[Capítulo 6: Amigos]

7 4 3
                                    

Nos terminamos el té después de un par de minutos y pasamos la charla al sofá, tocando temas no demasiado privados para no crear un ambiente tenso y molesto. He de decir que me estaba costando mucho no preguntarle cosas más personales, pero tendría que ir acostumbrándome.

- Supongo que a partir de mañana vendrán a visitarte los demás, ya que empieza el fin de semana.
- Tal vez...

Mantuvimos la mirada un par de segundos, ambos pensando en nuestras cosas y sin decirnos nada, antes de que volviera a hacerle otra pregunta.

- ¿Y en qué trabajas tú?
- Oh pues... Soy ilustrador. Cómics, mangas, novelas... Lo que vaya surgiendo.

Me dedicó de nuevo una de sus sonrisas tímidas mientras que yo lo miraba con algo de asombro.

- ¿En serio? Debes de ser muy bueno dibujando entonces.
- Supongo que sí. Si no, no me habrían contratado.
- Tal vez lo hicieron por lástima.
- ¡Qué cruel!

Ambos compartimos unas suaves risas y, acto seguido, Kiku se levantó del sofá mirándome de reojo con su característico rostro apacible y amigable.

- Ahora vengo, voy a ir al baño.

Asentí levemente como respuesta y vi cómo desaparecía por la puerta del salón para ir al cuarto de baño. Estando con él me sentía a gusto, tranquilo. Por ahora era la única persona con la que, al parecer, me he llevado bien desde siempre. Tampoco tenía muchas más personas con las que comparar pero ya tendría mis oportunidades este fin de semana, tal y como me había dicho Kiku. Porque ni siquiera se me pasaba por la cabeza que estuviera fingiendo delante de mí para que pensara que nos llevábamos bien. Eso no es algo fácil de hacer.

- Ya estoy de vuelta.

Su voz me sobresaltó un poco al estar demasiado inmerso en mis pensamientos y desvié mi atención de nuevo a él, quien volvió a sentarse a mi lado en el sofá. Ante mi reacción me sonrió un poco aguantándose una leve risa.

- ¿En qué pensabas?
- No, nada... En cómo serán los demás.

Logré responderle rápidamente con algo que también rondaba por mi cabeza, evitando así hablar sobre lo que de verdad estaba pensando. Su expresión cambió a una de sorpresa y volvió a sonreír levemente.

- Oh bueno, cada uno tiene sus particularidades... Pero son buenos amigos.
- ¿Me llevo bien con todos?

Su sonrisa desapareció al momento y desvió la mirada a otra parte. Sabía que tendría una reacción así, porque era muy poco probable que me llevara bien con todo el mundo. Pero su reacción, en lugar de ponerse incómodo por tener que confesarme algo así, se puso un poco tenso. ¿Qué tipo de relación tenía con los demás?

- Esto... Digamos que tienes una relación algo complicada con cada uno de ellos, al igual que yo. Pero os lleváis bien, después de todo siempre hay algunos rocecillos entre amigos. No te preocupes.

Sus ojos regresaron a los míos acompañados de una leve sonrisa, intentando no darle mucha importancia al asunto. No tuve de otra que creerle y asentí levemente, aunque ya tendría tiempo de conocer a los demás estos días.

- Y... Supongo que no tengo pareja, ¿verdad? Ya habría venido si la tuviera.

Aquella pregunta salió por si sola de mis labios y tampoco me importó mucho. Tenía curiosidad por saberlo o, más bien, confirmarlo. Sin embargo, que tardara en responderme me dio qué pensar. Me mantuvo la mirada unos segundos indeciso, como si no supiera qué decir exactamente, hasta que al final me contestó algo más serio.

- No, no tienes...
- Ya...

Acabé apartando la vista y mis ojos fueron a parar al reloj del salón, el cual colgaba en la pared que tenía justo enfrente. Sus manecillas rojas, las cuales marcaban las siete y veinticinco, contrastaban con el color negro del marco y la pared blanca. Mi hermano debía estar al llegar.

Lies and LiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora