[Capítulo 13: Odio]

9 4 4
                                    

Las palabras no salían de mi boca debido a la sorpresa. No me esperaba esa reacción por su parte y no sabía muy bien qué responderle.

- Él... ¿Por qué quieres saberlo? Pregúntale-
- Porque lo conozco. Te conozco a ti y conozco vuestro carácter. Me prometió que no volvería a complicar las cosas y veo que no ha sido capaz de cumplir su promesa.

Su mirada se relajó un poco más aunque no lo suficiente para que me soltara el brazo, pero al menos aflojó el agarre mientras bajaba su mano lentamente hasta mi muñeca. Sus ojos me miraban fijamente transmitiéndome su pesar y la culpa que sentía, sin moverse lo más mínimo para no perderse ninguna de mis reacciones.

- No es capaz de afrontar los problemas sin discutir... Y siempre me deja a mí a cargo de todo, como ahora.
- ¿A qué te refieres?

Fui capaz de responderle algo coherente y terminó por soltarme la muñeca para desviar la mirada en un pequeño suspiro. Todo parecía ser más complicado de lo que creía.

- Lo llamé hace poco para ver cómo iban las cosas, ya que tuve que irme por un asunto de mi país y... Me dijo que volviera a tu casa, que él no podía seguir con esto. No me dio muchas más explicaciones cuando cortó la llamada así que vine de inmediato sabiendo que algo había ido mal.
- Mal es quedarse corto.

Fue lo primero que se me pasó por la cabeza y no pude evitar dejar escapar aquel pensamiento de entre mis labios. Vi cómo sus ojos volvían a mí y se abrían levemente asombrado por mi confesión, lo que provocó que bajara la mirada inconscientemente. No quería desmoronarme otra vez y menos delante de él.

- Olvida lo que-

No me dio tiempo a terminar la frase cuando sus brazos me acercaron a él, rodeando mi cintura con firmeza y apretándome contra su cuerpo sin poder resistirme siquiera. Por un momento pensé en apartarlo pero me detuve en seco cuando sentí algo húmedo caer por mis mejillas. Aproveché ese abrazo para esconder mi rostro en su hombro y me aferré a su chaqueta blanca deseando que no se diera cuenta de mi debilidad.

- Lo siento tanto Inglaterra... Sé lo fuerte que eres y lo mucho que te esfuerzas por aparentar que todo va bien. Si me hubiera molestado en su día en saber cómo estabas realmente, nada de esto habría pasado...

No sabía de qué estaba hablando exactamente y tampoco me importaba saberlo en ese momento. Solo me limité a retener los sollozos dentro de mí para que no me juzgara más de lo que ya lo habría hecho. Por suerte seguía sin mencionar nada de ello y continuó con la conversación.

- Supongo que... No querrás hablar de todo esto ahora mismo. Solo quería dejarte claro que lo siento mucho... Aunque no recuerdes el motivo por el que me estoy disculpando, hacía bastante tiempo que quería decírtelo. Odio que tenga que ser en esta situación pero-
- ¿Y-y por qué no lo hiciste antes?

Mi voz tembló un poco debido al llanto que había estado reteniendo tanto tiempo. Sentía mi garganta arder, como si las cuerdas vocales estuvieran desgarrándose. Francia decidió entonces apartarme de él y logró ver mi rostro empapado en lágrimas y cabizbajo. Era incapaz de mirarle a los ojos después de todo lo que me había dicho mi hermano. De saber que todo era una mentira.

- Inglaterra... Mírame, por favor.

Negué levemente con la cabeza y quise retroceder, o más bien huir de allí de una vez, mas sus manos volvieron a impedir que eso ocurriera al cogerme de ambas muñecas. Deslizó sus dedos con suavidad por mi piel hasta que llegó a mis propias manos, las cuales cogió con delicadeza para acercarme de nuevo a su persona. Aquello hizo que reaccionara como él quería y miré sus ojos azules llenos de tristeza y melancolía.

- No más mentiras...

Cogió bastante aire por la nariz mientras cerraba sus ojos, ya fuera para calmarse o para pensar en lo que diría, y expulsó todo ese dióxido de carbono por la boca lentamente para después volver a fijar sus ojos en mí. Tenía miedo de escuchar la verdad ahora que iba a obtenerla tan fácilmente.

Lies and LiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora