar ahora mientras no recuerdas quién soy.

Cerró los ojos con una sonrisa en sus labios, acto que provocó diferentes emociones en mí, y me contuve para no hundir mi puño en su estómago. Lo dejé estar y cerré también los ojos para descansar un poco. Sin embargo, mi mente seguía agitada y no pensó lo mismo. Me vino a la cabeza una imagen de lo que parecía ser una chica joven, con un vestido azul y un lazo del mismo color en su pelo rubio y ondulado. ¿Quién sería?

- Oye, Francia... ¿Te suena de algo una chica con un vestido azul y pelo rubio? Acaba de venirme a la cabeza.

Se mantuvo en silencio unos segundos hasta que lo escuché reírse por millonésima vez hoy. La curiosidad pudo conmigo y abrí los ojos de nuevo para observarle algo confuso.

- ¿Qué es tan gracioso?
- Ay, nada, nada... Solo que no pensé que seguirías confundiéndome hasta en tus recuerdos.
- ...¿confundiéndote?

Me incorporé un poco y sus ojos azules al fin decidieron mirarme también mientras se limpiaba algunas lágrimas de tanto reír.

- ¿Tú eras esa muchacha?
- Bueno, nunca fui una "muchacha". Y lo que llevaba era más bien una túnica.
- Eso era un vestido.

Negó levemente con la cabeza sin darle más vueltas al tema a la par que regresaba a su pose relajada, cerrando los ojos y recolocándose sobre mis piernas para estar más cómodo. Bufé un poco debido a su actuación pero tampoco me paré a pensar mucho más en ello.

- Poco a poco vas recordando cosas... Eso es bueno. Aunque ya no importa, porque en nada tendrás de vuelta todos tus recuerdos~

Sus palabras hicieron que no pudiera evitar sonreír levemente y le di un par de palmadas en el pecho como respuesta. Ojalá todos mis recuerdos fueran así, sin sangre ni arrepentimientos.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

- Es muy pequeña.
- ¿Perdona? Es más que suficiente. Para qué quieres más.
- Cuanto más grande, mejor.
- Qué sabrás tú, Don Pirómano.

Su mote fue merecedor de mi puñetazo en el brazo y casi hizo que tirara la sartén al suelo. Acto seguido dejó que su risa invadiera la cocina y dejó la sartén sobre la vitro para atraparme entre sus brazos, cosa que no pude evitar al no esperármelo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Lies and LiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora