♣ · Capítulo 7 · ♣

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Capítulo 7

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Capítulo 7. Objetivo: Aleksandr I.

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Me quedo admirando el pequeño ganchito durante varios segundos, sin prestarle mucha atención a lo que pasa a mí al rededor, cuando a mis espaldas la puerta se abre de golpe, por lo que instintivamente escondo mi mano debajo de las colchas.

Matteo termina de adentrarse en la habitación, cual terrorista, y se coloca delante de la cama, en silencio y de brazos cruzados. Abro mi boca e intento hablar, pero antes de que pueda hacerlo, noto sus hombros tensos y su mirada nerviosa.

Está picado o algo le preocupa.

Madness siente la tensión en el ambiente, así que antes de que yo me vea obligada a hablar, ella lo hace.

—Buen día, papi. ¿Cómo amaneciste?

La mirada de desprecio de Matteo abandona mi cuerpo y cae en el de Madness, con la única diferencia de que cuando sus ojos se topan con los de ella, su mirada se convierte en otra totalmente diferente.

Madness casi nunca le llama "Papi" o "Papá" a Matteo, y cuando lo hace es porque sabe que la situación amerita que él se tranquilice. Un ejemplo claro es este.

—Yo amanecí bien, muñeca. ¿Por qué no vas a desayunar mientras le aclaro un par de cosas a tu madre?

Madness me mira, dubitativa, pero finalmente acepta. Antes de irse me da un abrazo y un beso en la mejilla.

Cuando ya nos encontramos solos, Matteo se aproxima a mí y saca mi mano de debajo de las colchas, quitándome el ganchito en el proceso. Cuando ya lo tiene en su poder, lo examina con lentitud.

—¿Como se rompió?

—Se me cayó en el ascensor y lo pisé sin querer —le miento deliberadamente, siendo consiente del castigo que me tocaría de enterarse que es mentira.

—¿Y por qué lo escondiste cuando entré?

Porque había olvidado que no sabias que el desconocido se lo había quedado.

—Me asustaste.

Matteo entra el ganchito en el bolsillo de su pantalón sin decir nada más, restándole importancia al asunto, entonces vuelve su mirada a mi mientras toma su misma posición inicial: Serio y de brazos cruzados.

—Voy a ser claro en lo que diré, Becka, así que espero que entiendas a la primera y por las buenas. Ese hombre sigue en el hotel, libre de hacer lo que le plazca. No quiero ni imaginarme que mantienes contacto con él, o que lo conoces de algo y por eso está aquí, ¿Entendido?

Miro hacia las ventanas, perdida en mis pensamientos sobre cuál podría ser la razón por la que ese hombre no se aleja de aquí si es tan peligroso, pero me veo obligada a volver la mirada a Matteo cuando este me toma por la barbilla a la fuerza.

Blackjack, Reina  {A #2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora