25.5. Extra.

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‘Extra’

7 AÑOS ATRÁS.

Walter Langston.

—Mami quiero ir —le insiste Jul a su mamá.

En realidad lleva insistiendole media hora, desde que acabamos de almorzar y le dijimos que saldríamos a comprar las cosas.

—Jul, ya hablamos de esto —le respondo —Si tú vas no tendrás fiesta porque te vas a querer quedar. Y de igual manera no vas a ir.

—¡Papá!

—¡Walter! No le hables así a Jul.

Jul se cruzó de brazos rabiosa, se que no va a armar un escándalo porque yo no le enseñe eso, solo se va a ser la que está rabiosa hasta que nosotros lleguemos.

—Te prometo que no nos vamos a demorar, hermosa, además el almacén queda aquí enseguida... —Kristen me mira y se acerca —Amor, déjala ir.

—Ya le dije que no, Kristen. No la malcries.

—Eres un aguafiestas.

—¡Si! ¡Un aguafiestas! —grita Jul, de mala gana.

—¿Ves lo que creas? —señalo a la pequeña que acaba de decirme aguafiestas.

—Oye, Jul ¿Porque no vas a inflar los últimos globos?

Jul la mira inmediatamente y corre hacia el patio.

—¡Siii!

—Ya sabes cuidado con ellos. —le indica Kristen.

—No nos tardamos. —le hablo.

Jul me ignora olímpicamente.

—Tendre cuidado. Chao, mami. —cuando pienso que ella no se va a despedir de mi, lo hace —Chao, aguafiestas.

Entrecierro mis ojos escaneandola.

—Jul, respeta a papá.

—Lo respetaré si me trae un sándwich. Ya sabe cómo me gusta, te quiero mami.

Salimos de la casa cuando ella va dando saltos hacia el jardín trasero. Caminamos hacia el auto, subimos y ella es la que conduce.

—¿Viste lo que has creado?

—¿Yo? Pero si yo no hice nada. —me da una mirada inocente. —Eso lo saco de ti.

—¡Ja! Te aseguro que eso no lo saco de mi.

—Bueno... puede que lo haya sacado pero solo un poco, además...

—Todo lo que digas puede ser usado en tu contra, Kristen.

—Mejor me callo hasta llegar con mi abogada.

—Jul no va a volver a ser tu abogada.

Kristen hace una expresión de indicación.

—¿Porque? Es la mejor abogada que he conocido en la historia.

—Tiene once y es tu hija, además estás a su favor porque siempre te da la razón.

—Puede que si, pero sino tienes pruebas contundentes no tienes de que acusarme.

—Pero puedo detenerte por setenta y dos horas, y conseguir pruebas que te inculpen.

—O conseguir a una niña cabreada y preguntando dónde está su mami.

—Eso es chantaje.

—Solo es un comentario pero adelante hazlo.

Juliette Langston © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora