Blackjack, Reina {A #2}

♣ · Capítulo 18 (Parte dos) · ♣

- Parte 2 -

Capítulo 18. Ex-Agente Caleb.

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Ser escoltado por decenas de policías y agentes del FBI no formaba parte del plan de esta noche, pero como nada de lo que ha pasado formaba parte de mi plan inicial, no tengo nada de qué quejarme.

Y hablando de lo que sucedió horas atrás, donde tuve que deshacerme del estorbo que quería sacarme información de la mala manera, me vi obligado a defenderme y a sacarle información a él, suponiendo que debería saber algo del caso de Raffaele como para estar involucrado en esto. Lamentablemente el sujeto no sabía nada del tema que me interesa saber, pero me sirvió como distracción para hacer un poco de tiempo.

A las doce empezará el conteo regresivo.

Volviendo al presente, desde que me han esposado y subido al camión blindado, en todo momento he estado a la espera de que aparezca el encargado de llevarme hasta ADX Florence, pero en todo el rato que llevo visualizando cada uno de los movimientos de los oficiales que hay a mi alrededor, ninguno de ellos se delata como el que está al mando.

Fuera de las paredes de metal, siento el camión blindado moverse con cuidado por el asfalto mojada de las calles de Downtown, sorteando carros y pasando semáforos en rojo, mientras los conductores son dirigidos por varias patrullas policíacas hacia la cárcel. O eso es lo que supongo. Ya no quiero más sorpresas.

Miro de reojo a mi lado al sentir los ojos de dos de los agentes del FBI mirarme disimuladamente. Al darse cuenta de que los veo con disimulo, ambos se miran entre ellos, nerviosos. Vuelvo la mirada al frente, suspiro y empiezo a preguntarme cuándo darán las doce de la medianoche, cuando una leve vibración en mi cinturón me advierte de que ya ha empezado mi rescate.

Hecho mi cabeza hacia atrás, siendo consciente de que ahora solo debo esperar a que Caleb aparezca y me saque de aquí, cuando el camión blindado pasa por encima de un bache, moviéndome hacia un lado con fuerza y chocando mi hombro con el del oficial que hay a mi lado, causando que empiece a sangrar nuevamente.

—¿No deberían primero llevarme a un hospital a que se me trate la herida?

Ninguno de los que me acompañan en la parte de atrás del camión responde o parece tener la intención de contestarme, así que acepto que no me darán la atención que necesito, más que una simple limpieza superficial.

—Como quieran —murmuro al aire.

En cualquier otro caso hubiera esperado llegar a la cárcel para demandarlos por negarme atención médica, pero ya que mi plan es uno de escape, quito de mi mente la posibilidad de hacerlo.

Los segundos empiezan a volverse largos, y por cada uno que pasa siento cómo cada vez más sangre abandona mi cuerpo.

Intento regular mi respiración y detener la sangre ejerciendo presión sobre el área afectada, sin tener resultado alguno, cuando uno lo de los oficiales habla, captando mi atención. Por su porte y por ser el único que habló, supongo que es el encargado de campo de todo el caso.