Capítulo 6 Hacia un lugar mejor

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Lamento la demora, por el momento estoy sin internet. 

Dedicado para @LourdesRojasPerez @sandradelaoliva  @silene112788 @AlexaGarcia237 Especialmente @DanielaRamos703 que se que estaba esperando este capítulo y demoré más de lo que habia mencionado. 

Sin más les dejo este nuevo capítulo.

— Coira... yo... ayer... no fue mi intención asustarte, no quería hacerte daño, estaba furioso porque no soporté el hecho de que ese hombre te hablara de la forma en que lo hizo, pero tú no eres culpable. Lo cierto es que estaba molesto mucho antes. Tú debiste decirme de tu intención de trabajar, no hacerlo sin consultarme.

Coira puso atención a cada una de sus palabras, lo miraba de vez en vez, aunque le costaba sostenerle la mirada. Lo escuchó con más atención al tiempo que estudiaba sus movimientos cuando se levantó de la silla y se acercaba hacia ella.

— Debemos ser honestos en uno con el otro, yo quiero que confíes en mí y quiero poder confiar en ti. Quiero ganarme tu corazón y curar tus heridas, quiero que sepas que anhelo que con el tiempo puedas amarme.

Dicho esto, tomó su mano para besar sus nudillos, había cedido anticipadamente a la posibilidad de que trabajara y deseaba con ello acercarse a ella. La besó y la respuesta que obtuvo le partió el corazón; Coira tenía una herida tan profunda que solo el tiempo y la paciencia podrían borrar. Hasta ahora no lograba demostrarle que sería ese hombre... amoroso, comprensivo y paciente. Su renuencia a permanecer con él no le había dejado más opción que ser duro con ella para que cooperara, por ello aquel retraso en sus planes le crispaban los nervios, ya no soportaba la demora.

— No deseo herirte –le dijo al ver en sus ojos el deseo de llorar por aquel inocente contacto- nunca te haré daño.

Contrario al deseo de su esposa se acercó para besar su frente y abrazarla con ternura por un momento; luego besó su frente nuevamente y salió de ahí para darle paz librándola de su presencia. Los días pasaron y en cuanto el tiempo mejoró continuaron su viaje. Solo que algunas cosas cambiaron en el transcurso.

Así como Shaw hubo continuado su viaje muchos otros decidieron partir hacia rumbos diferentes; no obstante, unos caballeros que no eran del agrado de Shaw tomaron el mismo rumbo que el joven matrimonio.

— ¡Buen día McKenzie! Espero que no haya rencores –escuchó decir Shaw al moreno de negros cabellos tras de él, justo cuando estrechaba la mano del posadero agradeciendo sus atenciones disponiéndose a partir.

— Buen día Darroch –expresó sin mostrar empatía ni disgusto más bien indiferencia, demostrando que él también sabía a qué clan pertenecía- sin rencores.

Evander Darroch sonrió con cierta molestia en su boca, porque era evidente que el chico McKenzie aún se mostraba resentido. De hecho, no le sorprendía puesto que si de algo tenían fama los McKenzie era de rencorosos y vengativos si de resguardar su honor se trataba. Mientras Darroch observó la actitud de Shaw, el pelirrojo hizo lo mismo. Los Darroch era valientes guerreros solo que rayaban en la bravuconería por ello no era difícil verlos enfrentados por nada en cualquier lugar y así como ganaban tierras también las perdían, de hecho, recordaba que por estos días los Darroch buscaban alianzas para mantener algunos territorios que hacía buen tiempo habían ganado y que no estaban dispuestos a perder, contra los Ged que recientemente les estaban causando problemas.

*****

Coira sufrió cada día de encierro casi tanto como los sufridos a la intemperie antes de llegar hasta la posada. La palabra difícil no era suficiente para describir el tormento de pasar bajo el escrutinio de su esposo cuando se encontraban solos en la habitación, por las noches Shaw era extremadamente dulce en su trato con Coira lo cual la hacía desconfiar más de sus intenciones, esto a su vez provocaba molestia en Shaw haciendo que su mirada se tornara severa cuando se mostraba renuente a dormir en la cama con él. No importaba cuanto se esmerara en respetar los espacios de Coira, la chica lo quería lejos, muy lejos, pero la cabaña era pequeña y la cama aún más.

Un McKenzie EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora