♣ · Capítulo 13 · ♣

7.6K 736 218
                                    

Capítulo 13

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo 13. Escape y tortura I.

♣ · ♥ · ♣ · ♥ · ♣ · ♥ · ♣

La noche se siente mucho más fría estando en este calabozo. También pareciera que el sentimiento de soledad y desolación afectara a como siento la atmósfera, pues no hace mucho estuve al aire libre de noche y no sentí el aire tan gélido como ahora lo siento.

Una ráfaga de brisa fría choca contra mi cuerpo, haciendo que mis dientes castañeen y me encoja de frío, volviendo así a la dura realidad.

No es cierto. No he sido libre en años, y a este paso no lo seré nunca.

Uso mi cabello y los pocos restos de sábanas sucias que habían regados en el suelo para cubrirme un poco. Y a pesar de mis esfuerzos por calentarme, todo es en vano, pues siento mis extremidades congeladas.

En parte es por aquella pequeña ventana por la que entra la brisa nocturna sin ningún impedimento y, por otro lado, está el hecho de que el castaño que me mantiene cautiva aquí, mandó a sus hombres a echarme agua helada para que soltara información referente a Aleksandr.

Yo no sé nada de él. Mis días junto a él se habían resumido a sexo y a peleas. No hablábamos de nada más. Obviamente él no se tomó bien mi respuesta, así que aquí estoy yo, muerta de frío y rezando por mis adentros a que Madness no pueda ser encontrada por él ni por nadie que quiera hacerle daño.

La noche empieza a volverse cada vez más silenciosa, dejándome escuchar claramente el sonido de las ramas rozándose entre ellas y las aves nocturnas que habitan en las cercanías. Poco tiempo después, a esos sonidos se le suman el constante ruido de pisadas contra la fría piedra que cubre el suelo de todo el calabozo.

Alguien se acerca.

Como puedo me irgo, esperando temerosa a la llegada del desconocido. Luego de unos tortuosos quince segundos, la vieja cerradura de la puerta cede y esta se abre, revelando la figura poco reconocible entre la oscuridad de la noche de mi captor.

—Veo que sigues despierta.

Él deposita una pequeña bandeja en el lavado que hay en la celda y, luego, se vuelve a mí.

No habla, simplemente se queda quieto en su lugar, y por la poca luz que entra por la ventanilla de la puerta y la pequeña ventana de la pared, soy incapaz de saber qué pasa por su cabeza.

—Es hora de cenar —explica, como si fuera capaz de leer mi mente. Luego de haberme explicado, se vuelve hacia el plato y lo destapa, liberando el olor que había atrapado en él, al instante haciéndome hacer una mueca—. He oído por ahí que eres vegana, ¿Es eso cierto?

—¿Qué pretendes? —pregunto con las últimas fuerzas que tengo.

El castaño toma un trozo de lo que hay en el plato, se voltea hacia mí y sonríe cínicamente.

Blackjack, Reina  {A #2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora