Hola, confesaré que me siento desmotivada para publicar porque creo que no tiene tantos votos como esperaba. Sin embargo, la historia me gusta y confío en que más adelante obtendrá buenos resultados.
Quiero contarles que al fin he terminado mi licenciatura. Lo cual me hace feliz, busque trabajo pero no logré conservarlo y bueno espero pronto conseguir otro, tengo otros proyectos, por lo pronto estaré retomando mis historias y espero ya terminar algunas para empezar otras, tengo interés en terminar esta y pasar a escribir la historia de Thorpe y Tania.
Shaw escuchó aquel nombre, aquel maldito nombre, en aquel maldito tono de confianza y seguridad que Leathan había significado en la vida de su mujer antes de que él la raptara, lo último que había imaginado es que ella aun pensara en él. Apartó la mano, sintió aquella daga imaginaria tan letal como dolorosa de los malditos celos atravesar su pecho, habría querido gritar y llorar, tal vez Coira jamás cometería el error de forma consiente, pero Leathan se colaba en sus sueños y eso era demasiado para un hombre que aguardaba pacientemente que su esposa algún día le quisiera.
Despertó en la mañana y preparó el desayuno, Coira aún dormía. Shaw Balthair sentía un ardor en el pecho, quería irse sin verla, pero al mismo tiempo sabía que no podía, su todo era ella y guardarse aquella sensación venenosa que se instalaba en su pecho no sería bueno; cómo podría solucionarlo...
Coira apareció con algunos mechones de su cabello obscuro enmarcando su cara, tenía una apariencia serena, se notaba que había dormido bien. Shaw no había soltado su mano a pesar de la molestia de escucharla decir el nombre de Leathan mientras dormía, pudo sentir su deseo por ella creciendo de forma descomunal; por ello se levantó más temprano que lo habitual; no más ver sus ojos adormilados tratando de entender porque estaba el desayuno listo y ella todavía en ropa de dormir como si hubiese cometido una gran falta fueron suficientes para reprimir esos deseos...
Coira era tan frágil, quien era él para reprocharle que tuviera sentimientos por aquel hombre a fin de cuentas Shaw solo era su raptor. La invitó a sentarse donde el colocaba un plato de comida, la vio colocarse en la gastada silla de madera de buena calidad, Coira llevaba un leve rubor en sus mejillas, solía aparecer ese rubor cada que el pelirrojo tenía ese tipo de detalles para ella. Por su parte, Shaw habría querido ser más cauteloso, pero necesitaba dejar en claro que deseaba cruzar tarde que temprano la línea que se había autoimpuesto por darle tiempo a que sus sentimientos hacia él cambiaran, a que su corazón sanara.
El ambiente ligeramente húmedo e incómodo para ambos podía sentirse, aunque no hubiese un observador de sus formas cada cual reconocía la incomodidad del otro, aunque en esta ocasión Coira se preguntaba porque Shaw pese a ser tan amable también parecía molesto, casi imperceptible; pero siendo que ella se dedicaba a estudiar cada uno de sus movimientos a razón de cuidarse de cualquier cambio de humor ya lograba distinguir.
Tragó duro al verlo sentarse junto a ella tan cerca que casi se atragantaba más con su saliva que con el poco liquido tibio que había ingerido por sugerencia muda de su esposo. Pocas veces Shaw se permitía aquel grado de intimidad, pero sentía que debía, la respetaba, pero estaba dispuesto a permitirse un grado más de confianza. De alguna manera Coira percibo su actitud lobuna y aunque ella no tenía idea de cómo llamarle a aquella sensación de algo en el aire que la hacía percibir con más ahínco esa masculinidad que a Shaw le brotaba por los poros que, no era otra cosa que su testosterona mezclándose con el aroma de su cuerpo y las hierbas que usaba para perfumarse, haciendo que en su vientre algo impactara, pero sin poder entender que aquello era no otra cosa sino química.
Shaw tenía un olor cálmate y agradable que ni los ascos matutinos habían hecho que le causara rechazo, pero ahora que los nauseas habían cedido parecía estar más alerta de los olores agradables que de los indeseables. El pelirrojo se atrevió a acomodarle unos cabellos que ocultaban parte de su rostro y que rebeldes se habían salido de la apretada trenza, tan rítmico y suave aquel movimiento como el de las hojas que se mecían en las copas de los árboles augurando un día pacífico y cargado de bendiciones.
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Un McKenzie Enamorado
RomanceNo hay un clan más respetado que el de los McKenzie, son conocidos como "El clan del Honor"... Sin embargo Shaw McKenzie comete la peor de las afrentas que un hombre puede hacerle a otro, ha decidido que no perderá al amor de su vida aunque la chica...