6. Segunda Muerte.

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'Segunda Muerte'

Al parecer no hallaron pruebas de quién pudo haber entrado a mi cuarto, la ventana estaba cerrada por dentro, y las puertas también, había estado sola desde la tarde y además no escuché ningún ruido proveniente de mi habitación. Cuando llegue del instituto tampoco había nada en la pared. Esto definitivamente esta haciendo que me salga de mis estribos.

No dormí nada luego de ese horrible sueño que tuve. Me repetí miles de veces que no fue mi culpa. No es mi culpa que ellos esten muertos.

Ya que no podía dormir me había levantado para quitar la pintura roja, cosa que se hacía imposible ya que mi cuarto estaba pintado de blanco.

Eran las ¿Que? Las 5 o 6 de la mañana. Las fotos las había votado a la basura. El destino me estaba diciendo que ya no debía vivir en el pasado, ahora Henry y mi madre se encontraban en un lugar mejor.

A la próxima les sugiero que pinten con negro, imbéciles, les dije en mi cabeza.

El pequeño cachorro estaba dormido en mi cama sobre la almohada, parecía una pequeña hormiga y eso me causaba gracia y ternura.

La luz que entraba debajo de mi puerta hizo que caminara hacia ella. ¿Papá despierto a esta hora? No creo.

Yo tenía la luz de mi lámpara prendida porque no quería que papá se despertara y me viera despierta a estás horas, conociendolo me llevaría a un psicólogo por algo insignificante.

-Si -escuché su voz -¿Que pasa? Y por eso me tienes que llamar a esta maldita hora. No. Que no. Cuando llegue allá hablamos bien. Adiós.

No escuché nada durante un largo tiempo, decidí volver a la cama por si a papá se le ocurría entrar a mi cuarto, cerré mis ojos justo en el momento que papá abrió la puerta de mi habitación.

Escuché sus pasos acercándose a mi. Se sentó en el pequeño espacio que había, al lado del cachorro. Comenzó a acariciar mi cabello.

-Kristen estaría orgullosa de ti, aunque de seguro está revolcándose en su tumba por no abrirle el corazón a la gente que te quiere y por no querer demostrar tus sentimientos, ella no te enseño eso. -escuché como soltaba aire por la nariz repetidas veces ¿Se estaba riendo? -Y seguramente también está revolcándose en su tumba porque te estoy poniendo en peligro.

¿Que quiere decir con eso? ¿No abrirle el corazón a gente que te quiere? Es cierto que a veces soy desconfiada es natural en todas las personas, y no soy tan demostrativa con mis sentimientos a excepción de la rabia, pero siempre he sabido apreciar a las personas. No entiendo porque dice eso señor Langston.

Después de que mi padre saliera de mi habitación y me dejara con esa duda, no dormí nada.

Mi alarma sonó y la apague enseguida.
Deje al cachorro en el piso sobre una almohada y este no hizo nada mas que, abrir sus ojitos y después volver a cerrarlos para dormirse. Recordandome a Henry. Sonreí. Así era el, no se despertaba ni porque hubiera un terremoto.

Me baño, me visto y salgo del cuarto, todo está en silencio. Que raro.

-Papá ¿Estás en casa? -nada -¡Papá! -hablo un poco más fuerte. Y lo sigo llamando hasta que me doy por vencida. ¿Se fue? Pero si todavía es temprano y sobre todo no se despidió de mi.

Faltaba media hora para que las clases empezarán, me había venido caminando desde mi casa, tenía que pensar y despejar mi mente. Tenía que dejar de pensar en los demás y enfocarme en mi. Ahora caigo en cuenta cuanto he tenido que aguantar a todos y estar en boca de todos.

Llegué al instituto, había poca gente circulando por el pasillo, cosa que era rara porque siempre hay gente loca corriendo por los pasillos.

Decidí ir a ver mi casillero ya que desde hace rato lo tengo abandonado, casi nunca meto mis cosas ahí, prefiero llevar y traerlas.

Juliette Langston © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora